Mi chico es un hombre lobo?

6.- El hospital

--Pues mira, están buscando a las que te hicieron eso. Mientras los días que tu estabas aquí, yo tenia que ir al colegio por obligación, vino un nuevo estudiante al instituto, ¿y sabes que? ¡Es mi novio ahora!- Dijo muy emocionada
--Felicidades, y ¿cómo es?
--¡Es guapísimo! Tiene los ojos verdes, con gafas negras y ¡muchos músculos!
--Pues tendrás que enseñármelo.- Le dije guiñando el ojo.
--¡Y lo mejor es que desde lo que te hicieron ahora todo el mundo me respeta y seguro que a ti también!
--Me va a resultar raro ser aceptada por los alumnos.-

Nos tiramos hablando mucho rato sobre los exámenes y como estaba todo el instituto sin las tonpop. Cuando miré el reloj me di cuenta de que ya nos habíamos tirado una hora entera hablando. Cuando al final me despedí de Elisabeth que se tenia que ir, Leo entró a la habitación.

--Menos mal que has despertado.- Me dijo.
--Ya, llevo mucho tiempo inscosciente.-
--Sabes lo que pasó, ¿no?-
--Mas o menos
--Pues que cuando me desperté después de que me tiraran el dardo tranquilizante y ya era de noche, te encontré con cortes y mucha sangre, empecé a pedir a gritos ayuda y vino la policía q estaba patruyando por allí cerca. Ellos ya llamaron a una ambulancia, me hicieron preguntas para saber quien te hizo eso y después de cuatro días por fin has despertado. Ah, se me olvidaba, dentro d poco vendrá la policía a hacerte preguntas.
--Vale... Uf estoy fatal, me duele todo y casi no me puedo mover. No se cómo voy a contestar las preguntas si no me acuerdo de casi nada.

Leo y yo también estuvimos un rato hablando, cuando lo llamó su madre diciendo que se tenía que ir ya para su casa. Cuando se fue, me puse a recordar todo lo que había pasado. Un rato después, como dijo Leo, vino la policía a hablar conmigo.

--Buenas tardes señorita Raquel. Dijo uno de los policías.
--Buenas tardes.- Respondí yo.
--Diganos su nombre completo por favor.-
--Raquel Mécies Román.
--Bueno señorita Raquel, cuentenos que pasó cuando le hicieron todos esos golpes.

Me estuvieron preguntando mucho tiempo, yo calculo una hora o así. Cuando por fin terminaron, me puse a pensar, intentando dormir.

Se me venían muchas preguntas a la cabeza. ¿Por qué Leo me quería? ¿Por qué las tonpop estaban tan obsesionadas con el? ¿Por qué siempre me han odiado tanto? Se me vinieron todo ese tipo de preguntas y muchas mas. Al final conseguí dormirme.

Al día siguiente me despertó una enfermera.

--Buenos días señorita Raquel.- dijo la enfermera.
--Buenos días.- Le respondí.
--Le traigo el desayuno. Le he traído unas tostadas de aceite con un zumo.

Intenté comer las tostadas y el zumo por mí sola, pero como tenia los brazos escayolados solo me pude tomar el zumo.

Iban pasando los días. Se me hacían súper largos porque me aburría mucho. Mis amigos (solo los 2 que tengo) venían a visitarme muchas veces. Elisabeth me contaba que el rumor de lo que me había pasado se había extendido por todo el pueblo, y Leo decía que todo el mundo se acercaba a preguntarle sobre lo que había pasado, pero que él para respetar mi intimidad no decía nada. Eso era lo mejor, no quería que todo el mundo se enterase de lo que había pasado, pero el rumor se había extendido mas rápido de lo que se esperaba.

Cuando me pude ir ya del hospital, ya se me habían quitado la mayoría de los vendajes y me podía mover mucho mas.

Llegué a mi casa y me sentí de nuevo libre. Otra vez en mi amada casa, en donde antes iban todas las cosas normales. Llegué a mi cuarto y me tumbe en mi cama, en mi comodísima cama.

Empecé a pensar como era mi vida antes y como ahora iba a cambiar.

De repente veo que suena mi móvil, Leo me estaba llamando, así que cogí la llamada.

--Holi- Le dije
--¿Has salido ya del hospital?-
--Sí, por fin he salido.-
--¿Vas a venir mañana al instituto?
--No, estoy en silla de ruedas y todavía tengo un brazo escayolado.-
--Mejor, quedate en tu casa que estas mas segura.-
--¿Por qué dices eso?
--¿No has visto las noticias?
--No, acabo de llegar a mi casa.-
--Pues sientate porque te tengo que contar algo.-