V E I N T I - C U A T R O

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«Tan irónico como un escritor de angst enamorado»

—Anónimo

Reproduce la canción, una vez más. Sus ojos arden, producto del llanto.

Su corazón, él lo tiene. Sus pensamientos, él los posee. El amor que le quedaba terminó por esfumarse, dejando sólo una áspera capa de rencor y frialdad, de nuevo. Llora nuevamente al escuchar la voz del cantante, recitando dolorosas palabras. 

Es tan fácil amar, pero tan difícil olvidar el sentimiento. Duele, siempre lo ha hecho. Y es que en realidad ha perdido la cuenta de cuantas veces ha terminado de esa forma; solo, rechazado, abandonado. 

«Eres demasiado frío» le dijo Hani. «Eres demasiado empalagoso» contradijo Jessica. «Feo» Yuri. «Raro» Minho. «Aura extraña» Ahra. «No eres lo que busco» Donghae.

«No quiero que nos volvamos a ver» Kim Ryeowook. 

¿Cuánto tiempo ha estado llorando? Le duele la cabeza, sus ojos están hinchados y su nariz está roja. 

Observa la foto en su teléfono, donde el pequeño pelirrojo se cubre el rostro en acto de timidez. Por segunda vez, Kim Ryeowook le ha roto el corazón. 

— — —

Había sido difícil, pero al final el mayor había decidido salir de la habitación. 

—Hae, creo que llegó mi hora...

—¿Qué cosas dices, Min?

—Veo la luz—alegó, extendiendo su mano hacia el cielo.

—Eso es el sol, Lee Sungmin, y apenas lo reconoces por estar una semana encerrado. 

El rubio hizo un puchero mientras observaba a su amigo.

—¿Por qué me has obligado a salir? Estaba bien, tenía un fuerte de sábanas y cojines y toda la cosa.

—No puedes vivir para siempre en un fuerte que podría caer al quitar algún cojín. 

—Es lo mismo que un edificio, quitas un ladrillo de abajo, de algún extremo, y caerá. Oh, espera, eso es jenga...

—¡Oh, mira, un perro!

—No le digas así, aunque tiene más cara de mono...

Donghae desvió su vista al punto donde su amigo miraba, oh, sí tenía cara de mono, ¿cómo no lo había notado?

—Lee Donghae—sonrió—, que milagro encontrarte. ¿Él es...?

—Soy Lee Sungmin—mostró su sonrisa más hermosa, aquella que era capaz de derretir hasta el más frío corazón, a excepción del de Kyuhyun—, un gusto conocerte...

—Lee HyukJae.

—¡Oh! Parece ser que todos somos "Lee"—dijo el rubio con entusiasmo, como si de repente hubiera olvidado que Cho lo mandó al diablo.

—El pez tiene un amigo listo—dijo con una sonrisa—, y muy lindo, por cierto—le guiñó el ojo al mayor, quien se sonrojó ante el acto.

Ambos rubios se miraban fijamente y sonreían. El menor de los tres no pudo evitar disgustarse ante la escena que estaba presenciando. Después de asimilarlo un poco, no era disgusto, eran celos.

No ahora, Lee Sungmin. No él. Pensó el castaño.

—Nos vemos luego, HaeHae.

Y se fue.

Observó como Sungmin admiraba al otro marcharse, con una sonrisa. 

—¿Y Cho Kyuhyun?

—¿Choi...qué?—preguntó el rubio, prestándole toda su atención.

Oh, no me jodas, Sungmin.

— — —

¿Boda?—preguntó el pelirrojo, frunciendo el ceño. 

—Y estás cordialmente invitado—informó el pelinegro mientras sonreía.

—No tengo ganas, Young Woon. 

—Aigo...ni que fuera mañana. Será dentro de tres meses. Además, tienes que ir, me debes una Kim Ryeowook.

—¿Tengo cara de querer ir a tu boda, a observar como todos son felices, como sonríen, mientras yo me emborracho, pensando en Kyuhyun y su estúpida sonrisa de victoria y al mismo tiempo pensando en Jong Woon y su corazón roto?

—Dentro de un tiempo lo superarás, tal vez ha sido lo mejor. Lo hiciste para protegerlo, Wook...

—No vengas a darme palabras de aliento, porque tú no eres el más indicado.

—¿Sigues con los rencores? Creí que lo habíamos superado. Anda, Kim, que no todo en la vida es malo. Lo que está pasando no es tan grave.

—Siwon me mintió, Sunhee murió, Kyuhyun es un maldito demente y Jong Woon está destrozado por mi culpa. Tienes razón, exagero. Siempre lo hago. Debería llamarme "Kim Dramático Wook". 

Young Woon suspiró. 

—Te dejaré a solas, necesitas tiempo para ti.

Dejó la invitación sobre la mesa y salió del apartamento. 

Ryeowook observó la carta sobre el mueble, en las invitaciones para su casamiento con Sunhee y Kyuhyun él también había usado hoja de opalina.

— — —

Bajó del avión, con una expresión indiferente decorando su rostro. Sus ojos viajaron de un lado a otro, reconociendo al instante cada parte. Hizo lo típico; entrar al aeropuerto, recoger sus maletas e irse a casa. 

Respiró nuevamente el aire de Seúl, completamente diferente al de Japón. No había sido buena idea irse, Japón era un lugar magnífico, hermoso, pero repleto de tsunamis y eso conllevaba muertes. Y él no quería morir aún. 

Después de dejar sus maletas en casa, fue directo al único lugar que tenía importancia en esos momentos. Era un milagro recordar aún la dirección. 

Tocó la puerta, emocionado. Cepilló su perfecto y reluciente cabello. Esbozó una de esas escasas y hermosas sonrisas sinceras que todavía poseía. 

La puerta se abrió lentamente, dejando ver al pelinegro que poco a poco cambió su expresión a una de asombro. 

—Hola Hankyung...—saludó, riendo tímidamente—. He vuelto—declaró, acercándose un poco más al menor, para que este pudiera notar que lo que tenía en frente era real y no su imaginación gastándole una broma. 

—Heechul hyung...—y lo besó.

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¡HANCHUL! KDSAJSKAJASKJDAH *--*

Heechul volvió <3 extrañaba escribir el nombre de mi hermosa chula :c 

Oh, las quiero tanto, tanto, a todas mis lectoras :'3 <3 

Hoy ando demasiado feliz ^^

Nos leemos luego, mis amores c: 

LETRAS Y CAFÉ - | YEWOOK |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora