Capítulo 26

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Narra Jaime

—Así que, ¿qué te parece si empezamos a intimar?

La única forma que conocía yo de intimar era, literalmente, teniendo sexo, follando, culeando, como quieran decirle.

Cuando tienes sexo, los participantes se muestran de la forma más pura hacía el otro, volviendo a sus instintos más salvajes y primitivos. Era una buena forma de intimar con alguien, según yo.

Los Humanos no saben apreciar esta práctica ya que sólo les sirve para reproducirse y dejar una estirpe en su mundo, no lo aprovechaban al máximo. No notaban ciertas cosas, no sabían lo profundo que podía llegar a ser esto.

Además, Nicolás aprovechaba de cumplir su contrato. Todos salíamos ganando.

Narra Nicolás

— ¿Intimar? ¿Intimar cómo?— ­Él había comenzado a mover su mano marcada hacia la mía.

—No sé po, ¿cómo quieres intimar?— Estaba llegando a mis dedos. Podía sentir su presencia cerca de ellos. Quería apartar mi mano, pero al mismo tiempo algo dentro de mí me decía que ni lo pensara. Es más, casi estaba llamado mentalmente a su mano para que solamente se posara encima de la mía. Que hubiese contacto entre nosotros.

«Hazlo. Tu y yo sabemos que queremos tocarlo». De nuevo podía sentir esa sensación de que alguien aparte de mí, pero al mismo tiempo fuera yo, me estuviera hablando. Como si me estuviera seduciendo y me dejara llevar. «Vamos, continuemos lo que ese Daemon interrumpió. Queremos que él esté de nuevo encima de ti, dominándote y aprisionándote bajo su cuerpo».

Pero no puedo.

No puedo dejar que me tenga en su mano así de fácil.

No me dejaré, ni aunque mi propio cuerpo me lo pida y lo deseé.

Quité mi mano cuando la suya se encontraba a solo milímetros de la mía. No sé por qué, pero cuando analicé mejor la situación, viendo su mirada atónita y yo prácticamente escondiendo mi mano debajo de la mesa, sentí un pequeño arrepentimiento.

«Idiota».

— ¿Tienes hermanos?—. Su mirada no cambiaba. Es más, creo que se torció más en un gran signo de pregunta.

— ¿Qué?— Fue un "¿qué?" seco, sin mucho sentimiento en él, de ningún tipo. Ni siquiera había enojo en el.

—Dijiste que querías intimar, intimemos contándonos cosas sobre el otro.

Bueno, ahora sí había enojo y era en sus gestos.

—Qué manera más weona de hacerlo.

Y tenía razón, que formas más idiota de evadir su mano Nicolás, por la chucha.

—Funciona.

—Lo dice quien es huérfano y prácticamente su vida social se basaba en culearse a lo que pillara.

— ¿Y qué tiene que ver?

—No sé, pero es bacán sacarte en cara eso.

— Me estai conchetumadrean...—Me tomé la frente, tratando de calmarme y no explotar en chuchás para este weón. — ¿Vai a apoyarme en esto o no?

Miró su marca en el brazo y luego la mía. Por un momento su mirada se perdió, como si se hubiera ido a la luna, dado un corto paseo por los cráteres y de repente meneó la cabeza, volviendo en sí. Suspiró.

¿Por Qué Estás Aquí? // [Jainico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora