CAPÍTULO 2.

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Capítulo 2.

Al llegar a la cancha los chicos seguían entrenando. Miré la pantalla de mi celular. 20 minutos restantes. «Puedes volver y divertirte 20 minutos con Ethan» pensé. Luego sacudí mi cabeza para apartar esos pensamientos. Subí hasta la segunda fila en las graderías y me senté a esperar. Comenzaba a oscurecer. 5:41 pm marcaba el reloj de mi celular.

El entrenamiento finalmente terminó y los chicos comenzaron a irse. Al ver que el entrenador estaba finalmente solo al otro lado de la cancha, me acerqué para pedir que firmara la hoja que el señor Grant nos entregó.

-Entrenador.- dije alzando una mano para llamar su atención.

-Dime Elizabeth.- respondió sin apartar la mirada de su planilla que contenía lo que supongo eran formaciones de futbol.

-¿Podría firmarme este...- dije mientras metía mi mano en el bolsillo trasero de mis shorts para sacar el papel. Me sorprendí un poco al no encontrarlo pero luego recordé que lo había sacado de mi bolsillo y puesto en las gradas.- Espere aquí. – le dije antes de comenzar a correr hacia las gradas en busca del papel.

Al llegar ahí, no encontré el papel en ninguna parte. Subí, bajé y recorrí todas las gradas hasta que finalmente me resigné a aceptar que aquel papel no estaba.

Molesta, iba a regresar con el entrenador y fue mayor mi sorpresa al notar su ausencia. Ya no estaba. Llena de ira, caminé hasta mi motocicleta. Puse mi mano en la llanta delantera y para mi sorpresa, las llaves tampoco estaban. Solté un grito de frustración. Preguntándome qué pasaba, saqué mi teléfono móvil y llamé a Dylan.

-¿Qué pasa Lizzie?- contestó al tercer timbre.

-¿Aún estás en la escuela?- pregunté alterada.

-Estoy entrando al auto, ¿qué sucede?

-Sonaré cómo una completa loca, pero las cosas a mi alrededor desaparecen sin razón.-dije.

-¿Buscas esto?-dijo una voz detrás de mí. Ethan.

-Olvídalo. Te veo en casa.-dije y corté.- ¿Qué carajos está mal contigo?- dije al ver a Ethan con mis cosas en sus manos.El maldito papel. Mis llaves.-Venga, dámelas.

-¿Qué gano yo?- dijo levantando una ceja y sonriendo de lado.

-Suficiente. Me voy a casa.-dije dando dos pasos hacia él para recuperar mis cosas. Ethan retrocedió dos pasos. Mi paciencia comenzaba a colmarse. – ¿Qué es lo que quieres?- dije cruzándome de brazos.

-Quiero llevarte a casa.

-Estás de broma.-dije riendo sin gracia.

-Hablo muy en serio. Siempre he querido conducir tu moto. Y la idea de tenerte pegada a mí, no está lejos de lo que quiero.

-Agh. Está bien. –accedí ya que no tenía ánimos de discutir. Solo quería ir a casa, pasar el rato con Dylan y por lo que parecía, Ethan.

Ethan se montó a mi motocicleta y de espaldas a mi extendió el papel. Hizo un gesto con la cabeza para indicar que podía subir. La encendió. Subí y lo abracé suavemente por el área del abdomen. Se puso tenso al contacto de mis manos con su abdomen. Me miró de reojo.

-Dylan me contó sobre tu castigo. Me preguntaba cuanto tardarías en decidir que no limpiarías.- dijo.

-La verdad iba a hacerlo.- dije con una sonrisa sabiendo que acababa de mentir. No iba a limpiar una cancha de más de 20 metros. Ni en broma. Solo iba a hacer que el entrenador firmara el papel y bien sabía que el señor Grant no se tomaría la molestia de revisar si había cumplido mi castigo. Pero gracias al tonto de Ethan, no tenía una firma en el papel. Genial.

Elizabeth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora