End Of The Day

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Un día perdido en el calendario nos  invitaron a una fiesta en el último piso de un hotel muy conocido de nuestra zona. Era el cumpleaños de un chico que no conocíamos, pero fuimos invitados por amigos de él.

En esa suite había mucha gente, mucha. Estaban allí apretados como sardinas en lata. Llegar de una punta del hotel a otra implicaba tener que sobarse con muchas personas y aguantar pisotones y empujones. Para no perdernos entre la gente nos cogimos de la mano. A medida que íbamos pasando entre la gente y nos empujaban el se aventuró en intensificar el agarre, entrelazó nuestros dedos. Traté de ignorar la sensación de presión y vacío que se hacía en mi estómago. Debía ignorar eso. Era tan estúpido.

Pero se me hacía imposible.Fueron pocos minutos los que duramos cogidos de la mano pero me dejaron en un trance profundo. Pensaba en dos cosas: en lo bien que se sintió y en por qué estaban pensándolo tantísimo. ¿Me gustaba Louis? Bueno. Era obvio que me gustaba, jamás tendría sexo con alguien que no me gustara. Pero me preguntaba si me gustaba de otras maneras más profundas.

Al pensar eso fue cuando me empecé a asustar. Siempre que tenía esos pensamientos era porque ya estaba demasiado perdido en los sentimientos, cuando ya no podía hacer nada para dar marcha atrás. Y era horrible.

Me logré sentar en una mesita y logré pedirle a un improvisado barman unos chupitos. Fueron ocho. Y me los bebí uno tras otro porque ya no quería seguir pensando.

Louis no estaba conmigo. Podía verlo desde donde estaba hablando con un grupo, especialmente con un tipo y ambos se miraban como si fueran a quitarse la ropa en ese instante y hacerlo en público. Involuntariamente mis cejas se juntaron y mi mandíbula se apretó, y cuando me di cuenta de mis celos volví a pedir otra ronda de chupitos. No podía estarme pasando esto.

Para ponernos en contexto: yo nunca había sido un tipo enamoradizo, o extremadamente romántico, nunca había idealizado un toque de manos, ni siquiera con mis parejas anteriores. Pero ahora estaba bebiendo para tratar de olvidar un toque. ¡Un toque!

Cuando vi que estaba bailando con el tipo, muy cerca y muy sensual, me enfadé. Y cuando los imaginé en la cama (que era seguramente lo que iba a pasar después porque a eso habíamos venido) se me revolvió el estómago.

Me debatí entre pedir otra ronda más de chupitos o simplemente robármelo. Y no debatí mucho antes de que mis pies se pusieran en marcha hacia él.

Cuando llegué a su lado lo agarré suave por el codo, haciéndole saber que estaba allí y él interrumpió su baile disculpándose con el tipo para mirarme.

-Dime, Harry.- Sus ojos me estaban pareciendo más azules y hermosos y tenía ganas de besarlo.

-Me estoy aburriendo mucho.-Dije. El efecto del alcohol se me notaba.

Él resopló con una mueca que me indicaba que estaba pensando en qué hacer para que yo no me aburriera. Y cuando sus ojos brillaron y me volvieron a mirar supe que había dado con la respuesta.

-¿Por qué no te das una vueltecita alrededor de la sala y ves si alguien te interesa?-Su mirada pícara chocaba con la mía.

-S-supongo.- Y me dijo adiós, no sin antes acordarme de que le visara si me iba con alguien y darme un tirón en la mejilla.

¿Cómo no iba a gustarme por Dios? Si detrás de tantísima lujuria era tan adorable. Quizá debí haber pedido esa ronda de chupitos.

La idea de pasar esa noche con otra persona en la cama que no fuera él me asustaba, me hacía tragar forzosamente. Así que, casi inconscientemente, pasé de buscar a alguien a pasearme por toda la estancia bebiendo de mi vaso rojo mientras pensaba profundamente en Louis.

Made In The Am (L.S) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora