Por un café ☕

Parte I

Era una fría mañana de Enero de 1940 en la capital de Alemania, podías escuchar el andar de las personas llevando sus vida como de costumbre, se sentía el sol pero estaba repleto de nubes, y tú, sólo apreciabas tu alrededor mientras esperabas el autobús.

Llegó el autobús y aguardaste a que subiera toda la gente, cruzaste la mirada con el chofer, esa mirada y una sonrisa fueron suficientes para desearse un buen día.

Tomaste asiento a lado de una señora que te sedió el lugar, quedando solo tú en los dos lugares.

Mientras ibas en el autobús mirabas por la ventana de éste y pensabas que era el escenario perfecto para quedarse en la cama, leer un buen libro y tomar ese café cremoso y amargo que tanto me gusta, pero tenías que dejar eso para otro día.

Conforme pasaba el tiempo y tu seguías en el autobus te llegaron los pensamientos de que te estabas haciendo viejo y no tenias una familia, creíste que sería imposible y aun más porque contabas con alrededor de 30 años y en poco tiempo tendrías que regresar a la tierra de los caídos, la guerra.

Ya estabas cerca de tu destino, te paraste de tu asiento y caminaste hacia la puerta trasera del autobús, sonaste el timbre y las puertas del camión se abrieron.

Cuando ya estabas en la acera tomaste rumbo a la esquina de la cuadra y entraste a un local.

Desde que abriste la puerta podía sentirse el recorrer por tus pulmones del aroma a café hecho en cafetera, podías escuchar las cucharas golpeando ligerame las tazas y las conversaciones bajas de la gente del lugar.

Tomaste asiento en una mesa que se encontraba cerca de un ventanal que tenía la vista de una de las mejores calles de Alemania, te quitaste el sombrero, y justo en ese momento llega una mesera a tomar tu orden.

-Buenos días. ¿Qué desea tomar?

Tu veías el menú pero era obvia tu elección, un café cremoso y amargo como el que tomabas todos los días a la misma hora, pero al momento de escuchar la voz de aquella mujer un sentimiento indescriptible recorría tu cuerpo de pies a cabeza.

Tanta fue tu impresión que volteaste bruscamente a mirar a la mujer y te diste cuenta de que era aún más hermosa que su voz, y sin saber cuanto tiempo transcurrió miraste con detalle todas sus facciones.
Tenía unos hermosos ojos verdes , una nariz pequeña pero respingada, unos labios un poco gruesos pero pequeños y delicados, una cabellera castaña que llegaba a la altura de sus hombros y una piel tan blanca como una nube.

Pero fuiste interrumpido al escuchar que te volvía a preguntar qué deseabas tomar, aclaraste tu garganta y dijiste el café de tu preferencia, la mujer anotó tu pedido en una hoja, pregunto si no deseabas algo para acompañarlo y tu negaste con la cabeza, con lo cual ella se retiro.

Todo el tiempo que pasó en lo que llegaba tu café no podías dejar de pensar en aquellos ojos y deseabas poder volver a verla.

Pero al momento de que llegó tu orden otra persona te atendió, te quedaste sorprendido al ver un rostro distinto y decidiste saciar todas tus dudas preguntándole al otro trabajador.

-Amm, disculpa ¿Qué pasó con la otra persona que me estaba atendiendo?
-Ahh,_______ acaba de irse, su turno a acabado y ahora me toca ocupar su lugar.  ¿Quiere que le pase algún recado?
-No, no hace falta, esta bien así.
-Bueno, si se le ofrece otra cosa no dude en llamarme.

El mesero se retiro y miraste tu reloj, eran las 09:15am, continuaste tomando tu café mientras mirabas a través del ventanal y recordabas cada parte de su rostro.

Bebiste el café hasta la altura gota y dejaste dinero suficiente para pagar la bebida debajo de la taza y saliste del local.

Al andar por las calles notaste que el ambiente se sentía diferente y sabias que tenías que volver a ver aquellos ojos verdes.

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Hola! Espero que les guste ésta historia, la verdad es que me animé a escribir ya que varias de mis amigas lo hacían y me decían que tengo buenos temas.
Sea así o no pues creo que no esta mal intentarlo 😌😌