Capitulo 30

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Luego de la charla que tuvieron Piera y Rocco éste último se calmó bastante, sí llegaba tarde y sí salía los fines de semana a pesar de que se lo habíamos prohibido pero por lo menos no llegaba borracho ni drogado. Piera me pidió que le diéramos su tiempo y su espacio aunque claro que yo estaba bastante preocupado porque él había comenzado a faltar al colegio y eso no era nada bueno, pero siempre que le hacía una observación me decía: "No te preocupes, estoy cuidando las faltas, no quedaré libre". Cada vez me decía a mi mismo que debía confiar en él, darle un poco más de crédito dado que él había mejorado sus notas, pero no por eso dejaba de preocuparme.

En cuanto a Lucy ella finalmente parecía estar cómoda con Roxanne y Olivia, nos habíamos juntado a hablar y nos pidió disculpas luego de que nosotros lo hiciéramos pero aseguró que estaba mejor con ellas que con nosotros. No pudimos decirle mucho más, quiero decir, debe ser difícil para ella estar viviendo con dos hermanos que se aman y un adolescente problemático... además, como había dicho una vez, Roxanne podía comprarle cosas y consentirla.

Con Piera las cosas comenzaron a ir mejor una vez que hablé claramente con Darla. Sí, fije una reunión con ella y le conté cómo eran las cosas con Piera; a pesar de poner cara de horror en un principio y decir sentirse asqueada ella no parecía muy sorprendida. No le dije nada de que nosotros en realidad no sabíamos que no éramos hermanos, le dije que simplemente no nos gustaba comentarlo, pero ella me confesó que en más de una oportunidad yo llamé a Piera en sueños y era por eso que se mostraba tan territorial conmigo cuando ella estaba cerca. Aparentemente Brandon, uno de los pocos que sabía la verdad, no le había dicho nada acerca de que nosotros nos habíamos enterado hace poco que no éramos hermanos, y eso debía agradecérselo.

Cuando terminamos el café que habíamos ido a tomar, la acompañé a casa y ella se despidió con una amigable frase: "Cuando me dejaste supe que tenías mal gusto, pero no creí que fuera tanto como para meterte con Piera, todos saben el desastre que es". Yo le respondí con una carcajada y volví a casa, nada de lo que dijera de ella podía afectarme porque amaba cada parte de Piera, incluso lo desastroso que había sido en su pasado y lo cambiante que era en este momento.

–¿Cómo te fue? –consultó cuando ingresé a casa. Estaba seria, mirando la televisión y apretaba un vaso de cerveza en sus manos.

–Bien, ella se horrorizó al principio pero luego lo aceptó sin más.

–No es como si tuviera otra opción ¿No? –continúa de mala gana y sonrió porque, a pesar de saber que entre Darla y yo no iba a pasar más que una simple charla, ella estaba increíblemente celosa.

–¿Dónde está Rocco? –quise saber arrodillándome frente a ella para acercarme a su rostro y depositar un casto beso en sus labios.

–Hoy es viernes –respondió sonrojándose un poco, los viernes él no venía a dormir a casa. Esquivó mis labios durante unos segundos pero luego los besó con timidez.

Nos es como si no hubiéramos estado juntos últimamente, lo habíamos hecho bastante seguido porque estar con ella era como respirar pero ese día era un poco especial, si Darla ya sabía lo nuestro no tardaría mucho en hacerse la noticia del lugar en los próximos días. Ese día nosotros habíamos comenzado a estar oficialmente en una relación.

–Quiero estar contigo –susurré besando su cuello mientras le quitaba el vaso de cerveza para dejarlo en un lugar seguro. Es ella quien busca mis labios estaba vez y me acerca más a su cuerpo.

Piera no lleva más que una remera holgada y un short de algodón lo que es realmente tentador. Mis manos van rápidamente a sus glúteos para levantarla y dejarla sobre mi regazo, comienzo a acariciarla con suavidad mientras su pechos apenas cubiertos por su remera se aprietan contra mi cuerpo, puedo ver y puedo sentir su excitación en ellos y no me doy cuenta cuando mis manos se apresuran para poder masajearlos.

Trilogía Imposible: 3. Pide un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora