18: Puzzle

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Mierda, mierda, mierda.

¿Por qué siempre me tenían que pasar estás cosas a mí? Habiendo tantas personas en el mundo, ¿por qué esto me tenía que pasar a mí? ¿Que cosas malas he hecho para merecer esto?

«¿En serio quieres saber?»

Cerré los ojos con fuerza, no quería ver a la persona que había dicho mi nombre.

Iba a estar en problemas, y en unos muy graves.

Si yo no puedo ver, no me pueden ver. Me repetía eso en mi cabeza, aunque sabía que era absurdo.

Se escuchó un carraspeo en mi espalda, yo aún estaba en el suelo, con el pecho, el estómago y las piernas en el suelo.

Rápidamente todas las duchas se cerraron, excelente, más expectantes.

Se escucharon murmullos, y yo seguía sin abrir los ojos.

«Ellos te pueden ver»

«Shhh, nadie me ve»

—Srta. McCain, ¿qué hace aquí?— preguntaron detrás de mí.

Suspire rendida, me puse en pie y enfrenté a la directora.

—Yo…— iba a dar una escusa pero la vieja me interrumpió.

—¿Sabía usted que esto se puede deducir como acoso sexual?— dijo ella.

—Yo…— volví a decir pero me volvió a interrumpir.

—Podría expulsarla por esta falta tan grave— dijo con superioridad.

—Yo…— dije por tercera vez.

—Tendré que lla…— esta vez fui yo la que la interrumpió.

—¡Joder!— dije haciendo que se callara. Podría sentir la mirada de los chicos sobre mí, creo que yo era la única que le gritaba: ¡Joder! a la directora.— ¿Podría callarse y escucharme? Me hace una pregunta y cuando voy a contestar me interrumpe, mal…— me interrumpí justo antes de decir; Maldita vieja loca.

—Debe de tener una muy buena escusa— dijo la directora.

—De hecho no la tengo, sólo quería que sé callara— dije y en ese momento la puerta se abrió.

—Nicole, ¿ya está todo lis…?— Hanna estaba en la puerta, mirando a la directora con los ojos abiertos— Ay mierda.

—Srta. Thompson— dijo la directora volteandose hacia Hanna.— Veo qué esto se ha convertido en una reunión.

Hanna se mordió el labio inferior, me miró como diciendo: «¿Cómo salimos de esta?»

Me encongí de hombros, estábamos fritas.

—Oiga— le dijo Hanna— Si ellos no se quejan, ¿por qué usted sí? Además, ¿qué hace usted aquí?

La directora apretó los labios hasta convertirlos en una línea recta.

Punto para Hanna.

—Que esto no se vuelva a repetir— dijo la directora saliendo.

—Lo sé, soy increíble— dijo Hanna antes de que yo dijese nada.

—¿Qué hacen en el vestidor de hombres?— preguntó un chico confundido.

—Jugamos ajedrez— dije con sarcasmo.

—¿Esa es mi ropa?— preguntó el imbécil de Liam señalando la manga de la camisa que salía de mi mochila.

Yo tome mi mochila y se la lance a Hanna, la cual la atrapó y le saco la lengua a Liam antes de salir del vestidor.

Fingiendo ser fresa [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora