Casados a la fuerza © [TERMINADA] #Sakura2019

Capítulo 27.

El momento era ahora, ya estaba libre y con un peso menos sobre mi espalda. Al fin, Joseph aceptó y me dio el visto bueno, se dio cuenta que soy la mujer indicada de Michael y eso me tiene más satisfecha que un montón de dinero. Estoy alegre. Estoy feliz y quiero ver a mi novio.

—No lo puedo creer —murmuré y aún seguía abrazada de Janet.

—Pues, tienes que comenzar a creerlo.

—María —Habló Joseph— Te preguntarás, ¿Por qué cambié de opinión, verdad?

Miré a Janet y luego me separé de ella. Observé a Joseph y asentí.

—Es verdad, tengo mis dudas... pero, eso no es relevante ahora.

—Claro que es importante, así que te voy a decir —Dijo el moreno y me invitó a sentarme en el sofá. Yo miré a Janet y ella me dio una leve sonrisa.

Me senté entre el medio de Katherine y Joseph, él suspira y  me mira.

—La razón por la que accedí a ésta decisión, es porque nunca vi una persona tan dedicada y obstinada, en estar con mi hijo, ¡Y no por su fama o su dinero! sino, por su persona. Michael estará muy contento de verte de nuevo.

—¿Pero entonces porque estaba tan ensañado, de qué Michael estuviera con Lisa?

—Como somos seres humanos, me equivoqué en tomar esa decisión por Michael y no lo escuché. Lo hice un momento de ira. No pensé bien las cosas. Discúlpame María —Joseph, se veía decepcionado de si mismo. Yo posé mi mano sobre su hombro y lo miré.

—Comprendo, pero me alegra que haya caído en cuenta.

—Tú me hiciste caer en cuenta de mi error, muchacha —Tomó mis manos y Katherine, posó su mano sobre mi espalda.

—Vamos, Joe. No la hagas perder más tiempo, ella tiene que ir a Neverland.

—Si, tienes razón —Joseph me sonrió y Katherine también. Yo me levanté y me dirigí hacía Janet, tomándola de gancho... Nos dirigimos hacía la salida y ambos nos acompañaron hasta la puerta principal. Nos montamos al carro y nos despedimos.

~***~

Santa Barbará, California. Neverland.

Sofía ya había llegado al lugar de destino, tomó su móvil y me marcó al teléfono. Estaba algo nerviosa y no sabía cómo actuar o que decir para que le dejaran entrar, y si recordamos, Michael aún no sabe que estamos en camino hacía allá.

—Vamos María, contesta rápido —Dijo desesperada la jovencita, con el móvil en manos.

Sonó un par de veces, hasta que por fin lo descolgaron.

"¿Bueno?" —Habló María, al otro lado de la línea.

—María, soy yo.

"¿Ya llegaste a Neverland?"

—Casi...

"¿Cómo que casi? ¿Estás allá o no?"

—Bueno, si... lo que pasa, es que no sé a quién decirle que me abra o algo...

"Nosotros estamos en camino allá, de casualidad, ¿Josue, no está por ahí?"

—¿Quién es ese fulano? —Preguntó intrigada y asustada.

"Josue, es el electricista" —Carcajee— "Él de pronto, te puede abrir"

—Te notas alegre, ¿Cuéntame que te pasó? Cuando llegues aquí, Michael no te dejará platicar conmigo y sabes que es así.