Aproximadamente 60 personas se encontraban en el teatro, disfrutando del estreno de una obra esperada, durante un largo tiempo.
Las risas llenaban el lugar, haciendo que el mismo tuviese un ambiente agradable, que abastecía un buen humor a las personas que allí se encontraban.
En la mitad de aquella obra, las puertas se abren, pero nadie se inmuta por la entrada de alguna persona, ya que podía ser un vigilante o servidor del mismo teatro.
Excepto Camie, una joven periodista que por coincidencia (O tal vez no) que logró ver a tiempo, lo que en ese lugar sucedería, cruelmente.