La loba de mis sueños

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La Loba de mis Sueños

Aiden se despertó de nuevo solo y sudoroso en su revuelta cama.

Como desde hacía ya unos meses ella era la única que poblaba sus sueños, podía rememorarlos sin necesidad de cerrar los ojos, podría tallar un molde perfecto de sus formas, sus curvas, de su forma de sonreír y sobretodo de su mirada salvaje...

Se paso un brazo tras la cabeza tras liberarse y aún deslizando perezosamente su mano a lo largo de su miembro se levantó para limpiarse. 

Si sus amigos supieran eso se reirían de él, dirían que aquello era lo más penoso que habían oído... cascársela con una mujer con la que sólo se veía en sueños....

Él, que podría tener a la mujer que quisiese dispuesta a meterse en su cama por que para que engañarse, Aiden era atractivo... la naturaleza había sido generoso con su cuerpo atlético de duros músculos no de gimnasio ni nada por el estilo. El tono de su piel tenía un canela envidiable y una sonrisa que causaba verdaderos estragos junto con sus ojos del color de la miel que resaltaba entre sus oscuras pestañas y su cabello azabache cortado a la última. Su porte era el de un vigoroso y poderoso modelo, travieso, apetecible y masculino....

Dio el agua de la ducha y dejo que esta cayese directa sobre su nuca, sacudió la cabeza y de nuevo se vio recorriendo ese mismo bosque, la luna iluminaba el oscuro camino en lo alto y a lo lejos se descargaba un rayo pero él seguía entre los densos arboles seguro y con el pulso excitado.... Sabía lo que hallaría al final del tortuoso camino, sinuoso y misterioso... aquella laguna de donde la luna parecía bañarse enorme y brillante creando un falso espejismo ya que, el algo estaba bordeado pro esos majestuosos arboles centenarios de gruesos troncos y ahí, entre estos... acechándolo, vigilándolo... dos ojos anaranjados.

Debería sentir miedo al ver aparecer el lobo entre estos pero sus pies ni siquiera se movían cautivos de los de la bestia que poco a poco y frente a él se tornaba en una bella mujer de carne y hueso envuelta en luz, agazapada y seductora... dispuesta a atacar como la fiera indomable y salvaje que era. Su melena rubia se rizaba alrededor de su espalda arqueada acentuando la línea de su cadera, su piel tersa como la seda era pálida y su cuerpo puro pecado. Y era entonces, cuando esos ojos aún anaranjados de loba lo miraban y el se sentía caer preso de la más oscura y perversa lujuria, quería perderse en el pecado de esas curvas y probar esos labios...

Quería, no, deseaba poseerla por encima de cualquier pensamiento racional. So hombría se sublevaba a la cordura y entonces se cernía sobre ella como si el mismo fuese otro depredador y rozaba ese cuello delicado hasta hacerse con su boca que devoraba con pasión desmedida, casi con brutalidad animal y feroz al tiempo que sus manos se colaban entre las piernas de esta. Sentir la humedad que ya impregnaba su feminidad lo excitaba aún más y todo se volvía una vorágine de imágenes frenéticas de ambos cuerpos entrelazados y su polla bien hundida en el cálido interior de la loba profundizando cada vez más a cada nueva embestida. Salió frustrado y dolorido con los huevos como piedras de nuevo y apenas se seco. Abrió la ventana de su habitación y miro el horizonte...

__Luna llena __ se dijo asimismo contemplando esa misma luna que aparecía en sus sueños.

Y que casi parecía estar llamándolo, tentándolo...

Gruñó sacudiéndose el agua del cabello y le dio la espalda al ventanal, el aire fresco de esa noche mecía las cortinas y le daba una pequeña tregua a su acalorada piel hasta que algo hizo acelerar su pulso.

Se volvió hacía la ventana y ahí encaramada en la ventana estaba ella, la loba... con su sonrisa traviesa, tentadora y sensual cruzando su hermoso rostro. Salvaje, inalcanzable y voraz...

__Aiden, Aiden__su voz melodiosa lo hizo endurecer como el acero, suave, provocadora__Como no venías a por mi tuve que venir yo a cazarte...__se deslizó en la habitación con una elegancia letal, colocó sus palmas sobre las sabanas y aspiró su aroma entornando los ojos que se tornaron de un intenso ámbar.

Ella sonrió tendiéndose sobre su cama y su melena se desparramo sobre estas, su cuerpo apenas cubierto por un ceñido vestidito negro resaltaba todas y cada una de sus deliciosas curvas.

__Eras real...

__Por supuesto... __ se sentó en el borde atrayéndolo hacia ella al tiempo que lo despojaba de la toalla que llevaba atada a la cintura.

Volvió a sonreír relamiéndose y se fue echando hacia atrás a medida que el cuerpo de él iba poniéndose sobre el suyo. Le paso la mano tras la nuca y tanteó los provocadores labios masculinos que respondieron al instante tomándose la invitación por algo más. Invadió su humedad y antes de racionalizar nada más introdujo su larga y dura envergadura en la abertura de entre las piernas de ella y creyó morir de puro placer al oírla gemir y arquearse bajo él.

Su cuerpo se movió poseído por el mismo frenesí y aferrándose al suave cuerpo de ella deseó que aquello no fuera otra visión más de su torturada mente y que no estuviese volviéndose loco.

Nikta

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