31. Maldicion Besucona.

742 51 16
                                    

Mire de nuevo la carta con el escudo de Durmstrang.

Apreciado Albus Severus Potter Weasley

Lo contactamos desde el instituto Durmstrang, presentamos sinceras excusas, ya que las pruebas que se darían dentro de tres días no serían posibles de realizar sino dentro de un mes. Nos disculpamos nuevamente por todos los inconvenientes que dimos en la preparación para sus exámenes. La información del lugar y fecha aún no se ha programado, espere un mensaje con esta información.

Stephie Tygvine

Secretaria Instituto Durmstrang.

¡Y yo que estaba estudiando como un loco! Suspire cansado y me recargue en el corroido sofa de mi habitación en la madriguera. Scorpius ya había regresado a Hogwarts para continuar con sus estudios y yo me refugiaba aquí en la madriguera tratando de no ver la cara de mi padre. De todas maneras, esa carta me había arruinado el apetito; realmente quería salir rápidamente de esos exámenes y concentrarme en una situación que me tenia altamente preocupado. Ese grupo radicalista, la voluntad de Ragnarok. Ya habían comenzado a atacar en medida casi vandalista asentamientos muggles y algunos magos nacidos de muggles. Nadie había resultado herido por lo tanto no se consideraban una verdadera amenaza. En lo que respecta a lo que yo pensaba era que tal vez trataban de hacerse una reputación falsa, si las personas veían que el Ragnarok no era nada que preocuparse no estarían preparados para un ataque realmente importante; pero ¿Quién me creería? Digo soy un estudiante problemático, hasta mi familia dirá que estoy exagerando la situación. Aunque ya había tanteado un poco el territorio lo unico que habia encontrado fueron burlas.

- ¡Deja esa cara larga muchacho! -dijo mi abuelo con cara risueña -¿Que ha pasado?

- Me han aplazado los exámenes -respondí frustrado -¡Son unos desorganizados!

- Bueno al menos tienes más tiempo para estudiar -me guiño un ojo divertido -Ahora ve a comer un pedazo de pastel. Molly lo ha hecho realmente delicioso.

-No me provoca -susurré haciendo un puchero -Iré a correr.

- Acabas de llegar de hacer ejercicio, ¿No te estas esforzando mucho?

- Nahh. Aun estoy muy crudo a donde quiero llegar, simplemente iré a correr un poco y practicaré unos hechizos.

- ¿No te iban a colocar el rastreador?

Le sonreí cómplice y saque un poco la lengua. El abuelo rió divertido y siguió mirando una televisión muggle. Tome unos emparedados y una botella de agua, los meti rapidamente en mi mochila antes de la abuela se enterara. Lo terce en mi hombro y sali rapidamente de la casa. Comencé a caminar lentamente y al ingresar al bosque di un marcha rápida esquivando tronco y ramas. Mientras escudriñaba rápidamente el paisaje que se alzaba frente a mis ojos. Al rato llegué a una pequeña casita en un claro alejado, la había comenzado a construir desde mi llegada de Durmstrang. Aun era solo un armazón sin detalles, pero lo suficiente como para estar cómodo allí, junto con algunas mantas y cojines que había robado de la sala de la abuela era perfecta para desestresarme un poco. Además al estar tan alejada podía practicar mis hechizos no verbales y sin varita. Magia tan avanzada que sentía como agotaba mi magia poco a poco, maldigo el momento que pensé que esto seria mas facil; aunque mis avances eran lentos ya tenía asegurado un Accio no verbal y comenzaba a ensayar sin varita. Pero lo único que lograba era mover casi un centímetro el objeto y luego sentir como mis piernas temblaban. Magia estupida.

También el Fregotego, Wingardium Leviosa, Levicorpus, Alohomora y demás hechizos sencillos. No podía decir que no estaba avanzando pero si de una forma sumamente lenta. Mire de nuevo el libro que había robado de la colección personal de tía Hermione donde especificaba los hechizos y la forma más sencilla de lograr lo hechizos no verbales. ¡Fácil! Si mis polainas, lo más que podían decir a través de las cientas de páginas era visualízalo, siéntelo, concéntrate y hazlo. Era como esos libros inservibles de auto-ayuda muggles. Lo hojee de nuevo y simplemente solté un gruñido de resignación. Era más que difícil aprender de esta forma, no explican cómo se siente ni como llegar hasta ese preciso momento, ni hablar de los hechizos sin varita el Accio casi fríe mi cerebro. Simplemente imposible, pero tengo muy en mente la necesidad que tengo de estos hechizos. En serio ¿nadie más podía tener esa carta? Digo, tenía que ser justo yo el acosado de una comunidad radical de magia oscura, ¿no tenían algo más que hacer que acosar pobres chicos con problemas amorosos? ¡Desocupados!

Solo cambiemos de rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora