Dior no estaba segura de si había tomado la decisión correcta. Levantó la cabeza para entrar en contacto con aquellos ojos azules que la hechizaban. Él la miraba sorprendido, esperaba que la chica le asegurara que había sido un reto. Y es que a Max no le sucedían este tipo de cosas. Max acostumbraba a que las chicas se le acercaran, sí, pero normalmente aquella chica de ojos dorados lo rechazaba. Nunca se hubiera esperado que ella besara su mejilla o que, peor aún, le susurrara al oído que gustaba de él. Eso había tomado por sorpresa a Max, que ahora miraba sorprendido a la chica de ojos de ojos dorados.
— Yo... Lo siento, Max. De seguro que no correspondes a mis sentimientos y yo aquí metiéndote en una situación inco... —se arrepentía Dior, pero Max reaccionó y plantó un dulce beso en sus rosados labios. Dior se sorprendió por su acción, pero luego no dudó en seguirle aquel beso. Posicionó sus brazos sobre sus hombros y él sus manos sobre su cintura, atrayéndola más a él.
Cuando se separaron, ambos se sonrieron. Dior le guiñó un ojo ocasionando un rubor en las mejillas del chico. La de ojos dorados soltó una carcajada por el sonrojo del de ojos azules.
— ¿Me haría el favor de acompañarme por unos chocolates calientes, bella damisela? —le preguntó Max como si de un caballero se tratase. Ella soltó una risita y asintió, siguiéndole el juego.
— Por supuesto, galante caballero —dijo ella.
— ¿Me darías el honor de ser mi novia, princesa? —le preguntó Max. Ella asintió, emocionada, y se lanzó a sus brazos. Él la abrazó más fuerte, sonriendo al oler su perfume.
— Cuénteme, novio, ¿quiere ir en una cita? —le preguntó ella.
— Nunca le diría que no, bella damisela. —Max pasó su mano por la cintura de Dior y ambos se dirigieron a su nueva vida como pareja.
Oh, el amor. Yo, la torre Eiffel, he presenciado millones de veces dichas escenas. Los enamorados siempre me dejan presenciar sus actos de amor. ¿Dónde, sino? París es por algo la ciudad del amor...
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Una declaración de amor bajo Eiffel
Short StoryEiffel presencia todas aquellas declaraciones de amor, embriagándose de la belleza del amor. Eiffel nos cuenta una historia, la de Max y Dior, dejándonos sentir el amor a nuestro alrededor.