49. Almuerzo, fuerza invisible y rompimiento.

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Carolina.

Al día siguiente me desperté con un nuevo mensaje de Lionel preguntándome si podríamos almorzar en un restaurante del hotel donde se hospedaba. Dudé. Ya no estaba segura si aceptar o no.

La actitud de Agus la noche anterior me había tomado por sorpresa, aunque en cierta parte lo entendía. Sabía lo mucho que le molestaba, que todo se lo estaba reteniendo y que por fin lo estaba sacando. Pero ¿donde quedó esa promesa de cambiar? Aunque no me pedía explicaciones le había repetido mil y un veces que Lionel solo era un amigo, que jamás volvería con Jorge, que no me gustaba nadie más que no fuera él ¿era tan difícil de entender? Lo de anoche me había herido, como muchas veces me hirieron sus palabras meses atrás.

Bajé a la cocina por desayuno y ahí estaba él con mi madre, la abracé a ella y a Agus me limité con un frío "buenos días" que respondió con un "igual" sin levantar la cabeza. Mi mamá frunció el ceño.

-¿Que pasa acá?

-Nada. -respondimos los dos.

-Mmmm... Claro y yo soy boba -el silencio se postergó y mi madre añadió:- Los dejaré solos entonces, me iré a casa de tu abuela cariño, nos vemos más tarde.

-Ok. -mi madre se fue y me senté en la butaca con mi café y tostadas, seguíamos aún en silencio, Agus no decía nada, ni me miraba y eso me estaba doliendo, pero también enojando- Saldré hoy -solté esperando que reaccionara. Y lo hizo, pues alzó la mirada lentamente.

-Mmm.. Me imagino: nuestro domingo se cancela.

-Tendremos muchos más domingos para ver películas, Agus.

Dejó la tostada el plato y se reclinó en la silla.

-Está bien.

Agus se limitó a asentir serio y se levantó para retirarse. Por un momento estuve tentada a ir tras de él, abrazarlo y quedarme el día entero acurrucada a su lado, pero seguía enojada. Él debía confiar en mi.

-¿No preguntarás nada? -«con quién» al menos, pensé.

-No, Carolina. Mejor no -contestó antes de llegar a la puerta.

-Agus, no soy una niña ¿sabes? confía en mi-me levanté y me acerqué- creeme cuando te digo que te quiero y que para mi solo existes tú. Se que te molesta que hasta se me acerque hasta el cartero, pero amor, ni sacándolo ni guardandotelo lograremos nada.

-¿Y que hago? ¿Me pongo una venda en los ojos? ¿Uso mis dotes de actuación para pretender que no me importa nada? -preguntó resignado.

-Solo confía en mi y seamos felices -dije simplemente encogiendome de hombros

-Carolina tu sabes como me siento al respecto, pero estoy haciendo todo lo posible para estar tranquilo y no rayar la locura, ser lo mejor para ti.

-Yo solo te pido eso, bebé -le acaricié el brazo lo que hizo que se relajara un poco.

-De acuerdo.. no quiero perderte.
-No me perderás. -Agus se acercó y me depositó un pequeño y tierno beso en los labios que me hizo sonreír. -Te quiero muchísimo.

-Yo también, cariño. -me abrazó con fuerza y luego me soltó- Bueno ya ve, sólo.. no llegues tarde.

-Entendido -coloqué mi mano en la frente con pose militar, me puse de puntillas para darle un corto beso.

Dos horas más tarde entraba en el restaurante donde comería con Lionel. De nuevo había querido decirle a Agus que saldría con él, pero nuevamente me había cambiado el tema. Sabía que se enojaría y él preferiría ignorarlo e intentar estar bien conmigo. No se si eso estaba bien, pero al menos era un pequeño avance. No había cancelado el almuerzo con Lionel porque no quería hacerle feo, a demás, él se había convertido en un buen amigo y me agradaba conversar con él.

Mi Hermanastro | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora