| Yuri Katsuki, 11:59 p.m, lunes |
Las frías calles de Japón estaban desiertas. La luna iluminaba el camino, el silencio y la oscuridad reinaban por el lugar causando en mí una pizca de miedo al escuchar ruidos extraños, pero mi mano estaba firmemente sostenida por mi novio, creando un sentimiento de seguridad que sólo él sabía transmitirme. Su sonrisa pintada en sus labios, sus ojos distraídos que contemplaban el suelo y su cálida mano cubriendo la mía, me dieron a conocer lo perfecto que es. Tardé unos meses en darme cuenta cuanto lo amaba, pequeños detalles se dieron entre nosotros y marcaron una gran diferencia. Recuerdo perfectamente el día que se dedicó observarme mientras acariciaba mi mejilla con extrema suavidad, las sábanas blancas eran lo único que cubría nuestros cuerpos, entregué toda mi confianza en sus manos y nos ayudó a dar un gran paso en el comienzo de nuestra relación.
—Victor, quiero conseguir un trabajo —le hablé lentamente y con suavidad.
—Estuvimos conversando este tema muchas veces y no quiero llegar a una discusión contigo —suspiró antes de seguir —. Entiendo tu preocupación por nuestra situación económica, pero estamos bien.
—No, no estamos bien Victor. Déjame trabajar, ¿sí? Buscaré un trabajo con un horario similar al tuyo, así podremos estar juntos —le ruego soltando su mano, me giré caminando de espaldas y creando con mis labios un puchero.
Recibí un golpe en mi hombro, perdí el equilibrio y caí contra el asfalto, un hombre vestido de negro me miró, o al menos eso creo porque un gorro y bufanda que tenía puesto no me permitía ver su rostro ni sus ojos. Extendió su mano cubierta por un guante de cuero, acepto su ofrecimiento de ayuda con una sonrisa. Mi novio le fulminó con la mirada. Él hombre emprendió su camino adentrándose en la obscuridad, desapareciendo en la misma. Victor estaba a segundos de ir golpearlo, defendiéndome, pero toqué su hombro y ensanché mi sonrisa.
Bajé la mirada hasta mis pantalones, limpié con ambas manos el polvo, pero hay un papel entre mis dedos; era una tarjeta.
"Tracks; una empresa que necesita escritor de tiempo completo.
Todas las atenciones incluidas: comida, habitación, útiles de aseo, etcétera.
Comienzo: 3:00 p.m.
Número de teléfono: 954202360.
Edificio #346 en el centro de Japón.
Esperamos su llegada."
—Aquí me ofrecen trabajo —le dijo. Me quito, sin brusquedad, el papel de las manos.
—Cuando un hombre te golpea el hombro y te da una tarjeta que te ofrece trabajo, tú no lo aceptas. Cariño, no vas a trabajar y punto.
Se giró para seguir caminando en dirección a casa, dando por terminada la conversación.
{...}
Al llegar a casa, Victor da un largo suspiro. No le dirijo la palabra, mostrándome indignado ante él. Caminé hasta nuestra habitación, despojo mis prendas, las cuales eran relativamente sencillas porque afuera no había un clima frío, pero él me insistió en llevar una chaqueta para no resfriarme.
Mi cuerpo con el paso de los meses de volvió delgado, la ansiedad no me dejaba comer. Luego del Grand Prix, iba todos los días a la pista de patinaje con Victor, era inexplicable la alegría que me trasmitía y las emociones que sentía estando a su lado, pero llego el momento donde no pude más, no dormía preguntándome como sería mi vida sin él, me ahogue yo solo en un estado neutro. Dependo mucho de Victor, pero lo amo tanto que no sería capaz de verlo caminando en dirección contraria a la mía.