Volví a verte alguna vez, estoy tan segura de que no fue en un sueño. Noches enteras de ansiedad mientras esperaba tu llegada. Si hubiese seguido tu plan hubiese sido tan fácil para mí, pero esperarte durante tanto tiempo consumió toda la cordura en mí.
Por fin te vi, justo como pensé que estarías, que bien se sentía volver a aquellos días. Sentirme viva otra vez, sentir el corazón latiéndome tan fuerte que era como sentirlo en la garganta. Esos momentos curiosos de la vida que son la razón por la cual, la misma, tiene tanta gracia. Que sería de la vida sin esos momentos de juventud, la cual es sentir la adrenalina al hacer la cosa más insignificante, volviéndola así, la cosa más magnífica.
Sentirme viva de nuevo fue lo mejor que me pudiste ofrecer, pero llegó el momento en el que te fuiste, justo como esos sueños de grandes aventuras que te llenan el corazón de ilusión, pero luego desvanecen. Te fuiste rasgándome el corazón y prometí no quererte nunca más, no volver a ilusionarme contigo.
A veces me digo cuan tonta soy al creer que alguna vez te quise, pero, ¿alguna vez lo hice? Cada quien tiene una perspectiva diferente e, individualmente, cada persona cambia de perspectiva dependiendo del estado de ánimo, los acontecimientos y diferentes factores que influyen. Que curiosa y maravillosa es la vida, digna de ser estudiada. Cuanta intriga causan sus misterios y cuanto es el placer en descubrirlos. ¿Sabré alguna vez si realmente te quise? Esas son cosas que no me puedo dar el placer de descubrir.
Muchas veces me he preguntado si es que me mereces, y últimamente me he contestado que no, pero no siempre fue así. Aquí entra el tema de la perspectiva de la que he hablado antes. ¿Uno está siendo uno mismo cuando está bajo la influencia de un sentimiento? ¿Dice uno las cosas que diría si su estado de ánimo, o los acontecimientos fueran diferentes? ¿Cómo se sabe si realmente se está siendo sí mismo o se está siendo manipulado por alguno de sus propios sentimientos? Si hay algo en lo que no se puede ser objetivo es en los sentimientos, nos hacen perder la objetividad en todo. Es por eso que algunos evitan tenerlos, sentirlos, llámalo como quieras, pero no creo que puedas huir de ellos, pues sería huir de ti mismo. Ser preso de sus propios sentimientos es algo que suena realmente estúpido, pero así es como lo veo.
Y justo ahora, bajo mi punto de perspectiva, bajo los acontecimientos, bajo mi estado de ánimo y todos los factores que tengan alguna influencia en mí, no estoy dispuesta a ser prisionera de cualquier sentimiento que puedas provocar en mí.
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Diario del desamor
PoezjaMe haces sentir de una forma tan poéticamente triste que a veces no puedo evitar plasmar lo que siento en letras.