Yoongi sueña con un hecho fatal que, por más falso que pareciese ser, pronto se convertiría en una especie de realidad alternativa. Jamás pensó que su irremediable adicción sería capaz de acabar no sólo con su vida, sino también con las ganas de ten...
Gotas cayendo sobre ti, humedeciendo también mi descubierta piel. Tu rostro palideciendo rápidamente, suplicando con un entrecejo por que pare. Un jadeo más escandaloso de lo planeado escapando de tus labios... Oh, esos gruesos labios que aquella mañana no habían ayudado demasiado, tan rojos como la sangre que emanaba tu cuerpo.
La fuerza que propulsaba mi mano por introducirte aquel peligroso objeto. Vidrios desperdigados sobre el parqué fuera de juego dentro de la escena cruelmente placentera. El recuerdo de cuando éramos felices, o debería agregar casi, llegando a mi mente enferma como un susurro de paz.
El tosco impulso por herirte más profundamente a causa del desamor, de la locura. La silla que te sujetaba cayendo de manera estrepitosa, haciendo que tú te posaras sobre mi brazo izquierdo, aquél que no tenía la mínima intención de tocarte con delicadeza. Tus orbes viendo a la supuesta nada, sin vida.
Y por fin... no me sentí culpable. Aprecié tu cuerpo inerte a una distancia considerable, te sentía tan viva en ese instante, a pesar de que tu corazón hubiese dejado de latir ya. Una última sacudida y tu alma se separó de ti.
Mi respiración intranquila luchando por emitir sonido alguno. No dejar evidencia, no acariciarte más de lo debido, no tomar de tu esencia. Mi diestra acercándose al único ventanal de la habitación, mirando a través de la cortina que compramos apenas mudarnos juntos, asegurándome de no haber metido la pata como tantas otras veces.
Un parpadeo nervioso, una mirada veloz hacia tu garganta destrozada. Reiterando mis acciones y empujando una vez más la botella impregnada a tu cuello, mientras tu cabeza era casi independiente de tu cuerpo. El bello vestido blanco que usabas coloreado de la sangre aún fresca y espesa. Un maquillaje perfecto para la pronta ceremonia que nunca llegamos a celebrar, unas lágrimas que no me supe explicar adornando tus mejillas color nieve.
Mi vista desplazándose hasta llegar al frasco con mis sagradas pastillas, unas pocas siendo visibles... Y mi mente comenzando a viajar dentro de los más profundos recuerdos; cuando nos conocimos aquel agosto, cuando te robé el primer beso, cuando me dijiste cuánto me querías por haber permanecido a tu lado durante esos difíciles tiempos.
Tu ser abandonado dándome lástima, confundiendo el amor por bondad. Padres conservadores, familia que no aceptaba minúsculas rebeldías adolescentes creyendo ser los supremos dentro de su morada. Tan usual que ahora me preguntaba por qué te acogí en mi corazón.
Si es que alguna vez tuve uno.
No diferenciar lo peor ni mejor. No saber lo que era bueno ni malo.
Introduciéndome al pasado, casi aferrándome a él, olvidando la maldad que había acabado de cometer. El vibrar del móvil liberándome de éste, mi venosa mano despojándolo del bolsillo de mi esmoquin perfectamente planchado y ya ensangrentado. El nombre de la alarma anunciando la cercanía de la ceremonia.
''Harim será mía.''
Preocupándome más de lo requerido, notando por fin que te había matado. Harim, habías muerto por mi culpa; mis manos te habían estrangulado, habían destrozado la botella de la que previamente bebimos para brindar nuestra futura vida juntos, habían penetrado sus filosos bordes redondeados dentro tuyo.
Luego recordé, ¿era culpa del éxtasis? ¿De mí mismo?
No... Tú me habías engañado, yo no era una mala persona, tú te habías acostado con otro hombre minutos antes de nuestra unión espiritual. Mis ojos lo vieron claramente, cómo él acariciaba tu piel desnuda y erizada a causa del placer. Un placer que no obtuviste conmigo. Cómo tú correspondías sus besos con pasión y decisión, hasta que llegaron al tremendo clímax, jadeos al unísono inundando la habitación... Y la rabia apoderando mi ser, escuchando de fondo un ''Yoongi'' que ignoré con todo el enojo posible.
Y lo último que presencié fue tu figura acicalándose frente al espejo de tu tocador, sin ninguna marca que representara el engaño que habías acabado de hacerme. Sólo tú siendo tú misma, aunque un poco... más feliz.
Pero segundos después ya estabas muerta.
Y mierda, me había equivocado. Pensando en las posibles consecuencias de ingerir una considerable dosis de éxtasis, me calmé. Sin pensarlo dos veces, tomé el frasco de éste nuevamente. Lo observé un instante, esperando estar solamente confundido. Tiritando mientras bebía del vaso con agua encontrado sobre la mesa llena de cosméticos desperdigados, ayudando a las aspirinas pasar por mi garganta.
De pronto, toda mi visión nublosa, luego cristalina... Hasta llegar a ser nula.
Despertando despacio aunque dejándome aturdido, parpadeos no contados y un techo blanco ocupando mi vista. Los sosegados latidos de mi corazón, todo fue ficticio. ¿Esto era lo que llamaban permanecer en estado de éxtasis? ¿O los efectos de la potente droga amiga? De todas formas, era maravilloso.
Hasta que me di cuenta de que tu cuerpo estaba junto al mío, las sábanas color crema que tanto nos habían protegido en las noches de pasión, tu respiración tranquila... Sin embargo, no era lo mismo. No me sentía el mismo, no te sentía alegre como días anteriores.
Y entonces supe que no todo fue mentira, había asesinado lo que más adoraba a causa de mi estúpida adicción y de los caóticos sueños que ésta traía consigo.
''Min Yoongi ✞ 1993 ㅡ 2019''
Tú y tus ganas de vivir habían muerto por mi culpa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Siempre pongo a Yoongi como el loco de la historia, lo siento. Sí, sé que el final es confuso, pero pido que traten de imaginar qué pudo haber pasado o algo así, jueguen con su mente o sino, omitan ello y solamente disfruten de la historia como hice yo al escribirla ♡ ¡Gracias por leer!