Capítulo 3.

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•Un día antes de la "cita"•

'—¿Hola?'
—Thea, hola —contestó Mackenzie con una sonrisa.
'—Hola Mack.'
—Oye, ¿qué dices si hoy salimos? Estoy aburrida.
'—¿Y Ashton?'
—En la casa de un compañero. Vamos, di que sí —dijo ella impaciente.
'—De acuerdo —su amiga suspiró—. ¿A dónde vamos?'
—Al parque a patinar —Mack volvió a sonreír esperando una respuesta afirmativa por parte de Thea.
'—Pero creo que más tarde va a llover. Es decir, mira el cielo. Está gris, literalmente.'
—Vamos Thea, amas la lluvia al igual que yo. ¡Por favor!
'—Bien, bien, está bien. Te veo a las 16:30.'
—¡Te amo!
'—Yo te odio. Adiós tonta.'

Su mejor amiga cortó y Mackenzie sonrió triunfante. Sabía lo vaga que era Thea a la hora de salir, pero de alguna forma u otra, Mack siempre lograba que su amiga dijera 'Sí'. Ella lo llamaba 'El poder de la insistencia.'

Miró la hora y notó que eran las 15:50, pero no le importó. Se tomó todo su tiempo para darse una ducha, cambiarse, buscar su mochila, sus rollers, etc. No se preocupaba por su mejor amiga, ya que Thea solía llegar tarde a todos los lugares que fuera.

•En Tongva Park•

Tal y como lo había dicho, Thea había llegado a las 17:40.

—¡Aquí estoy! —contestó la chica mientras corría al lado de Mackenzie.
—¿Cuál es tu excusa para haber llegado tarde? —dijo la científica con una sonrisa y los brazos cruzados.
—Bueno, púes, si me das tiempo, puedo llegar a darte una excusa muy buena.
—Te has quedado dormida, ¿no es así?
—Y es por eso que somos mejores amigas.

Ambas chicas soltaron una carcajada. Solía pasar seguido cada vez que quedaban para verse en algún lado.

Cuando empezaron a andar en patines por todo el lugar, Mackenzie tomó una bocanada de aire lista para contarle a Thea lo que había pasado en la entrevista con Crawford Collins.

—Thea...
—¿Mhm?
—¿Te acuerdas que el Lunes de la semana pasada tuve una entrevista?
—¿En serio? —Mackenzie rodó los ojos mientras sus pies se movían al compás de las ruedas de sus patines.
—Sí, te lo dije más de tres veces.
—Oh, bueno, ¿qué pasa con eso? —Thea miró a Mackenzie y luego volvió su mirada al frente.
—Púes... Crawford Collins me entrevistó —Thea frenó de golpe sus patines, casi callendose al piso.
—¡¿Qué?! —Mackenzie giró y también frenó.
—¿Qué pasa?
—¿Me estás jodiendo? —Mack negó con su cabeza—. ¡Mi primo trabaja con él!
—¿Tu primo? Pero no tienes primo —Mackenzie frunció el ceño.
—Bueno, mi primo segundo. O mejor dicho, el esposo de mi prima. No sé qué sería él de mí.
—¿Quizás primo por ley?
—O primo casado...
—Creo que es mejor la primera.
—Puede ser.

Ambas se miraron por un largo rato hasta que Thea sacudió su cabeza, alejando los pensamientos de qué sería para ella el esposo de su prima.
Siempre se distraían con lo más mínimo, como lo que había pasado. Nunca podían hablar de un tema serio, porque aunque estuvieran en una habitación completamente vacía, lo mismo se distraerían hablando del color de las paredes o incluso de sus ropas interiores.

—Como decía. El tal Colton Collins...
—Crawford.
—Crawford Collins, trabaja con mi primo. O el esposo de mi prima.
—¿Scarlett?
—Exacto —Thea asintió con su cabeza y miró a Mackenzie—. ¿Entonces? ¿Qué pasó con Crawford? —instantáneamente el rostro de la científica se puso rojo y Thea sabía lo que venía.
—Le di mi número de teléfono po...
—¡¿Qué?! ¡¿En serio?! ¡Mackenzie Dios mío!
—Thea, baja la maldita voz —comentó Mack, aún roja.
—De acuerdo, me calmo —la chica respiró hondo y soltó el aire, mirando a su mejor amiga—. ¿Y? ¡No te quedes ahí parada! ¡Cuenta, cuenta, cuenta!

Crawford Collins. Ciencia & periodismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora