Y sólo había sido un sueño...

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Me encontraba con mi novio en un espacio verde, bien grande, lo que parecía un camping el cual compartía con varios amigos, cada quien con su pareja, y otros no conocidos muy bien acompañados también. Estábamos en pleno almuerzo, todos sentados en una larga mesa, riendo, hablando, compartiendo anécdotas. Hasta que él me dijo que quería llevarme a las afueras de ese lugar para estar a solas y proponerme algo. Claro que acepté, además ya imaginaba que me pediría matrimonio. Sabía que lo había estado planeando durante un tiempo, y seguro había encontrado el lugar perfecto para ese momento.

Minutos más tarde estaba de su mano caminando hacia ese lugar. En verdad estaba muy enamorada; de hecho ambos lo estábamos. Lo que yo sentía era inexplicable. Había tenido otras parejas pero esta vez era todo muy diferente, y en él también se notaba. En su mirada y en la forma en que se comportaba conmigo. Eso lo hacía tan puro y verdadero que cada día lograba que me enamorara más. Casi acercándonos a la escena del mejor momento de mi vida, me di cuenta que olvidaba mi celular, era muy importante para mi, no tan importante como eso que estaba a punto de ocurrir, pero estar prácticamente en el bosque y sin mi celular, era algo que no lo toleraba, tenía que estar comunicada. Asique dije que iba en su búsqueda. Solo debía caminar unos cuantos grandes pasos hacía la gran carpa blanca que había allí armada y donde toda la compañía estaba aun almorzando. Debía decir que ya estábamos lejos del campamento. Mi amado me insistió en que volviera con él, pero aun así estaba encaprichada por ir a buscar ese objeto. No podía comparar el amor que le tenía con aquel aparato que podía cambiar de un día para el otro. Pero por algún motivo no quería estar sin eso. Tenía que tenerlo en mis manos, y si bien mi prioridad era decir <<>> a la propuesta de matrimonio, quería tener el celular conmigo. Me aleje de mi novio avisando lo que iba a hacer, y me esperó. Pero luego todo se volvió muy raro, me había perdido en el camino donde todos estaban reunidos. Ya no sabía dónde me encontraba y cuando giré, mi novio ya no estaba allí. Comencé a preocuparme, a correr por todos lados con la esperanza de encontrar ese camino que me llevara de regreso a mis amigos o a los brazos de mi chico. Estaba sola, desesperada por llegar. Caminé, y caminé. Recordaba un camino que podía tomar hasta allí, y lo hice pero no había llegado donde quería. Talvez me había equivocado, u olvidado una parte de ese recorrido y aunque se me había ocurrido volver a caminarlo, siempre se llegaba al mismo lugar. Ya no sabía que hacer. Pedía ayuda a quien veía, pero nadie sabía decirme. Estuve así por varios días, no sabia la cantidad porque no llevaba la cuenta, pero deberían ser unos tres o cuatro. Aun así todo se me hacia eterno. Hasta que vi a lo lejos el campamento, eso lo reconocí al instante, y no tardé en correr para llegar hasta allí. Cuando lo hice, todo era extraño. Ya no era un campamento. Las carpas se habían esfumado para transformarse en casas, adornadas con luces, como si estuviéramos de fiesta. Algo parecido como la Navidad, o Año Nuevo. Pero era imposible, faltaba casi una semana para el veinticuatro, no podía haber estado siete días caminando. Sí, podía jurar que se me volvía infinita la cantidad de días, pero no creí que había sido para tanto. ¿En ese tiempo nadie se había acordado de mí? Ni quien tanto amaba, que sabía que solo iba en busca de un celular, ¿no se preocupó? Lo sentía todo muy raro, y no podía sacar explicaciones para esto. Me acerque a esas casas muy bien decoradas. En las puertas se encontraban ellos, quienes estaban en el campamento, pero ninguna señal de mi futuro esposo. Pregunte a una amiga, y ésta me contestó que se había ido con otra persona. Tomé el aparato, que por fin lo tenía conmigo y el que causó todo este cambio, y mandé un mensaje el cual no respondió. Me informé de donde estaba y que también estaba por casarse, y fui hasta allí. Al llegar, pude corroborar que era cierto. Se estaba casando, y no precisamente conmigo. Dentro del lugar él pudo verme, y noté que lo hizo porque esos ojos vedes intensos se habían dirigido hacia mí como si hubiesen sentido mi presencia, pero solo salí de allí y volví al sitio de la primera vez, con mis amigos. Me sentía destrozada, quería llorar. Amaba mucho a ese chico, y no podía creer que en este tiempo que estuve desaparecida, ya había conseguido con quien pasar su vida en lugar de ir a buscarme. Tampoco mis amigos, nadie me preguntó si estaba bien o donde había estado. Lo tomaban muy normal, cómo si nada hubiera sucedido. Era todo muy confuso, no entendía nada, y no había un porqué para toda esta situación. Hasta que mas tarde, unas horas mas tarde, volví a ese lugar. Supuse que la feliz pareja ya no estaría, pero me había equivocado. Sentada en la entrada, sentí que alguien más se me había unido. Cuando lo escuche note que mi novio, o ex novio, estaba allí conmigo.

-¿Lees esto por mí?- Pregunto señalándome el pequeño párrafo que debía leer.
No sabía a qué se debía todo esto, ninguno quería hablar del tema, claro, pero que le lea un insignificante párrafo que podía leer él... no tenía mucho sentido. Pero cuando lo hice sabía qué quería con todo eso. Ese pequeño texto de solo unas pocas líneas me había hecho entender que él había dejado a esa chica sin casarse para volver con su verdadero amor. Giré solo para mirarlo, y después de eso no dijimos mas. Nos quedamos los dos sentados, yo con ese papel en mi mano, asombrada, confundida, pero feliz y encantada de lo que acababa de saber. Aun así, pensando en toda la situación rara por la que había pasado anteriormente. Pero luego todo se aclaró. Eso fue al despertar, eran las diez de la mañana y allí todo tenía sentido. Se trataba de un sueño más, uno más de la lista de esos raros y confusos sueños, que luego terminas amando y deseando que se hiciese realidad por su romántico final.

Y sólo había sido un sueño..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora