7. La invitación

540 42 83
                                    

C A P Í T U L O

7

Todomatsu comenzó a correr en cuanto se dio cuenta de su error en haber esperado los minutos que Ichimatsu le había indicado. Salió, lanzando pantalones a su alrededor, y tropezando con uno de ellos, se impulsó para salir corriendo de la tienda. Un minuto era incluso tiempo suficiente para que su hermano mayor hubiera salido del enorme centro comercial, y se sentía increíblemente estúpido por haber tomado las instrucciones de un tonto secuestrado.

Corrió, lo más rápido que pudo, moviendo a la gente a sus lados, disculpándose a la vez que pasaba. Apretó sus dientes, sintiendo que rechinaban por la furia que sentía por sí mismo y apretó sus puños, sintiendo el ardor de sus palmas por sus uñas encajándose en ellas. Tomó su teléfono y la pequeña nota que Ichimatsu le había dado y tecleó el teléfono en la pantalla y marcó. Esperó la voz de su hermano por el otro lado, pero sólo terminaba por contestar la voz de una mujer diciendo "deja tu mensaje".

Volvió a marcar, y bajó corriendo las escaleras al último piso de la tienda. Escuchó protestas de alguien detrás de él, pero eso no le detuvo a dejar de correr, ni siquiera a mirar. Siguió su camino, y en cuanto llegó, corrió hacia la entrada de la tienda, no sin antes mirar cada escaparate de las tiendas de alrededor. Pero Ichimatsu no se encontraba en ninguno de esos lugares. Maldijo en voz alta y corrió hasta la entrada.

—Ichimatsu-niisan tonto. Tonto. Tonto.—Dijo mirando hacia todos lados, tratando de encontrarle entre todos los autos estacionados enfrente. Apretó sus labios, aguantando las ganas de llorar de desesperación, y comenzó a lanzar golpes al aire. —Tonto, tonto. Idiota nekomatsu-niisan, idiota. Grandísimo idiota. —Pasó una mano por su frente, alzando su cabello y tratando de refrescar un poco su cabeza con el ligero viento que pasaba.

Suspiró, dándose cuenta de lo cansado que estaba por correr. Y relajó sus hombros, decepcionado por no haber sido tan rápido. Se cruzó de brazos, echándole un vistazo a los autos que pasaban, mientras se sumía una mezcla de depresión y desesperación, hasta que le vio pasar. Como si de cámara lenta se tratara, Ichimatsu le miró desde la ventana de un viejo Mazda rojo, acompañado de una chica del lado del conductor que no pudo ver bien.

—¡Ichimatsu! —Gritó y comenzó a correr. El automovil aceleró, echando polvo en dirección a Todomatsu y salió del estacionamiento sin cuidado, haciendo que otros coches frenaran de golpe. Todomatsu siguió corriendo, hasta que se dio cuenta de nunca lo alcanzaría. Aferró su mano al teléfono y decidido, volvió a marcar al teléfono de emergencia.

. . . . .

—Es bien dicho que encontrar a Tougou es imposible. Él se esconde como una cucaracha en una sucia cocina de un americano. Acumuladores compulsivos con ratas en sus alacenas y cinco hijos tomados por el gobierno para darles en adopción. —Kiro sacó dos sobres manila y los lanzó hacia su escritorio, seguidos de una bolsa transparente llena de fotografías que los demás no podían ver con claridad. —No puedo ayudarles completamente; así como ustedes, muchas personas han venido aquí pidiendo mi ayuda como si fuera un heroe. Tougou es mi mano derecha de la información, me brinda lo necesario para hacer justicia a aquellos amigos que han sufrido terribles acontecimientos hechos por otros hombres. —Frunció el ceño y tomó las fotografías viéndolas con asco. —Pero Tougou me ha traicionado más de una vez. Él tiene una fina manera de cortar la piel de sus víctimas, y es más que evitente cuándo un asesinato es obra suya. Los disfruta como si estuviera comiendo un bistec frances. Y menciono eso ya que la muerte de mi padre fue ocasionada por ese maldito procedimiento.

—¿Por qué no llamó a la policía? —Interrumpió Karamatsu. Todos habían recibido una pequeña taza de té por parte de Kiro, pero ni uno de los chicos habían bebido ni un solo sorbo. —Si el asesinato era tan evidente, ¿no hubiere sido más fácil condenarlo?

La mentira que nunca les conté | Osomatsu-san • PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora