Tener algo de compañia no es malo, ¿o si?

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Tengo que admitirlo, nunca pensé que Hime tuviera tanto valor, digo, ¿que tan seguido vez a un mortal salvando la vida de un demonio?

Pero me estoy adelantando demasiado, tenemos que ir despacio.

Después de recuperar todas mis cosas, salí de la habitación y entonces caí en cuenta. La madre de Hime, ¿cómo pude olvidar un detalle así de importante? No creo que le caiga en gracia que el "asesino" de su marido esté caminando libre por su casa.
Claro, si es su casa, puesto que luce diferente a como lo recordaba.
Por el momento tengo cosas más importantes que atender.

-Ok, entonces, ¿a donde vamos?- preguntó Hime, no había notado su presencia, sin embargo, fue su apariencia lo que hizo que me diera un vuelco el corazón.
Hime siempre había sido bastante conservadora en cuanto a ropa se refiere, el simple hecho de llevar una chaqueta de cuero hizo que su apariencia cambiara radicalmente, claro, a eso suma un par de tejanos ajustados y una blusa blanca.
Sin duda, algo raro en ella, pero, Qué es normal hoy en día?.

-¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?.

-Emm no, es solo que, wow.- Así es, una vez más demuestro que las respuestas no son lo mío.

-Ahórrate los halagos. ¿Cual es la primera parada?.

-Creo que lo más prudente es visitar el lugar en donde estuvo escondido todo este tiempo.- Dije, luego de reponerme de ese comentario, y cada vez más el dolor en mi corazón crecía.- Puede que no encontremos mucho pero puede ser útil.

-Bien, no perdamos tiempo.

Nos encaminamos a la puerta y justo antes de llegar dio un giro y dijo en voz alta;

-Madre voy a salir, no me esperes.

Fué ahí cuando mi culpa llegó a niveles catastróficos.
Sentada en un sillón estaba la mamá de Hime.
La que una vez fue una hermosa señora que nunca aparentó su edad (38 años), ahora estaba en un estado deplorable, la mirada perdida, los lacios cabellos que causaban envidia entre la mayoría de las mujeres de la comunidad ahora se limitaban a existir, con una clara falta de cuidado.
Las ojeras demostraban la cantidad de noches en las que peleaba contra su propia mente rota.
Me sentí tan culpable, pero, ¿Por qué?.
¿Acaso querer salvar la vida de tu hermano es un pecado?
"Pero, ¿a qué precio?", contestó una voz dentro de mí.
Genial, a parte de sentirme terriblemente culpable ahora también me estaba volviendo loco.
Di un último vistazo a la mamá de Hime, y puedo jurar que vi un cambio en cuanto su vista chocó con la mía. Así es, la mirada perdida se convirtió en una mirada de total y absoluto odio.
°~°~°~°~°

Caminar se había vuelto demasiado aburrido para mí, digo, podía volar, correr a una velocidad increíble y aparte podía teletransportarme por medio del Infierno. Pero claro, Hime no podía hacer nada de eso, así que, a caminar.

Demasiado tranquilo.
Fue lo primero que me pasó por la mente al empezar a caminar.
Mi cuidad nunca ha sido la más alegre que digamos, pero, aún así sigue estando demasiado tranquilo para mi gusto.

-Así que, ¿como lo llevas? Ya sabes, todo eso de procesar la información.- Justo en el momento en el que terminé de hablar me arrepentí de haber hecho esa pregunta.

-¿Cómo lo llevo? Me acabo de enterar de que mi amigo de toda la infancia en realidad es un demonio, además de que asesinó a mi padre, que al parecer siempre fue un demonio o lo que fuese, ¿Cómo crees tu que lo llevo? Y aparte saber que Brendan... Está muerto.

-Se que es difícil comprender, y no espero que me perdones, lo único que pido es que entiendas por qué lo hice.

Ninguno de los dos dijimos una palabra en lo que restó del camino. Una parte de mi lo apreciaba, no quería decir una estupidez más, sin embargo, saber que Hime probablemente nunca me perdonará hacía que a la otra parte de mi le dieran ganas de llorar profundamente.

El Heredero de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora