Capítulo 1.

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—¿Estás seguro de querer hacerlo? —le preguntó con lágrimas en los ojos.

—Es lo que debo hacer, mamá —respondió con el tono más firme que pudo.

—Pero... pero jamás quisiste esto. ¿Qué pasará con tu sueño de ser abogado? —preguntó mientras balbuceaba.

—Ian, esto no es lo que quieres —habló su padre mientras se aproximaba hacia ellos —siempre detestaste el ejército ¿Y ahora solo quieres irte a una base militar?

—Ya está decidido papá, no hay vuelta atrás.

—¿Por qué quieres hacer esto? —Veía como las lágrimas le corrían por las mejillas a su mamá, lo tomó de los hombros — Hijo ¿Qué te hizo cambiar tan repentinamente de idea?

—Yo... —pensaba en cómo explicarles su situación —. Sé lo que hago ¿Sí? Solo serán unos meses, nada va a cambiar, te lo prometo mamá.

Tomó una de sus maletas y abrazó a sus padres, los extrañaría demasiado, pero era lo mejor que podía hacer para aclarar un poco su mente. Finalmente partió de su casa, dejándolos corazón destrozado.

¿Cómo podía explicarles a dos adultos supremamente conservadores que de repente empezó a sentirse atraído por uno de sus mejores amigos? Que simplemente no podía dejar de mirarlo de igual forma en que lo hacía cuando le gustaba una chica. Estaba completamente seguro de que no lo entenderían, ni él mismo terminaba de hacerlo.

Confiaba en que su estadía en la base militar lo hiciera dejar de pensar en esas tonterías y pudiera volver a su vida normal. Desde que había empezado a sentirse así no había podido ser feliz, su mente estaba perdida en otra parte.

¿Cómo podía haberle pasado eso? Tenía que haber sido un error. Sin embargo, ese error estaba logrando cambiar totalmente su vida, estaba tomando decisiones que no habría tomado antes, empezaba a transformarse en alguien más.





Había llegado hace algunas horas, se había acomodado en una pequeña habitación en la que tendría que dormir con alguien más, era casi de noche por lo cual decidió descansar, empezaría con su nueva vida desde el día siguiente. Recordó a sus padres, a sus dos hermanas y a sus sueños, los había dejado atrás algunas horas antes, quería salir corriendo de esa angosta e incómoda cama y volver a su casa, decirles a todos que fue la peor decisión que pudo haber tomado y que jamás volvería a suceder. Pero no podía hacerlo, debía ser más fuerte que eso.

Desde pequeño desarrolló un sentimiento desagradable hacia el ejército, estaba consciente de que su país necesitaba quién lo defendiese de las fuerzas armadas, en realidad no tenía ningún argumento para decir que debía dejar de funcionar, pero la idea de perder una pierna o incluso morir en un combate sin ninguna razón válida (en su opinión) no era de su agrado. Sabía que muchas personas estaban allí por obligación y no por gusto, lo cual le hacía pensar que cuando un joven era llevado a la fuerza a defender a su nación, debería ser considerado como un secuestro.

Una vez que se llegaba a ese lugar, se creaba el prototipo de hombre fuerte e invencible, no veía la necesidad de verse como eso. Alejarse de quien más quieres solo para ser una vida más del montón que se ponen en riesgo no valía para nada la pena, si no corres con suerte quienes realmente se preocupan ni siquiera podrán verte una última vez.

Sin embargo ahí estaba, todas las cosas que no le gustaban en absoluto estarían destinadas a ser los próximos 3 meses de su vida. Fue la mejor solución que vio en su camino, necesitaba alejarse de su familia y su entorno por un tiempo, necesitaba ir a un lugar en dónde la posibilidad de regresar a su hogar fuera totalmente imposible. Volver con su familia siendo el mismo Ian que conocían, no la extraña versión que estaba surgiendo de él.

El verdadero IanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora