Capítulo 1

28 1 0
                                    


Y un grito espantoso se escuchó detrás de mí mientras intenté correr todo lo que pude, pero cada vez noté mis piernas más cansadas y pesadas. - Oh Dios- Exclamé al temer que esa fiera me alcanzara y acabase por hacerme cachos, y seguir consciente mientras me devoraba las tripas... - Corre Oliver corre - Me grité a mí mismo.

Esa cosa acabó antes con toda vida humana que existía dentro del vagón del tren, pude observar mientras huía hacía la salida como devoraba una a una a cada persona, sin antes estremecerme al escuchar los gritos de dolor y lamentos de esa pobre gente. Todo aquello me resultó tan infame que sentí ganas de vomitar. Me apresuré a subir las escaleras mecánicas de dos en dos hacía el vestíbulo del Metro y así poder escapar de toda aquella pesadilla, pudiendo dejar atrás a esa cosa y quién sabe si con un poco de fortuna despistarla y salir inmune de todo aquello. De pronto me encontré en plena calle y observé detenidamente una calma absoluta, me presté a expulsar un respiro de alivio quizás, pero solo fue una ilusión más de mi maravillosa mente optimista, allí estaba nuevamente esa bestia, de pie ante la boca del metro a su espalda, mirándome fijamente con esa mirada vacía y demoníaca que hace todo mi cuerpo estremecer.

Seguí corriendo tanto como pude, pero por un momento sentí como si avanzase a cámara lenta, miré a mi alrededor, hacía un lado y hacía otro y observé que no había ni un alma por la calle, los edificios eran como montañas oscuras y noté que las baldosas que iba dejando atrás iban desapareciendo, como si lo que me persiguiera fuese la nada devorando todo lo que encuentra a su paso. No escuché más que mis pasos y mi respiración entrecortada, todo era un silencio absoluto, como si nada más existiese en ese intervalo de espacio tiempo que esa cosa horrible persiguiéndome y yo. Y en esos momentos de locura extrema sólo atiné a decir lo que cualquier persona fuera de sus cabales diría. - Pero... ¿Qué demonios me está sucediendo? Joder, no sé por qué me persiguen, ¿Qué he hecho para que esa cosa quiera acabar conmigo? -.

Mi corazón comenzó a latir cada vez más fuerte y aunque apenas tenía tiempo para echar una ojeada a mis espaldas sentí que aquello que me perseguía comenzaba a enfurecerse, un terrible estruendo fue expulsado de sus fauces y cada vez me notaba más fatigado. Los primeros sudores comenzaron a aparecer por mi rostro solo de pensar que mi final estaba cerca...Y de pronto, un callejón apareció en mi camino, y al fondo un pequeño edificio y una escalera. Parecía ser como un contador de luz, pero daba igual, a toda prisa hui hacia allí, y por un momento no logré oír a esa bestia inmunda detrás de mí.

Conseguí alcanzar la escalera, y mientras tanto iluminándome con la linterna de mi móvil, el callejón era oscuro, como si estuviese en un cuarto con la luz apagada y la persiana bajada, por donde no tuviese cabida ni un solo rayo de luz. Miré hacia atrás, antes de comenzar mí escalada por los escalones, no había nada, oscuridad absoluta, así pues, decidí avanzar. Escalón a escalón conseguí auparme hacía el tejado, pero...

- ¿Qué cojones pasa? No consigo ascender - Y de repente volví a estremecerme al sentir nuevamente a esa bestia pegada a mí. Y por más que trepara aquella escalera, me encontré que no ascendía, siguiendo en el primer escalón, y ya noté a mi espalda su respiración entrecortada y su aliento asqueroso... - Se acabó, no tengo salida -

¡¡ Ahhhhh !! Diooos !! - De repente pegué un sobresalto en el asiento del coche, -He vuelto a quedarme dormido, ¿Cómo es posible...? Joder que pesadilla. - Una vez más, el cansancio me había podido. No era la primera vez que caía rendido en el sueño cuando conseguía aparcar, después de estar veinte minutos buscando plaza. De fondo la radio, estaba escuchando las noticias deportivas, que sopor. Me dispuse a salir del coche, y por un momento se me olvidó que era una de esas noches cerradas de invierno, donde el frio se apodera hasta de la punta del dedo gordo del pie. Después de un largo y duro día en la fábrica, solo tenía ganas de subir a mi apartamento, calentarme la cena y ver mi serie favorita antes de irme a la cama. Si, esa serie de casos que tanto me encantaba, donde hasta yo me sentía capaz de resolver los crímenes. A veces es bueno soñar despierto, creyéndote ser un detective sublime.

La zona ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora