Quizás, en un principio y con la mano en el corazón, fue su beldad lo que impactó contra Jimin. Su atractivo abstracto, distante, ráfagas de fulgor destellando cuando era capaz de ver su sonrisa, sus ojos vibrantes, la amable manera en la que gesticulaba: la imagen de Seokjin arreglando un ramo de Gerberas multicolor en la florería lo había cautivado.
Lo conquistó meses después de declararse rendido y cuando todos sus intentos por acercarse a él habían fallado miserablemente. Seokjin se aproximó a él una tarde gris cuando Jimin pasaba por la tienda y le echaba una rápida mirada a través de los cristales. El florista le había comentado ese mismo día que le recordó a un cachorro perdido y le invitó a tomar un poco de té una vez que cerrara la tienda.
Sus personalidades, sin embargo, encajaron como piezas de rompecabezas, motivo por el cual Jimin terminó de entregar su corazón en una canción que recitaba lo magnetizado que se sentía teniendo como compañía a una persona que, a pesar de ser mayor, solía comportarse como un tierno niño. No es que se dedicara al canto, de hecho, cantar era algo que hacía en secreto, y aún así, como un colibrí, con Seokjin y sus enormes ojos alentándolo, Jimin se sentía osado. Aprendió sobre él muchas cosas en un breve lapso de tiempo, así era Kim Seokjin, abierto pero lo suficientemente inteligente para no exhibir sus debilidades. Le gustaba sentirse hermoso y siempre alardeaba sobre la belleza física que poseía. Jimin sólo reía y le daba la razón entre besos resonantes y labios llenos y rojos; tenía un presentimiento que había algo más allá de eso que empujaba a Seokjin a evocarlo.
— ¿Me veo bien?
— Siempre te ves bien, hyung.
— Lo sé.
— ¿Entonces por qué sigues arreglándote? Sólo son amigos. Llegaremos tarde, vamos.
— Sólo quiero impresionar más.
— Creo que es innecesario.
●
En contra de toda opinión, pronóstico popular y con el paso de las estaciones del año, la relación floreció y maduró. Jimin trabajaba en un gimnasio como uno de los entrenadores del turno tarde y Seokjin seguía en control de la pequeña florería que le había heredado su difunta abuela. Demoraron meses pero una mañana de lluvia, el menor esperó a que su amante saliera de la ducha para pedirle que se mudara con él, Seokjin accedió.
— ¿Estás llorando?
— En tus sueños.
Culpó a su cabello mojado y a las gotas que caían sobre el rostro, rodando por su torso sin destino hasta evaporarse. Jimin está seguro que sus ojos están rojos y que aquella chispa cristalina acumulándose en ellos es una lágrima muy clara.
— Pero — Dejando su orgullo a un lado, Seokjin se acercó a la cama en donde reposaba un joven somnoliento y se inclinó, con la sola idea de besarle los labios y robarle un suspiro. — Estoy genuinamente feliz de que lo hayas pedido. Gracias.
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trapped ☆ jinmin
FanfictionA Seokjin le nace un alma rota, producto de una belleza exigua. » Jimin x Seokjin. » Capítulo breve y único (one shot). » AU. » OOC.