CAPÍTULO 11: REFLEXIONAR

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CAPÍTULO 11: REFLEXIONAR

Sam se despertó con una horrible resaca. La noche anterior había bebido demasiada cerveza, de eso estaba segura. Miró en su mesilla, donde siempre guardaba pastillas para el dolor de cabeza y un botellín de agua para esas situaciones. Era la mejor manera de cuidarse a sí mismo, al menos mientras vivía solo. Cuando Blaine había estado con él, sabía que tenía a alguien que se preocupaba y le cuidaba sin necesidad de pedirlo. Su mejor amigo era así de perfecto, siempre a su lado, siempre pendiente de lo que necesitara.

Se tomó la pastilla y bebió casi toda el agua cuando vio un papel en la mesilla. Se extrañó porque no había nada el día anterior, al menos que él recordara.

"¿Estoy enamorado de Blaine?"

En ese momento recordó a las chicas hablando de que Anderson y él estaban enamorados y discutían si debían decir algo o dejar que fuera él quién lo decidiera. Se levantó de la cama para tirar el papel e intentar desayunar algo ligero.

Su móvil sonó y sonrió al ver que era Blaine el que le había mandado un mensaje.

"Espero que ayer te divirtieras con las chicas. No sabes lo que te envidio, yo estoy ocupado con el trabajo."

Junto al mensaje, una foto de Blaine junto a tres personas más, dos chicas y un chico que Sam reconoció como los músicos que lo acompañaban en sus conciertos. Llevaban la misma camiseta, promocionando las actuaciones de Anderson en Las Vegas y se veía que en sus manos llevaban papeles, probablemente para repartir entre los turistas.

Evans no pudo evitar sonreír inmensamente porque su amigo se veía feliz, a pesar de que se quejara del trabajo duro que estaba haciendo. Se acordó de lo que acababa de leer en el mensaje que él mismo había escrito la noche anterior y que ya estaba en la basura. ¿Realmente estaba enamorado? Volvió a centrarse en la foto, aumentando la imagen de su mejor amigo para que sólo él apareciera en la pantalla. ¿Qué sentía al mirarlo? Se alegraba de verlo tan contento, se notaba en sus ojos que realmente era feliz. Lo sabía porque siempre brillaban así cuando la alegría era genuina y, además, su sonrisa era tan grande que conseguía iluminar toda su cara, frente a esa media sonrisa que ponía cuando fingía que estaba contento. Además, parecía que estaba algo abrumado, porque tenía un ligero rubor en las mejillas, pero no era el sonrojo que solía tener cuando estaba avergonzado y, desde luego, muy lejos de cuando se ponía rojo por un enfado.

Algo hizo clic en la mente de Evans. ¿Desde cuándo conocía tantos detalles de una persona? Intentó pensar en si podía llegar a las mismas conclusiones mirando fotos de Tina, Brittany o Puck, pero no conocía tantos detalles de sus expresiones. Por mucho que intentase justificar esa diferencia en el hecho de que Blaine era su mejor amigo, él sabía que eso no era del todo cierto. Tenía que haber algo más, algo que hiciera que observara el hermoso rostro de su amigo de una manera diferente y que conociera todas las formas de brillar de esos maravillosos ojos que dependiendo de la luz se veían marrones, ocres, avellana, dorados e incluso verdes.

Algo dentro de él le dio la respuesta y abrió los ojos al darse cuenta de que era verdad y que, en el fondo, él lo había sabido durante mucho tiempo.

¡Estaba enamorado de Blaine!

Como todavía tenía el teléfono en su mano, buscó el número de la única persona con la que podía hablar sinceramente de eso. Esperó a que respondiera recorriendo la cocina, totalmente nervioso y con ganas de salir corriendo y no parar hasta que todo se hubiera solucionado, si es que había algo que se tuviera que solucionar.

–Hola cariño, ¿cómo estás? ¿A qué debo esta llamada? –Mary preguntó con dulzura, como siempre que hablaba con cualquiera de sus hijos.

–Mamá, creo que estoy enamorado de Blaine. –El pánico le invadió cuando se dio cuenta de que, a pesar de que siempre había confiado en la mujer que le había dado la vida, no sabía cómo podría tomarse esa declaración. No porque no le gustara Anderson, él sabía que su madre sentía un gran cariño por su mejor amigo. El problema podía venir en el hecho de que acababa de salir del armario frente a ella... Y bueno, era la primera vez que salía del armario.

–¡Por fin te das cuentas! ¿O ya lo sabías y has tardado en contármelo? Sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa. –Ella quiso saber.

–Me acabo de dar cuenta... Eres la primera persona a la que se lo digo. –Él confesó.

–Bueno, que sepas que no creo ser la única que lo sabe... Se os nota mucho que estáis enamorados... Y ahora que va a estar en Los Angeles contigo, podéis intentar una relación.

–¿Por qué todos insistís en que él también está enamorado de mí? –Sam se mostró frustrado.

–Porque todos os hemos visto juntos y sabemos lo que hay entre vosotros... Cariño, no necesitamos más que pasar dos minutos junto a vosotros para saber que entre vosotros hay más amor que el que decís. Y quiero que sepas que tanto que tu padre como yo estamos felices de que hayas encontrado a alguien así para estar a tu lado. Estoy segura de que vais a ser una pareja maravillosa. Os comprendéis, os aceptáis tal como sois, os queréis... ¿Qué más puede pedir una madre para su hijo?

–¿No crees que eso es algo precipitado? Quiero decir... Ni siquiera sabemos si Blaine siente lo mismo por mí.

–Cariño, créeme, lo siente. Sólo tienes que decirle lo que sientes y seréis pareja.

–Gracias por todo, mamá, me alegra tener tu apoyo en esto también... –El joven dijo con sinceridad.

–No tienes que agradecerme nada. Es obligación de una madre amar y apoyar a sus hijos, no importa lo que pase... Además, ¿cómo no iba a apoyar a mi hijo cuando se ha enamorado de una gran persona? No importa que sea hombre, es alguien con un gran corazón, que te ama tal como eres, te respeta y te protege... No puedo imaginar a ninguna mujer siendo tan idónea para ti... Al menos, no la he conocido todavía.

–Eres la mejor, te quiero.

–Yo también te quiero, cariño.

Sam colgó el teléfono sintiendo un gran alivio. Su madre apoyaba una hipotética relación con Blaine, y eso era suficiente para él para querer intentarlo... Pero, evidentemente, tenía que esperar. Blaine estaba en Las Vegas y tenía que centrarse en su trabajo. Cuando volviera a Los Angeles, intentaría hablar con él y ver si podían encontrar una manera de que su relación pasara de amistad a noviazgo sin afectar a lo bien que estaban juntos.

Su mente imaginó cómo sería besar los labios de su mejor amigo, se imaginó acariciando su piel, sintiendo su cuerpo desnudo debajo del suyo... Decidió ir a la ducha, necesitaba enfriar su cuerpo y su mente o, de lo contrario, se encontraría pensando en cosas que no debería. Iba a respetar a su amigo, al menos hasta que éste supiera lo que sentía. Ese respeto incluía no imaginarse a los dos teniendo relaciones sexuales, por lo que mejor poner fin al camino que su mente estaba siguiendo. Con suerte, no tardaría mucho en vivirlo en vez de imaginarlo.

Not Alone (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora