Capítulo VII

7 1 0
                                    

El primer día de clases siempre es difícil...

Y para Nina se estaba haciendo imposible. Ese día, en lugar de ser despertada por la dulce voz de su madre o los gritos de sus hermanos, en lugar de eso fue arrancada de sus tormentosos sueños por el irritante sonido de un reloj, que al igual que la mochila llena de materiales, no estaban ahí el día anterior.

Se estiró en la cama sintiendo las duras pastas de los libros,  que permanecían ocultos bajo sus sábanas. La noche anterior no había tenido tiempo de leerlos, pero se prometió así misma hacerlo en la primera oportunidad, que fueran de sus padres era como tener una parte de ellos en el inicio de su nueva vida.

Le darían fuerza.

Después de ducharse y salir con el uniforme puesto, se encontró con Alex sentado esperándola para desayunar.

-Buenos días Ángel- le sonrió.

-Buenos días- sonrío ella igual.

-Ven siéntate, quiero darte algo.

-¿Qué es?

-Es algo que encontré. Se que todo esto es muy difícil para ti pero prometí ayudarte y siempre estar contigo y  para darle valor a mis palabras...fui a buscar esto para ti...

Metió la mano en el bolsillo de su pantalón, sacando una fina cadena de oro del cual pendía un precioso anillo dorado con una piedra rosada incrustada.

-Es

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Es...-los ojos de Nina se humedecieron al reconocer la joya-...el anillo de mi madre.

Él abrió el broche e hizo ademán de ayudar a ponérselo, a lo que ella se dio vuelta encantada.

-Aún eres pequeña para que te quede, por eso le he puesto la cadena para que lo lleves contigo todo el tiempo. Lo encontré ayer entre las ruinas... por eso no vine.

-Este anillo lleva en mi familia cuatro generaciones, el abuelo de mi abuelo se lo obsequió a su esposa cuando llegaron a América- le explicó mientras lo encaraba- desde entonces es tradición que el mayor de los varones Zaitsev le de este anillo a la que será su esposa. Mi madre jamás se lo quitaba, iba a dárselo a Ivan cuando fuera mayor pero...

Bajo su rostro abatida, pero no lloró, se había propuesto ser fuerte.

-Ángel, mírame- puso su dedo bajo el mentón de ella y lo levantó para verla a los ojos - No estás sola.

-Lo se...-susurró, para después rodear su cuello con sus pequeños brazos y darle un beso en la mejilla-...gracias.

El gesto tomó por sorpresa a Alex, pero disfrutó hasta el último segundo de aquel contacto, cerrando los ojos, aspirando su aroma y sintiendo su cabello entre los dedos.

-Tengo que irme- le informó - pero nos  veremos pronto- se despidió con un beso en la frente y cerró la puerta tras de sí.

Luego de vestirse con el uniforme, se quedó sentada en la cama, columpiando los pies sin saber bien lo que iba a hacer.  Un golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos y  a continuación entró una sonriente  niña rubia cargando una  mochila  sobre los hombros y otra en su pequeña mano.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 12, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Clan Romanov Donde viven las historias. Descúbrelo ahora