PRÓLOGO.

37 3 12
                                    


El aumento de un salario mínimo que estabas recibiendo, después de semanas trabajando en el mismo lugar, lógicamente es motivo para ir a una fiesta y de esa manera celebrarlo, ¿no lo creen? Bueno, Tyler y yo creemos que la fiesta de su mejor amigo, (que por cierto, se llama Adam), es la mejor manera de celebrar que la recompensa de tanto esfuerzo, por fin nos ha sido entregada.

Las fiestas de Adam no eran algo tranquilo, casual, o a lo que iría cualquier adolescente o joven solo a pasar el rato. Eran grandes, llenas de personas en cada lugar al que volteabas a mirar, obviamente jamás faltan las drogas, el alcohol, y las típicas habitaciones en un piso superior para tener una muy caliente noche, al lado de tu pareja, o de la primera persona que te pareció atractiva estando ebrio.

Mi atuendo para dicha fiesta iba a ser algo completamente casual, pues jamás me ha gustado demasiado ser el centro de atención en un evento de tal magnitud, pero Tyler, por algún extraño motivo, me obligó (literalmente) a poner un vestido negro que había comprado no hacia demasiado tiempo, el cual no había utilizado, pues no encontraba el momento perfecto para llevarlo puesto. Al parecer, Ty sabe más de moda que yo.

Decido mirar a través de la ventana para saber en qué lugar nos encontrábamos, y así calcular cuanto faltaba para llegar a la fiesta, pero, el auto se había detenido repentinamente en una zona verde. No habían muchos árboles, y lo mas significativo era el lago que se encontraba justo en el centro de dicho lugar, además de las bancas que estaban repartidas en lugares estratégicos para apreciar el hermoso paisaje. No podías ir a aquel lugar sin por lo menos quedarte como mínimo una hora, pues siempre  quedabas hipnotizado con la manera en que el atardecer podía ser apreciado de una manera tan bella, tan única e irrepetible, era algo que simplemente no te gustaría perderte, y a lo que definitivamente quieres ir por lo menos una vez en tu vida. Giro mi mirada a Tyler, que se encontraba bastante nervioso. ¿Por qué estaría así? ¿Pasaba algo malo?

—¿Ty? ¿Ocurre algo malo? —murmuro tomando con suavidad su mano, entrelazando nuestros dedos, mientras mi miraba mostraba una completa preocupación hacia el contrario. —¿Por qué no estamos en la fiesta? ¿Por...? —decido callarme las demás preguntas que estaban rondando por mi mente, pues no quería agobiarlo, como siempre sentía que hacía

—Bueno... —carraspea nervioso. —Antes de ir a la fiesta, tengo que mostrarte algo ¿sí? —murmura un poco bajo. Me besa los nudillos y después se baja del auto, para rodear el mismo y abrirme la puerta. Me tiende su mano derecha para ayudarme a bajar. La acepto de manera inmediata y salgo del auto acomodándome el vestido con las palmas de las manos. El cierra la puerta, vuelve a tomar mi mano, y entrelaza nuestros dedos como anteriormente, para guiarme a través de los pocos árboles que había en el lugar, llegando justamente a la zona del lago que anteriormente había mencionado. La excepción, era que el agua cristalina no estaba siendo únicamente iluminada por la luz de la luna. Justo en la orilla, había una pequeña manta, con un ramo de rosas encima, un pequeño oso de peluche, un globo en forma de corazón y velas alrededor. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué habían cosas tan románticas? Me giro rápidamente hacia él, con el ceño ligeramente fruncido, la confusión plasmada en mi rostro a la perfección. No necesitaba preguntar en voz alta para que el comenzará a explicarme que estaba ocurriendo.

—Ashley, sabes que eres una persona bastante importante en mi vida. Hace tan solo unas cuantas horas me dejaste más que claros los sentimientos que tienes hacia mí, que para tu suerte, son correspondidos —me guiña el ojo, y yo lo único que puedo hacer es sonrojarme mientras mi expresión es de asombro total. Mis ojos brillaban ligeramente por las lágrimas que estaba conteniendo. —Por eso, llame a unas cuantas personas para que me ayudaran a conseguir eso que ves ahí. Sé que es muy sencillo, y no es lo que mereces, pero entenderás que me quedaba imposible planear algo mayor en tan poco tiempo...en fin, ya estoy divagando. Al punto que quiero llegar es... Ashley Benson, ¿quieres ser mi novia? —finaliza con una sonrisa tímida en sus labios. Yo, me encontraba completamente anonadada. Tenía que admitir que veía esto venir, pero no tan cerca, no tan pronto, y mucho menos de una manera tan hermosa como el estaba haciendo en eso instantes. Unas horas antes, durante el trabajo, ambos nos habíamos sincerado de una manera espectacular, permitiendo que nuestros sentimientos dejasen de ser comprimidos, y por fin lograr eso que ambos siempre habíamos deseado. Sentir el amor correspondido. Me tiro literalmente a sus brazos, abrazándolo un poco fuerte, mientras me ponía de puntillas y besaba con suavidad su mejilla.

ForgottenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora