El Mundo al Revés.

Éramos tan pequeñas e ingenuas; nuestro mundo giraba en torno a castillos, dragones, hadas, todas esas cosas que dos niñas pequeñas tienen para evadirse de la realidad. Pero la realidad era otra...
Solíamos llamar a las personas como animales.
-Esa señora es tan alta- decía Aria cuando estábamos en el parque sentadas en una banca.
-¡Tienes razón! Es como una jirafa- continuaba diciendo yo; ambas reíamos tan felices, siempre hacíamos eso, conforme los rasgos de una persona le dábamos el nombre de un animal.
Un día jugábamos en el patio de mi casa, ella era la ladrona y yo al policía.
La acorrale contra la pared, ella sonrió maliciosamente pues sabía que le tenía que apuntar con los dedos de mi mano y simular dispararle, y así lo hice.
Todo salió mal...
Le apunte a la cabeza con mi mano simulando una pistola y pronuncie "BANG"
Su pequeño cuerpo se estrelló fuertemente contra la pared, su cabeza quedo desfigurada, estaba irreconocible.
Estalle en llanto, mi madre salió de inmediato para ver qué me sucedía. Le conté todo; ella miró hacia la pared; solo vio una rata aplastada con una roca, o al menos eso fue lo que me dijo, mientras yo seguía viendo el cuerpo ya sin vida de Aria.
A pasado tanto tiempo, mamá me dijo que aquí estaría bien.
Mi nueva habitación es muy linda pero un poco fría, hay más habitaciones, he conocido a muchos niños, incluso uno olvido dormir (dice que los monstruos se lo impiden) pero yo no los veo, solo veo a los cuidadores; cuando ellos se acercan a él, él solo grita como si algo lo fuera a atrapar.
Mi mejor amigo el Sr. Medianoche es un hermoso gato, casi nunca lo veo, mi cuidadora me lo impide.
Tengo unas píldoras, cuando las tomo veo a Aria tan alegre como siempre, ella está sentada en mi cama acariciando al Sr. Medianoche.
Dicen que estoy loca, que todo está en mi mente... Pero yo sé que es real, que ellos son reales.
Quiero salir de este lugar, volver a casa, pero no me dejarán hacerlo...
Ni siquiera cuando muera.