¡¡HEEEEEY!!
Actualización. Larga. Dramática y muy loca, espero en serio les guste, no los distraigo más.
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Veronica
¡Una semana! ¡Llevaba en este lugar una semana! Bufé caminando por todo el patio mirando hacía las torres de vigilancia. Una semana sin ver a Lyon, sin pelear, entrenar u algo. La reina Sofia está cada día más irritante. Como me gustaría pegarle una bofetada, para que sintiera lo que sentimos todos a quienes golpea, maltrata. Todo.
Y lo peor, es que una semana y Gherio aún no me había encontrado, o eso quería creer, el miedo me corría por las venas aunque no lo parecía.
A cada paso que daba los cintos alrededor de mis muslos me apretaban pero no con tanta fuera, sino con una regular. Mi espada colgaba ahora de mi espalda. Di media vuelta, pero desee no hacerlo, la reina Sofia venía hacía mí como toro enojado, arquee una ceja. ¿Qué le pico a esta?
— ¡Tú! —Me señalo con una uña perfectamente cortada—. ¿Qué haces aquí? Deberías estar cuidando de Nikolaevich.
Reprimí el instinto de rodar los ojos, aquí vamos de nuevo. Ya van tres veces que me da con lo mismo.
—En seguida, mi reina —No hice reverencia y salí caminando por su costado, escuche un chillido de su parte.
— ¡Reverénciame! —Respira. Uno, dos, tres, cuatro... Uff, di media vuelta y haciendo una reverencia lo más corta posible para después salir de ahí directo al salón de entrenamiento.
Abrí las puertas de par y en par y ahí estaba Nikolaevich peleando con espadas frente a uno de mis hombres, Nikolaevich jamás fue bueno en pelea pero debía aprender a defenderse, cuando le dije eso al rey le pareció una magnífica idea mientras murmuraba que su hijo era un holgazán. Reí sin poder evitarlo ante su comentario.
Nikolaevich me vio con cierto odio, el cuál le regresé sin dudar, en ese momento mi hombre le dio una patada detrás de la rodilla y el cayó soltando la espada, la cual rodó hasta mis pies.
—Sal —le ordene al caballero, hizo una rápida reverencia y se fue rápidamente, recogí la espalda y tomándola por la hoja le extendí el mango a Nikolaevich. Él lo tomo y lo jalo tratando de hacerme daño pero fui más rápida y la solté en el momento exacto.
— ¿Pelearás conmigo? —Pregunto con tono rasposo. Sonreí de lado y asintiendo saque la espada de su funda de cuero.
—Será fácil ganarle, príncipe Nikolaevich, no le ganó a mi hombre. —La furia centelleó en sus ojos, cuando lanzo el primer tajo simplemente puse la espada en horizontal deteniéndolo.
Me inició a lanzar tajos en todas las direcciones posibles, yo solo me defendía hasta que vi un momento ciego de él, ahí blandí la espada rápidamente y le hice un pequeño corte en el brazo izquierdo.
—Muy lento. —Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera siquiera pensarlo. Me miro como si me quisiera arrancar la cabeza.
—Verás lo que es lento... —susurró. Lo mire con duda, al ver su espada levantarse la coloque en defensa pero justo cuando hubo el choque entre metal y metal, un pie se hundió en mi abdomen, no me sacó el aire pero me hizo retroceder. Solo un pasó.
Cuando lanzó el otro tajo simplemente solté mi espada, tome su muñeca con fuerza sintiendo el filo apenas rozarme el cabello y sin darle tiempo a responder, le metí un puñetazo con más fuerza que su patada, en su abdomen. Mi abdomen estaba más duro y firme que el suyo. Lo cuál era divertido en cierta forma.
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Guerrera de la realeza
AvventuraCansada completamente de que su vida fuera controlada por sus padres. Veronica, siendo la princesa, decide huir de su destino. Harta de tantas clases de postura, leyes, modales y hasta elegir entre 3 tipos de cuchara para beber un poco de sopa. Ya...