Ushijima terminó convirtiéndose en sacerdote gracias a las constantes intervenciones maternas por formarlo en el catolicismo, enviándolo a internados religiosos en el extranjero y convenciéndolo de que era su vocación.
El chico, con la tendencia absoluta de complacer a su familia, se dedicó al estudio teológico y mantuvo su celibato con una voluntad de acero.
A los veintiocho años, con su inglés fluido aprendido durante su niñez, logró hacerse cargo de su propia iglesia en un pueblo rural de Inglaterra. Ahí tenía una vida tranquila, conocía a cada uno de sus feligreses y contaba con el tiempo suficiente para escucharlos cuando ellos quisieran. Por eso las puertas de su santuario siempre estaban abiertas, y las de su casa, conjunta a este, también.
En un poblado tan pequeño, todos se conocían y todos confiaban en sus vecinos. Nadie cerraba con seguro sus puertas y no temían dejar las ventanas abiertas en los veranos calurosos. Los forasteros tampoco eran muy comunes, porque no había zonas turísticas cerca. Los visitantes siempre eran familiares de algún habitante del pueblo.
Es por eso que Wakatoshi, arreglándose la sotana para preparar su misa de las ocho am, se sorprendió al ver un rostro no conocido sentado en una banca de la iglesia. Notó al acercarse, que estaba dormido, tenía un semblante angelical que lo dejó paralizado por varios minutos. Sus ojos renuentes a despegarse de esa piel traslucida, recorrieron a duras penas el aspecto en general del individuo, que estaba desgarbado y sucio. Su mano tembló al querer tocar su hombro y trastabilló hacia atrás cuando ese acto provocó que el cuerpo frío cayera de lado sobre el largo de la banca, haciendo un ruido sordo.
Por el tacto al intentar revisar su pulso, parecía muerto, tanto por la ausencia de latidos como de calidez corporal. Pero sorpresivamente el hombre respondió y abrió los ojos. El clérigo quedó hipnotizado por el resplandor carmesí que emanaban y cuando se dio cuenta estaba arrodillado frente a él. Como si se hubiera olvidado de Dios y sólo pudiera adorar a aquel... ángel caído; que solo por mirarle, estaba incitando su mente y su cuerpo, como si fuera la materia más maleable del universo.
Tuvo tanto miedo de caer en el pecado y la tentación que se puso a rezar, pero no pudo cerrar los parpados ni girar el rostro hacia otro lado. El extraño ser emitió una especie de sonrisa triste y se arrodilló frente a él, olfateándolo como un animal, y pasando su nariz por su cuello. El dolor vino después, pero el miedo desapareció, y frente a sus ojos pasaron mil epifanías alimentadas por el estremecimiento de su ser y su alma.
La mordida no la dio él pero sentía como si se hubiese alimentado del fruto prohibido. En ese momento supo que no podría ir al cielo nunca, que no podría conocer a Dios ni guiar a sus fieles hasta él, porque había perdido ante un demonio corrupto pero hermoso, que se hizo con su cordura, y lo dejó vacío, para devolverle una nueva vida ataviada de muerte.
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One for One.
CasualeEsto será una serie de drabbles y one-shot dedicados al UshiOi. La mayoría basados en fanarts o imágenes bonitas encontradas por ahí. Soy amante del AU, así que es probable que lo que más encuentres aquí sean universos alternos, pero también me esf...