Descubiertos

1.9K 169 116
                                    

Basado en una nota (sí, una nota) real que vi en tumblr y que quizás muchos de ustedes también hayan visto. Cualquier parecido a la realidad, es mera coincidencia.  

~~~~

Para Alexander Lightwood, su homosexualidad no era un tema que pudiera ser tomado a la ligera. Era algo que sólo él y Magnus sabían, un secreto que debía esconderse bajo siete llaves, y se suponía que así debía seguir hasta el final de sus días. Pero, entonces...

¿Por qué se encontraba ideándoselas para contárselo a sus padres? 

Quizás se debiera a que él y su novio estuvieran hartos de tener que esconderse para poder besarse incluso en sus propias casas. O, tal vez, era porque su relación de más de un año pintaba para ir en serio y tarde o temprano el mundo terminaría enterándose de todas formas. Tal vez, incluso, se debiese a que quería lucir al mundo que el sexy joven de ojos verdes y piel canela era de su propiedad y nada más que de su propiedad.

Quién sabe.

El punto era que, al día siguiente a la presente noche de jueves, Alec y Magnus al fin se atreverían a contarle a su grupo de amigos que eran pareja y, por ende... no heterosexuales. Sí, incluso el mismo hecho de que a ambos les gustasen los hombres era un secreto exclusivamente conocido por ambos involucrados.

–Primero hay que decírselo a nuestros padres –opinó Alec.

–Sí, quizá sea lo más adecuado –concordó Magnus.

Ambos se encontraban hablando por teléfono. Teléfono de casa, por el lado de Alec. Al menos tenía la suerte de tener el inalámbrico de la cocina que utilizaba para escapar al patio trasero de su casa. Magnus se resignaba a conversar desde su celular y gastar los minutos de su plan móvil en la persona que más amaba... junto a su familia, claro.

No podían arriesgarse a que alguien más escuchase sus conversaciones, que más de una vez se volvían melosas o simples peleas de pareja.

–Entonces, ¿qué hacemos? –suspiró quien hablaba por celular.

–Yo... –titubeó Alec–. ¿Sabes? Olvídalo. Creo que lo mejor será que se lo contemos primero a los chicos mañana. Así podré decirle a mi familia que soy gay con el apoyo de Izzy.

Isabelle era la hermana menor de Alec, sólo por un par de años, y aquello no impedía que ambos compartieran el mismo grupo de amistades, que mantenían desde la infancia.

–Cualquier decisión que tomes estará bien para mí –habló Magnus, con ternura y comprensión impregnada en cada palabra–. ¿Quedamos mañana a las dos en casa de Clary?

–Sí, ahí nos vemos –sonrió mirando el pasto bajo sus pies–. Te amo.

–Y yo a ti, cariño.

Cortó la llamada y se sentó en el césped de su jardín, riéndose de sí mismo por ser incapaz de permanecer tranquilo –sin tener que estar caminando para relajar tensiones–, cada vez que escuchaba la voz de Manus por la línea telefónica. Pero eso era normal, ¿no? Cuando se está realmente enamorado uno pierde cualquier ápice de orgullo. Si uno ama a la persona de manera en la que Magnus y Alec sentían amarse, incluso se tirarían del séptimo piso del edificio más cercano sólo para contentar al otro.

Pronto Iglesia, su gato, se acurrucó a su lado, haciéndole compañía.

Lo que nadie sabía era que otra persona había logrado escuchar la conversación telefónica y ahora se encontraba colgando el otro teléfono de la casa con enorme sorpresa por la nueva noticia que había descubierto.

Descubiertos | malec au OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora