Capítulo I

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Sus puños se undían cada vez más en aquella bolsa vieja, sus musculos se marcaban en cada golpe, el sudor recorría su frente hasta llegar a su pecho mojando su camisa completamente.

La manera en que lanzaba cada golpe era facinante, incluso podían pensar que lo hacía con algo de odio y frustración o que había tenido un mal día y de esa manera descargaba todo. Pero no. Él era así, duro.

Conocido por su increible mal caracter y su gran capacidad para pelear, Harry Styles era el entrenador más conocido de todo Londres. No acostumbraba a entrenar idiotas débiles que sólo iban con la intención de darle una lección a alguien para impresionar a una chica o porque resultaron ofendidos ante un acto, le parecía realmente estúpido esa clase de persona.

Acostumbrado a una vida solitaria, Harry se comportaba cortante con todo mundo, su caracter era fuerte y frio, su mirada intimidaba, nunca mostraba cariño ante ningun aspecto. La gente hablaba, como en cualquier situación se creaban rumores sobre su vida privada. En algunas bocas la idea de que era agresivo hasta el punto de matar se hacía cada vez más notable, mientras que en otras el rumor de que Harry era un ex convicto seguia en pie.

Nada era concreto, no se sabía si alguno de los muchos rumores era cierto, nadie cercano a Harry se atrevía a decir algo sobre su vida sin esperar una paliza de su parte. Generalmente no se tomaba el tema de la vida de Styles en ninguna sircunstancia. Sólo pocos sabían su pasado y la razón de las tantas cicatrices que tenía tanto físico como psicológicas.

- ¡GOLPEA MÁS FUERTE! - Gruñó. - Pareces una maldita nena con esa fuerza. Apenas y puedes mover la bolsa. - Desde un pequeño sofá de dos asientos en la parte tracera de su establecimiento Harry miraba a su fiel amigo. Lo había estado entrenando hace años notando buenos resultados en poco tiempo.

- Maldita sea Harry, llevo horas aquí, yo no tengo fuerza de sobra como tu... - Rodó los ojos. - Además sabes perfectamente que mi cuerpo no podrá adquirir la misma masa que tu ya que soy delgado desde muy pequeño.

- Yo era un pobre imbécil como tú antes y mírame ahora. - El ojiverde se acerco lentamente hacía su amigo quien ya hacía sentado en el suelo tomando un poco de aire. - Pero bien, tómate un descanzo pequeña niña.

- Idiota.

Harry no mentía, antes era muy delgado, débil y demasiado imbécil para ser exactos. Un muchahco escualido que si no fuese por la gravedad el ya hubiese volado con el viento. Después de algun tiempo cansado de burlas decidió hacer algo por si mismo, dándose una oportunidad de entrenar algo para su bien. El boxeo llamó su atención desde pequeño. Su entrenador Abraham siempre fue duro con el pequeño Harry, él veía algo en ese niño que nadie mas podía, fuerza. Poco a poco, dia con dia fue creando al hombre que es ahora, caracter fuerte, cuerpo fuerte, una verdadera maquina de matar. Se sorprendió demasiado al ver que Harry derrotaba a sus contrincantes como si de hojas de papel se tratara, era increible verlo pelear, sus musculos contraerse con cada golpe, sus ojos sin apartar del otro peleador, su cabello pegado a su frente por el sudor y su sonrisa, su maldita sonrisa portandola sin ningun temor. Era fasinante y temeroso a la vez.

Sin duda alguna Harry no era una persona dulce con sus alumnos, los trataba de la misma manera que Abraham lo hacia con el, sabia que un buen alumno no se rendiría apesar de que tan cruel pueda llegar a ser.

- ¿Cuando tendré una pelea de verdad? - Preguntó con algo de duda en su voz.

Harry rió por lo alto. - Zac, con esa fuerza no la tendrás nunca. - Sonrió con burla.

- En primera, es Zayn, en segunda, llevo años entrenando contigo, ya merezco algo de acción ¿No? - Se levantó del suelo y caminó hasta Harry con una toalla reposando en su hombro derecho.

- Deja de joder Zit, hasta que no vea que derrotes a Bugg, no tendrás acción.

- Llevamos años siendo amigos, ¿Cuándo te vas a aprender mi puto nombre? - Rodó los ojos en dirección al pequeño sofá. - Estas demente si crees que me meteré con Bugg, ese idiota esta loco, puede matarme.

- Tal vez, si no lo matas tu primero. - Ambos miraban a Jake, un gran muchacho de 19 años, llevaba tecnicamente toda su vida dedicada al boxeo tal y como Harry con la diferencia que Bugg no sabía controlarse al momento de pelear, por esa razón Harry no dejaba que el entrara a los concursos. - Si haces trampa y metes una navaja o una pequeña arma en tus calsonzillos, puedes ganar.

Zayn miró a Harry horrrorizado. - ¿Qué carajos te pasa Styles? A veces siento que eres igual o peor que Bugg. Mejor me voy... - El ojiverde rió por lo bajo.

Zayn se dirigió hacia la entrada del lugar, tomó su mochila que colgaba de un perchero, miró a Harry con una seña de despedida y se fué. El rizado espero hasta que Bugg se fuera como eso de las 10 de la noche y cerró el lugar como de costumbre, se acomodó su chamarra, se puso su capucha y caminó con ambas manos en los bolsillos hasta su casa.

La gente podía pensar que al ser conocido por todo Londres y ser uno de los boxeadores y entrenadores más llamativos viviría de fama y millones de dolares pero la verdad es que al ojiverde no le importaba en los mas minimo el dinero, dueño de una pequeña casa blanca de dos pisos y un labrador llamado Max que rescató de un basurero en las frias calles de Londres, Harry era una de las persona más humildes que podías conocer a dia de hoy.

Caminando por un callejón abandonado escuchó algunos golpes y lamentos detrás de unas laminas recostadas a la pared, normalmente no le tomaba importancia a los ruidos nocturnos pero había algo que le llamó la atención de aquellos quejidos, parecían de una mujer joven. Se acercó lentamente hasta una "pared" de madera y laminas, tomó unas cuantas rocas y las acomodó de manera que pudiese trepar en ellas y ver. Colocó sus manos en la madera, trepó las rocas y miró.

Efectivamente, se trataba de una muchacha tirada al borde de la pared, se notaba laslastima e inconsiente, Harry tomó impulso y saltó, cayendo a tres pasos de ella, sigilosamente se acerco y con el móvil alumbró su rostro, parecía que acababa de ser golpeada, notó sangre en la comisura de sus labios, cicatrices que luchaba por tapar con maquillaje y un ojo terriblemente morado e inchado.

Luchó consigo mismo por dejarla tirada y hacer como si no pasara nada oh llevarla con el para tratarla de curar y dejarla ir temprano por la mañana. La tomó entre sus brazos con cuidado de no lastimarla, acomodándola como un saco de papas en su espalda, trepó nuevamente la pared y se dirigió a su casa.

Me recuerdas a mi perro. - Habló en dirección a ella sin esperar una respuesta de su parte. - Claramente él pesa menos y es mas lindo. Tampoco se pone kilos de maquillaje. Y no le huele la boca. - Siguió así hasta estar a no mas de 10 pasos de su puerta, sacó con algo de dificultad sus llaves y abrió, entró en silencio para no despertar a Max, la dejó en su sofá de la entrada y se sentó en la mesita de ahí delante de ella.

Mirandola más de cerca se dio cuenta que parecía mas joven de lo que pensaba, se notaba de 18 o menos de edad, no lograba entender que hacía alguien tan joven tirada y golpeada en la calle, ¿Qué habría hecho para merecerlo? Oh ¿Por qué alguien querría desacerse de una persona así? Era confuso pero no imposible de saber, esperaría hasta mañana para entender algo, por lo mientras dormiría en su recámara, no sin antes amarrarla de un pie a la parte tracera de la cama para que no hiciera algun desorden en su habitación al despertar.


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Dann.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2017 ⏰

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WRAPPED AROUND YOUR ARMS (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora