Capítulo 29.

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Quince minutos... Sólo faltaba eso y nada más, nervios y ansias se hacen presentes y mil emociones se apoderan de mí. No sabía cómo actuar específicamente, entrelazaba mis manos y tenía una reacción motora con mis piernas, de lo nerviosa que estaba. Ya quería abrazarlo, besarlo y decirle que jamás me volveré a ir de su lado, jamás. Lo añoraba más que nada en este mundo.

Ya estábamos aún más cerca, podía oler la fragancia del pino y árboles, que tanto caracterizaban ese mágico lugar, llamado Neverland. Mis emociones se encontraban, no sabía si gritar, llorar o reír... Ahí estamos, pasando por aquella puesta grande acero. Mi corazón late a mil por hora.

Tunm... Tunm... 

Janet me cogió tan fuerte de las manos y al sentir mi tacto, se sorprendió al darse cuenta que mi temperatura era 16 grados bajo cero. ¡Estaba fría de los nervios! Estaba altamente nerviosa, pero luego me regaló una de sus simpáticas sonrisas, en las que me decía: "Está bien, Michael amará esta sorpresa".

En el camino, veía las atracciones, el zoológico apenas se podía apreciar y también podía ver la sala de cine que había ahí, suspiré de alegría, de entusiasmo y estaba emocionada de saber que volví al lugar donde siempre permanecí. Recuerdos volvieron a mi mente, como aquella vez que Michael y yo subimos a la rueda de la fortuna, donde su amor, era tan peculiar y luchaba por deshacer aquella sombría que lo acompañaba en aquel entonces. Hasta que finalmente, llegó el momento.

—He llegado a casa —Murmuré y solté algunas lágrimas. La emoción era tan grande, que podía seguir andando el carro y yo saltar del, sin importar lo que fuera... Sin embargo, habitaba un gran control sobre mi.

—Así es, has llegado a tu hogar —Janet, posa una mano sobre mi hombro mientras me murmura  cerca del oído y nuevamente me regala una sonrisa.

El carro se estaciona en la entrada de la casa, donde está ese gran reloj, elaborado de flores de todo tipo. Josue, el electricista está ahí, acomodando las luces que faltaban y echó un vistazo al carro. Louis se bajó del copiloto y nos ayudó a mí y a Janet a bajar del carro. Llamó a Josue desde lo lejos y le indicó a él, ayudarnos con mi equipaje. Cuando bajé y toque tierra firme, sentía que en cualquier momento Michael iba salir por aquella puerta y empecé a imaginar cosas. Josue se acercó y me saludó con un eufórico abrazo.

—¡Qué bueno tenerte aquí! ¡Vaya sorpresa!—Exclamó Josue con una alegría inmensa.

—Lo sé —Me emocioné igual— Pero baja la voz, Michael aún no se entera que he venido. Entonces quiero que se sorprenda.

—Yo ni me había enterado —Se carcajeo y luego bajo la voz— Vamos, tienes que verlo, creo que está con una chica, llamada Sofía.

—Sí —Sonreí levemente y con emoción al tope le dije— Es mi amiga.

Comencé a coger las maletas, pero Louis posó una mano sobre los nudos de las mías y deshizo el agarre que tenía sobre mi maleta. Negó con su cabeza y acercó su boca a mi oído.

—Ve a verlo mejor, él se alegrará demasiado —Tomé en mis manos aquel dije que me envió junto con la carta, inhalé aire y luego lo exhalé. Me puse firme y asentí, él me devuelve una sonrisa amable y me da un par de palmadas suaves en el hombro.

—Está bien —Miré a Louis, Josue y Janet— Allá voy.

Janet me mira con ternura, se abraza entre sí, como si estuviera esperando un milagro. Ayuda a Josue y Louis a subir las cosas mientras se van por la parte de atrás del jardín.

~***~

Mientras Michael y Sofía, están ahí platicando de todo un poco, Sofía está a la espera de que su amiga aparezca. Michael le da la espalda completamente al umbral de la sala principal, mientras que Sofía, puede ver quién entra y quién sale.

Cuando se forma una silueta femenina, su amiga reza en sus adentros que por fin sea María, quién ya llega de su viaje, por fin. Se oyen pequeñas zancadas, pero Sofía trata de persuadir a Michael, poniéndole tema, para que no oiga absolutamente nada. ¡Su amiga tiene que hacer una súper entrada!

Pasado esto, Sofía se manda las manos hacía la boca sorprendida, al ver lo que se hizo presente en el lugar. Sí, era su amiga María, tan deslumbrante y hermosa como siempre, con su vestido floreado, unas sandalias color melocotón, su cabello café en ondas que caía sobre sus hombros.

Michael, observa extraño a Sofía y se empieza a interrogar él mismo, en sus adentros, exigiendo una respuesta rápida de su parte. Frunce el ceño y luego, suelta de su boca, un montón de preguntas que se le formularon rápidamente en la cabeza.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué pones esa cara? —Preguntó, algo alterado. Sofía, con una de sus manos, apunta hacía el umbral de la puerta y Michael da una media vuelta rápida, sentando sobre el sofá.

Sus ojos poco a poco se abren como un búho, sorprendido. Manda las manos hacía la cabeza y parpadea rápidamente. Inmediatamente se pone de pie, tirando el libro que tenía en manos y sale corriendo donde su amada. María extiende sus brazos, para recibir un cálido abrazo mientras las lágrimas empiezan a brotar sobre su rostro. Él la toma entre sus brazos, acariciando cada parte de su cuerpo, como si fuera algo irreal y deposita besos cortos por todo su rostro.

—¡Oh mi Dios! Debo estar soñando —Sollozaba y la abrazaba aún más fuerte, ella correspondía su abrazo y sollozaba sobre su regazo también.

—No, Michael. Aquí estoy —Se aleja de él unos centímetros y lo mira— Aquí estoy y no me iré a ningún lado —Toma su mano, la cual acariciaba su rostro y enjuagaba sus lágrimas.

—¿Cuándo viniste? ¿Por qué no me dijiste? —Se inclinó un poco a mi altura y tomó mi rostro entre sus grandes manos mientras me mira fijamente a los ojos.

—Quería darte la sorpresa, sino, estarías igual de paranoico como mi amiga, Sofía —Ella da una mirada rápida a su amiga y él voltea a verla. Luego se incorpora y me mira seriamente.

—¿Ella es tu amiga? —Preguntó frío y sin ninguna expresión.

—Sí —Bajo  el rostro y él me mira con ternura, toma mi barbilla  y acerca sus labios a los míos, depositando un dulce beso.

Sofía observaba la escena complacida, la tarea estaba hecha, su encuentro ya estaba previsto y ya estaba unidos en alma y corazón... por siempre... y para siempre. Michael me elevó y me dio un par de vueltas, el hombre aún gritaba de emoción que lo desbordaba. Me dejó nuevamente en el piso y tomó mi mano mientras me dedicaba una sonrisa. Yo sólo seguía llorando.

—¿Qué pasa? —Preguntó preocupado.

—¡Te extrañe! —Lo miré por unos milisegundos y me lanzo sobre él. Michael no contuvo el equilibrio y ambos caímos al suelo. Michael me agarró fuerte, para que no me lastimara y Sofía se alarmó tanto que se levantó y se encontró con unas resonantes carcajadas y tiernos abrazos, que se proporcionaban, la feliz pareja reencontrada. Sofía se cruza de brazos y sonríe plácidamente, pensando por si misma: "Debiste haber hecho esto, hace muchísimo rato".

¡¡Bueno, este fue el capítulo de hoy, espero que les guste demasiado, gracias por sus comentarios, sus votaciones y todas esas cositas hermosa, que ustedes saben hacer y que me alegran un montón, gracias por leer, eso me pone muy feliz! Próximamente, tendré mi tráiler, espero que cuando se los pase, me apoyen viéndolo, sería hermoso!! Los amo!!

Casados a la fuerza © [TERMINADA] #Sakura2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora