IV

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No es un adiós...es un hasta luego.

5 años después

La vida es realmente corta. Pasamos por infinidad de experiencias, llenamos nuestra mente y nuestro corazón de diferentes cosas en el pasar del tiempo. La vida puede pasar en un abrir y cerrar los ojos, lo importante no es cuánto tiempo hayas vivido, sino todo lo que viviste. No se trata de hacer lo que otros quieren, sino de hacer lo que realmente te hace feliz. Somos un pequeño punto para el mundo tan grande que nos rodea, uno que no se llega a conocer realmente, uno que aun con tan maravillosos escenarios, no todo el mundo tiene la dicha de conocerlos. Pero entonces, el dolor y la desgracia llegan a recordar que eres prestado aquí, que el propósito que se tenía en la tierra había llegado a su final, que quizás si había un más allá al final del sol. Nunca se está preparado para aceptar la derrota si te creías vencedor, tampoco se está preparado para aceptar que la muerte está en cualquier lado, y en el momento menos indicado. Pero la vida no se detiene a pensar en el dolor, la vida no se detiene a pensar en general, solo queda cerrar los ojos, respirar y seguir adelante.

La vida de Camille y Braxton era maravillosa, tenían a sus hijos creciendo fuertes y sanos, habían pasado ya 5 preciosos años de su vida con ellos, aprendiendo de ellos, enseñándoles y amándolos como ningún otro.

10 de la mañana

Una llamada puede cambiarlo todo.

En la comodidad de su asiento, Braxton Abbruzzi hablaba con su hermano que estaba en Texas visitando a su sobrina. Una muy feliz Alessandra comentaba que su padre la había sorprendido en la escuela llegando a visitarla, y que no aguantaba las ganas para ver a su tío y jugar con sus primos en verano. Ella era una dulzura de chica. Una llamada entrante hizo que la conversación con su hermano se interrumpiera.

—¿Señor Abbruzzi, Braxton Abbruzzi? —preguntó una mujer desde la otra línea.

—Sí, con él se está comunicando. ¿En qué puedo servirle? —Braxton no sabía que su pregunta podría partir su vida en un antes y un después, realmente no lo sabía.

—Hablamos desde el Washington State Hospital. Su esposa ha tenido un accidente automovilístico, tenemos todas sus pertenencias. Ella entrará a cirugía. —Su vida completa se paró. A partir de ahí, absolutamente todo comenzó a importar muy poco. Él solo quería ver a Camille.

Braxton salió corriendo del hospital en busca de su auto. Todos trataron de llegar a él en el camino de su oficina hasta la puerta, pero él simplemente no les prestó atención. Había tenido miedo varias veces, pero ninguna se comparaba a lo que sentía ahora. Daba gracias al cielo que sus hijos estaban siendo cuidados por su madre justo en ese momento, y su esperanza estaba puesta en que todo saldría bien.

Su llegada al hospital fue crucial. Fue en busca de las enfermeras, que lo tuvieron mientras podían explicar cómo fue el accidente de su esposa. Ella iba en camino al club, algo que él sabía. Se habían dicho adiós en la mañana, y una hora más tarde, ella lo había llamado para decirle que se vería con sus amigas en el club, unas que amaban parlotear todo el tiempo sobre sus vidas.

UNA NIÑERA PARA MIS HIJOS |LIBRO #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora