Capítulo 6

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Esteban


—¿Es difícil? —preguntó Hebe aún con su cabeza apoyada en mi hombro y yo me quedé mirando el movimiento tranquilo del agua en la pileta.

La gracilidad con la cual el agua caía, salpicaba y creaba ondas en la superficie era algo completamente diferente a lo que pasaba en mi cabeza.

Esa paz, ese constante flujo no existía en mis pensamientos.

Era todo un alboroto de palabras, frases, acontecimientos. Voces.

Aun cuando me había tomado la dosis del día, podía sentir como las voces comenzaban a filtrarse de a poco. Sus susurros haciéndose presentes en pequeños momentos, interviniendo. Perturbando.

Y ahora que tenía a una de las pocas personas que tal vez podía entender alguna pequeña porción de lo que me pasaba, no ayudaba mucho en controlar las sombras.

Empujaba más a que ellos se hiciesen presentes.

Medité la respuesta que saldría de mí y pensé que mentirle, para que la conversación no continuara. Para que aquella conexión entre mi enfermedad y mi pasado no saliera a relucir. Para que mi control siguiera en mi mano, enredado entre mis dedos, y no deslizándose de ellos.

Pero no podía.

No podía mentirle, no a ella, de cualquier forma.

Había compartido cosas acerca de ella, lo que había pasado, sus propios fantasmas conmigo.

No se sentía correcto solo acabar con la conversación porque tenía miedo de que ellos me controlaran.

Así que solo dejé que las palabras se deslizaran de mi lengua sin ninguna retención.

—No todo el tiempo.

Su mano tomó la mía y comenzó a hacer pequeñas figuras con su dedo.

Sin decir ninguna palabra, sabía que me estaba dando el apoyo que necesitaba para continuar hablando de algo que seguía costando.

Se estancaba en mi garganta, las frases no podían salir fluidas de mí.

Tal vez por esa razón ella solo se quedó en silencio, esperando, porque sabía cuánto costaba. Cuán difícil era.

Y eso hizo que la valentía comenzara a arraigarse profundo en mí.

—Los medicamentos ayudan, mucho —admití con un poco de vergüenza y ella siguió con su movimiento lento y calmado—. Hay días más difíciles que otros. Recuerdos que son más vividos unos días y otros solo son pequeños fragmentos.

»Es un tanto complicado de explicar.

Cerré mis ojos, casi odiándome por no poder expresar como me sentía de la manera correcta. Las palabras se dispersaban en mi mente y no podía lograr juntarlas para crear frases concretas.

Sentirse Completo (#2 Sentirse Viva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora