Al parecer, la estupidez es un don.

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-Hime, por favor, regrésame la hoz -le dije lentamente mientras extendía la mano.

-¿Qué? ¿Piensas que no puedo controlar este poder?.

-Hime, por favor.

¿Pero que demonios pasó por mi mente? ¿En serio? ¿Darle un arma demoníaca a un mortal?
He tenido malas ideas, ésta les gana a todas, y por mucho.

-Hime, ese no es un poder concebido para mortales -Le dije-, es necesario que me devuelvas esa arma.

-Pero, ¿y si mejor yo rescato a Brendan? No se toda la historia completa pero puedo apostar a que es tu culpa el que esté muerto.

Ouch, eso dolió, y mucho.
Tenía razón, es mi culpa, era yo quien debió enfrentarse al Caído, no él.
Sin embargo, ahora puedo hacer las cosas bien y salvar a Brendan. Pero primero necesito salvar a Hime.
Rápidamente tomo mi forma demoníaca, sigo sin acostumbrarme a la nueva forma, la siento tan... Poderosa, y antinatural.

-Hime, es la última vez que te lo pediré, dame la hoz de Brendan.

-¿O qué? ¿Me la quitarás? -Se burló, sin embargo, algo anda mal.

Antes de que pudiera reaccionar, me dio un golpe tan rápido que ni con mis reflejos pude evitar. Me mandó directo a un pared, la cual sucumbió bajo mi peso y colapsó, para mi fortuna era una casa abandonada, pero, no había duda de que el ruido podría atraer demasiado la atención.
Me recuperé trabajosamente, era increíblemente difícil controlar esta nueva forma.

-Hime, no quiero pelear contigo -le dije.

-Demasiado tarde -me respondió- el ganador rescatará a Brendan.

Me odié a mi mismo, sin embargo, no podía permitir que Hime resultara herida, no importaba que fuera ella misma la que se estuviera lastimando.
Me enfoqué en el control de mi cuerpo, y sentí como poco a poco me empezaba a sentir más ligero.
"Sólo por esta vez te ayudaré, hijo de Samael, pero no esperes mi cooperación hasta que pases la prueba" me dijo una voz, no era la misma de hace rato, eso es seguro, sin embargo había algo familiar en esa voz.
Antes de poder sentirme bien por el control de mi cuerpo, Hime se lanzó hacía mi, y trazó un arco, claramente no se estaba conteniendo.

-Argh- miré hacía mi pecho, y vi que había logrado alcanzarme- Hime por favor para ya.

-Claro que no lo haré, no ahora que tengo ésta forma física -y se rió a carcajadas.

Espera un momento, ¿forma física? Algo no andaba bien (bueno, eso es obvio), y tenía miedo de saber la razón de mi inquietud.
No me quedaba de otra, tenía que contraatacar, claro, no mataría a Hime, pero no podía permitir que ella me matara a mi primero.
Me lancé sobre ella.
Mala idea, muy mala idea.
Ella era mucho más rápida, me recibió con un contundente golpe con la hoz, por un momento estuve tentado a dejarme llevar por la oscuridad de un noqueo, pero no, aún no.
Hime me tomó del cuello y me lanzó de nuevo contra la pared, y una vez ahí me empezó a repartir golpes a diestra y siniestra.

-Siempre estuve celoso de ti James -Me decía entre golpe y golpe- pero esta vez no, esta vez me quedaré con Hime.

Y me cayó como una cubeta de agua fría, definitivamente no era Hime la que peleaba; eran los malos pensamientos de Brendan.
Debía ser eso, no había otra explicación.

-Brendan, escuchame -tienes que parar.

-Esto es una pelea, no hay tiempos fuera -me dijo y siguió riendo sin parar.

Tomé la Hoz por la hoja, pero Hime (o Brendan) hizo un movimiento brusco y me terminó haciendo un corte.
Nunca en mi vida había sentido tanto dolor como ahora, sentía que el alma se me iba por ese corte.
Volví a tomar la hoz, pero esta vez con más fuerza.

-Perdóname Hime -y le dí una patada en el vientre, tal vez más fuerte de lo que pensaba.

Aún así fue suficiente para arrebatarle el arma de las manos.
Tiré a un lado la hoz, no pensaba usar esa cosa de nuevo.
Volví a mi forma humana rápidamente y corrí hacia Hime.

-Hime, por favor reacciona -le di unas leves bofetadas para hacerla reaccionar- por favor Hime no me hagas esto.

Tenía tantas ganas de llorar, primero Brendan, ahora Hime. Dios, Hime.
Yo era completamente responsable de lo que le pasara a ella, en primer lugar no debió venir conmigo, en segundo lugar no debí darle la Hoz de Brendan.

-Vamos Hime, reacciona por favor.

-Ella no se levantará en un rato -dijo alguien detrás de mi.

Me di la vuelta.
Entre las sombras estaba de pie mi padre.

-¿A que te refieres?.

-Le diste un arma demoníaca -me dijo mientras se acercaba a mi-, algo estúpido si me lo preguntas.

-Lo sé, fue bastante estúpido, pero, ¿cómo la puedo ayudar?

-Tu no puedes hacer nada James, -me dijo- su mente puede que esté rota.

Me quedé sin palabras, era oficial, había jodido todo.

-¿Puedes ayudarla?.

-No prometo nada James, ésto no pasa muy seguido, y casi siempre termina mal.

-Haz lo que tengas que hacer.

-Tu tendrás que ayudarme.

-Haré lo que sea.

-En parte es mi culpa, no te he dicho nada sobre las armas demoníacas, y no tenemos tiempo para una lección completa, sólo necesitas saber que en el momento en el que tomas un arma demoníaca, una gran parte de tu mente se transfiere, eso ayuda para que el arma te obedezca, pero puede ser peligroso.

-¿Entonces? ¿Qué tengo que hacer?

-Derrotar a la mente de Brendan dentro de su Hoz, eso a su vez, liberará a la mente de Hime, pero, si llegas a ser derrotado, ambos morirán.

No me importaba el riesgo, no dejaría a Hime así, aún más sabiendo que yo lo causé.

-¿Cómo lo hago?

-Solo toma tu forma demoníaca, y junto con la hoz de Brendan, medita. Sin darte cuenta entrarás a la hoz.

-Cuida a Hime mientras no estoy.

-Por supuesto -me dijo- y, ¿James?

-¿Sí?

-Ten cuidado hijo.

Asentí, sinceramente no sabía como responder a eso.
Así que tomé mi forma demoníaca y levanté la Hoz de Brendan.
Me senté en el piso, cerré los ojos, y dejé que la oscuridad me guiara.
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⏰ Última actualización: Jan 28, 2017 ⏰

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El Heredero de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora