Ella no confiaba en el amor, porque había sufrido demasiado para su corta vida, aunque tenga 22 años. Sinceramente, no confiaba en nadie, nada más que en su familia y en sus mejores amigas.
Después, le encontró. Él era perfecto. ¿Problema? Tenía...
Ya terminé los informativos de Deportes de la noche. Suspiré y me levanté.
—Hasta mañana —habló el director por el pinganillo.
—Hasta mañana —murmuré.
Me quité el pinganillo y después el micrófono. Recogí mis cosas, me despedí de Juanma y salí del edificio. Conduje hasta mi casa y según entré, me quité la ropa y me puse el pijama. Caminé al baño y me desmaquillé. Dejé las cosas del trabajo en mi despacho y fui a la cocina.
Preparé una cena ligera: una ensalada y tenía que ir a comprar comida porque se me estaba acabando.
Me tomé la ensalada tranquilamente mientras escuchaba música tranquila.
Sonó mi móvil y lo cogí cuando terminé de cenar. Era un mensaje de Antoine. Suspiré y lo miré: "Bonne nuit!". Sonreí levemente y le contesté: "Buenas noches 😘". Me contestó con los emoticonos de corazones. Suspiré y caminé a mi habitación. No sabía que hacer.
Fui al despacho y me puse a estudiar el guion del domingo, me lo sabía entero, pero le iba a dar un repaso por si acaso. Cuando terminé, eran las diez de la noche. Todavía me aburría. Cogí mi móvil y le hice una foto a mis cortes.
La subí a Instagram y a Twitter diciendo: "Es como fumar, como beber, como drogarse, piensas que lo has superado, pero vuelves a recaer. Lo siento mucho". Suspiré. ¿Por qué lo hice? No lo sé, simplemente quería compartirlo.
De un momento a otro, comenzaron a llegar notificaciones de Twitter e Instagram. En Twitter, decían que por qué lo había hecho, otros compartían que por qué se hacían los cortes... Y en Instagram, me ponían a parir. Decían que era una cuenta-cuentos, que esa foto la saqué de Internet...
Odiaba cuando opinaban sin saber. Esa foto pude haberla sacado de Internet, pero no lo hice. Suspiré y bostecé. Tenía sueño.
Fui al baño y me desinfecté los cortes, pero me lo dejé al aire libre. Ande a mi habitación, puse a cargar mi móvil, puse una alarma a las diez y media. Una hora antes del entierro. Resoplé y me tumbé en mi cama.
Cerré los ojos y en mi mente aparecieron los ojos azulados de Antoine. La verdad no sabía de qué color eran. Si eran azulados grisáceos o azulados con muy poco de verde o simplemente azules.
*****
Sonó la alarma y suspiré. Me levanté y apagué la alarma. Abrí la ventana que daba a la calle y miré el tiempo. Parecía que el tiempo iba de mi lado, estaba nublado y por lo que veía, había un poco de viento. Cogí un vestido negro. Tenía escote de pico y me llegaba por las rodillas.
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Después cogí unas sandalias de tacón. Caminé al baño y me di una ducha, estuve allí mucho tiempo. Cuando salí, me sequé el pelo y me hice una coleta. Hoy no quería pelo suelto. Me puse la ropa y suspiré. Me maquillé sin muchas cosas y volví a mi habitación.