๑ nostofobia; se define como la emoción persistente, anormal e injustificada del miedo a volver a casa.
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Cuatro paredes alusivas a un infierno, tres de la mañana hora de desgracias, manos temblando, un sentimiento de ahogo.
Azotó la puerta y corrió con desespero por la solitaria calle, tenebrosa pero mucho mejor que su supuesto hogar. Era complicado explicar como odiaba su casa, como la detestaba, la forma en la que la ira y cólera se apoderaban cuando estaba en aquel lugar. A medida que avanzaba su velocidad aumentaba, se sentía de alguna manera aliviado por salir de allí y sentir la brisa chocar contra su rostro, era pacífico y refrescante, quizás justo lo que necesitaba pero no en su totalidad.
En un descuido sus pies se enredaron y cayó estúpidamente al suelo, rasgando su pantalón junto con su rodilla, ardía, la sangre se deslizaba traspasando parte del pantalón no-rasgado, ¿que más le podría salir mal? Sin aguantar echó un grito al aire, sus puños golpeaban desesperadamente el duro cemento de la calle en la cual transitan autos, rompiendo sus nudillos sin darle importancia logró sentir como sus mejillas de a poco se comenzaban a humedecer y su nariz a gotear, sorbió y pasó la manga de su camiseta por todo su rostro uniendo toda la mucosidad con lágrimas, sangre y tierra, viéndose el doble de deplorable e infeliz.
Su frente hizo contacto con el suelo lleno de pequeñas, casi microscópicas piedras, lastimándolo por la presión que acentuaba, maldecía por lo bajo e hipeaba sin control, la presión en su rodilla incrementaba y un nuevo dolor hacía una sorprendente y dolorosa aparición, grandes punzadas eran transmitidas por su tobillo izquierdo, tan fuertes que en un momento dio un pequeño movimiento involuntario que hizo raspar su frente contra el asfalto. Estaba hecho un asco.
Definitivamente las cosas si podían salir más, y podían empeorar.
Una luz a toda velocidad se acercaba desde lejos, el cuerpo cansado se enderezó como pudo, volteando apenas, con sus ojos entreabiertos vio cuán rápido venía, y directamente hacia él, su mente maquinó un plan para huir de su muerte pero su cuerpo comenzó a mandar señales y de un momento a otro tenía arcadas incontrolables, rodeó su estómago con fuerza y uno, dos, el vomito salió, todo se oscureció y no sintió ningún dolor, su consciencia se perdió y derribado en el suelo quedó.
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Recostado sobre el barandal de una cama se encontraba, mirando hacia el techo blanco, que en realidad no estaba tan blanco, la mugre cubría gran parte de la pintura haciendo que se vea terrible, pero mucho mejor que el suyo. Respiró hondo al sentir la presión de las vendas en su tobillo, dolía demasiado, cerró los ojos y apretó los dientes hasta que el contrario terminó de enrollar las tiras.
—Hey, necesito que me ayudes a quitarte el pantalón, hay que revisar cuanto te rompiste allí. —Asintió y subió sus caderas, mientras que el otro jaló hacía abajo el pantalón.
En seguida buscó un short gris y se lo colocó, para luego dirigirse a la rodilla del chico y revisar el gran rasgón que se había llevado. Desde que habían llegado al departamento hubo mucho silencio y ninguno de los dos entendía (o sabía) mucho de lo que había pasado, el nuevo quería hacer preguntas pero quería abstenerse, al menos quería curar todas sus heridas antes de hablar. Echó un poco de agua oxigenada en la herida y el dueño se retorció por debajo, ignorando secó con un algodón y colocó las vendas en su rodilla.
—Tu rodilla no está tan grave, y lo de tu tobillo afortunadamente solo fue un esguince y no una fractura, sanará rápido... —Se acercó a la frente del chico y limpió como en la rodilla, colocó unas pequeñas curitas adornadas con pasteles y observó al lastimado, sintió un poco de lastima al ver como se encontraba, ¿cómo le pasó todo eso? —Bebé, ¿qué fue lo que te ocurrió? —Dejó un pequeño beso en su frente y enseguida este se alejó.
—Yo... Mejor, ¿por qué no me dices como fue que aparecí en tu casa, Yoongi?
—Tus padres me llamaron, dijeron que discutieron y luego tu gritaste y corriste fuera de la casa, siempre tan impulsivo tú, me mandaron a supervisar que no te suicidarás con tus cartones de jugo. —Se burló y Jimin hizo un mohín. —No te molestes, cariño. —Se cruzó de brazos y evitó la mirada de Yoongi. —Y luego te encontré, estabas tirado en el suelo y de un momento a otro vi que estabas vomitando y bum, caíste al suelo. Salí del auto, te monté en el, y aquí nos tienes.
—Me quieren enviar lejos, Yoongi...
—¿Cómo que quieren enviarte lejos? —Preguntó, un poco preocupado.
—Me internarán...
—¿Me hablas en serio? —Jimin no respondió, simplemente agachó la cabeza y sus mejillas comenzaron a exponer la presencia de gotas. —¿Ya buscaron el internado?
—Si...
—¿Dónde? —El cuerpo de Yoongi comenzaba a sentir el pánico, estaba por perderlo.
—Me mandarán de vuelta a Busan...
—No pueden hacer eso... Jimin, no puedes dejarme... Iremos a hablar con tus padres, ¿si? A tu casa.
—No Yoongi, no quiero volver a allí, no quiero ir nunca más a casa. —Intentó levantarse pero se fue idiotamente de lado, afortunadamente su novio, le agarró de la cintura antes de que cayera.
—Ten cuidado, tonto, tienes un esguince...
Jimin corrió su vista a otra parte, mientras que Yoongi acercó su rostro al de él, rozando sus narices lenta y cariñosamente —Yoongi...
—¿Por qué quieren enviarte?
—Lo saben... Lo nuestro...
—... Lo siento cariño, debí ser más discreto... —Jimin respiraba agitado y Yoongi de igual manera, podían sentir ambos sus respiraciones.
—No es tu culpa... Yoongi... Solo besame...
El blanquecino acercó sus labios lentamente a los del pequeño, que en seguida y desesperadamente los pegó, haciendo mucha presión. Jimin tomó el labio de Yoongi entre sus dientes y de un momento a otro el beso se volvió fogoso, el azulado metió sus manos delicadamente por la camiseta del chico, acariciando suavemente su torso.
Una prenda por allá, otra por acá, dos cuerpos desnudos que se unían.
—Yoongi... ¿Te puedo proponer algo loco?
—Nada sería una locura si estoy junto a ti.
—Suicidemonos. —En realidad si lo tomó por sorpresa.
¿Suicidarse? Algo raro, tonto y que muchos tomarían como un acto de cobardía, sin embargo Jimin no lo veía así, pensaba que era de valientes, habría que tener mucho valor para guindarse, o mucha fuerza de voluntad para cortarse las venas, tal vez astucia al lanzarse de un treceavo piso, no era de cobardes, era de osados tomar tal riesgo, el moreno sinceramente tenía cierto respeto y admiración para aquellos que aunque sabían las consecuencias y lo que harían, de todos modos llevaban su cometido a cabo.
Y Yoongi... No sabía responder, pero sabía que... De alguna manera era su única y última alternativa, los padres de Jimin harían lo que sea para separarlos, incluyendo los de él.
—Jimin... ¿Te puedo decir algo aún más loco?
—Nada sonaría como una locura si viene de ti.
—Hagamoslo. —Y Jimin... Sonrió.
Luego, dos chicos, estaban juntos, en una cama, abrazados con pastillas estimulantes esparcidos por todo su alrededor, pacíficos, casi perfectos para ser enmarcados en cuadros de grandes artistas como amantes con una realidad cruda, cruel y lastimera.
La primera plana del periódico, hablaba detalladamente del caso de estos chicos.
