Capítulo 21

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Y ahora que Tom.

No sabía que hacer, me aleje de Tom y fui a mi pieza para dormir pero las dudas e interrogantes no me dejaron...

No podía olvidar lo que el día anterior había ocurrido, no entendía del todo bien, porqué Enrey quería que tuviera novia la verdad es que a él eso era lo que menos le importaba y preocupaba.

Hay sentado junto al perro de mi hermano, escuchándolo respirar me percaté que ya era hora de que él conociera a Tara, estaba seguro que se molestaría pero era lo más seguro para que Enrey ya no molestara, quería hacer esto por todos los que integrábamos la banda, y no sólo por Gustav y Georg, sino que por mi y Tom. Porqué a pesar de que es mi hermano, lo amo más que eso y a pesar de que él no lo vea esa manera, esto lo he sentido desde hace muchos año. Ya no recuerdo cuándo fue la primera vez que éste sentimiento invadió todo mi ser.

El perro de Tom se acomodo y me asusto haciendo que me sentara junto a él, le mire asustado ya que sabía que su sueño en, ocasiones podía ser liviano sobre todo como hoy, que en algunas horas, nuevamente tenemos que reunirnos con Enrey y esos dos hombres.

No dejé de mirar a Tom, en verdad me gustaba y enamoraba su cara de inocente mientras dormía, no entendía aún lo que Ria le encontraba pero si ella se habría enamorado y casado con él, porqué yo no podía sentir esto por mi gemelo, sabemos muy bien que esto puede ser mal visto en muchos países pero eso no nos importa, es por ello que lo nuestro lo mantenemos en secreto y, a pesar de que no hace mucho salí de una relación complicada; encuentro que Tom, fue quién más me apoyó, y le debo esto que estamos pasando por lo haberlo integrado en el sufrimiento por el que me encontraba en ese momento.

Suspire y me acosté frente a él, no estaba nada de su parte, sabía que él también estaba inseguro por lo que vendría, Tom tenía más planes para si mismo, de los que yo ya tenía en marcha ahora ¿Cómo hacer que ambos se combinaran? no lo sabía y por un momento  me gustaría estar con mamá para que me ayudara en todo esto... la última vez que nos vimos no estuvo más que 6 días ya que las cosas entre nosotros se pusieron complicadas pero en cierto modo fue mejor así, con Tom estábamos inquietos.

Se estaba haciendo de día y sentí a Pumba caminar por el pasillo del segundo piso buscando algo, me estaba buscando, me levanté con cuidado de no despertar a Tom y me asomé al pasillo para asegurarme de que Pumba estuviera cerca, él también es un gran apoyo para mi, desde que lo adopté que no me arrepiento de haberlo hecho, regresé con Tom y el me atrapó entre sus brazos susurrando cosas que no entendía, sonreí y acaricié una de sus mejillas, con temor lo bese mirándolo con atención por si despertaba, así lo hizo y con esa sonrisa pícara me callo en un beso que hace años no sentía, mi cuerpo se tenso y estremeció cómo si me hubiera electrocutado, mis brazos se tensaron apretando las sábanas y mis pierna se aferraron a la cadera de mi gemelo.

-Qué travieso. Entrando en mi pieza a éstas horas de la mañana –dijo acariciando con sutileza mi cintura-

Solo me atreví a sonreír y lamí mis labios sólo para ver la reacción de su parte, y como me la esperaba mi cuello fue atacado por sus dientes, los cuáles dejaron leves marcas a medida que Tom bajaba por mi pecho hasta el aro que esta en mi pezón izquierdo, a éstas alturas de mi vida ya, no sabia si odiaba el haberlo puesto allí o me gustaba; el comparar mis encuentros con Tom a cuándo me acuesto con alguna chica que nunca volveré a ver, sé que es para compáralo, es solo que DIOS, no se cómo lo hace mi hermano para que, con solo un rose de su piel con la mía me deje delirando esperando por más.

El ladrido de Pumba nos hizo sobre saltar de manera agresiva, con Tom nos miramos mientras yo me acomodaba el pantalón del pijama y me levantaba de su cama para ir a ver que había alterado a mi perro. Maldición, cómo quería que Tom siguiera pero en parte agradecía la distracción tan oportuna de Pumba ya que a pesar de lo excitado que estaba era mejor de esa manera, lo había decidido, esta misma noche le presentaría a Tara. Era lo mejor para todos, aunque tuvimos años buenos con la disquera en la que teníamos contrato era tiempo de hacer un cambio y en cierto modo esto era bueno, sólo que aún no estábamos seguros si era verídico lo que Enrey y esos hombre prometieron.

Obsesión fraternal (Tom y Bill Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora