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Cierro la puerta de habitación con llave para no verme interrumpido por nadie y comienzo a escribir la carta para Emma...
"Emma:
Hola, soy Steven. Primero que nada, quiero pedirte perdón por escribir una carta y  no decirte las cosas habladas, pero mirarte a los ojos me pone muy nervioso y siento que hay muchas mariposas revoloteando dentro de mi estómago cuando lo hago. Tus ojos son los más lindos y brillantes que he visto. Hay muchas cosas que me gustaría decirte, pero supongo que te aburrirían, así que trataré de ser breve; desde el primer momento en el que te vi, supe de inmediato que serías la Señora Popcorn. ¿Por qué? La verdad, no lo sé. Sólo lo supe. Pero me pone muy feliz que ahora vivas conmigo, porque tenerte cerca y poder darte la mano cuando yo quiera es un sueño hecho realidad. Nunca pensé que podría enamorarme de una chica tan rápido, pero llegaste tú y me demostraste que el amor a primera vista es real. Esto empieza a convertirse en algo así como un cuento de hadas. Yo sé que este es sólo el principio, y si de algo estoy seguro, es de que tendremos un final muy muy feliz. Así que Emma... Me gustaría que fueras mi novia... Nada me gustaría más en el mundo que ser el hombre que te haga feliz. Escribo esta carta mientras tú estás en el trabajo. Voy a dejar la carta junto a un chocolate en nuestra cama, y si tu respuesta es sí, estaré esperándote en el cuarto de Duff con una sorpresa. Y si tu respuesta es no... Bueno... No lo sé... Adiós Emma.
Te quiere, Steven."
En cuanto acabo de escribir la carta, decido qué es mejor no volverla a leer. La doblo en cuatro, tomo un pedazo de cinta adhesiva y la pego arriba de una barra de chocolate. Estiro un poco las cobijas de la cama, y sobre la almohada, pongo la carta y el chocolate. Cuando Emma regrese del trabajo lo primero que hará será entrar aquí para cambiarse de ropa, o quizás para saludarme, así que se dará cuenta de lo que dejé en la almohada.
A pesar de haber sido una carta demasiado corta, me tardé casi dos horas escribiéndola, así que Emma podría llegar a casa en cualquier momento. Voy corriendo al cuarto de Duff, quien ya está esperándome ahí para decirle que tiene que hacer.
-¿Y bien? ¿Ya escribiste la carta?-
-Ya, la dejé sobre su almohada.-
-Bueno, ¿y ahora?-
-Yo me voy a quedar aquí. Le dije en la carta que si su respuesta era sí viniera a tu cuarto.-
-¿Y si te dice que no?-
-No lo sé... Supongo que no vendrá y ya...-
-Vale Steven... Suerte...- Duff me revuelve un poco el cabello y sale de su habitación, dejándome a solas. Me siento en su cama y observo por la ventana. Desde aquí puedo ver quién entra y sale de la casa, así que sabré el momento en el que Emma llegue.
Cuento los minutos hasta que la puerta se abre y veo entrar la rubia melena de Emma. En total fueron cuarenta y dos minutos. Una ola de nervio recorre todo mi cuerpo, me alejo de la ventana y me siento en la cama de Duff, sosteniendo entre mis brazos un ramo de flores de las cuales Emma no es alérgica, y cierro los ojos pacientemente.
Dos minutos más tarde, escucho como la puerta del cuarto de Duff se abre, y con todos los nervios del mundo, abro los ojos y me encuentro a Emma parada en el umbral. Me mira y suelta una tímida risita.
-Si quiero, Steven...- Se acerca a mí y me abraza con fuerza. Suelto un suspiro de alivio. Cuando se aleja de mí, le doy el ramo de flores y ella me sonríe. Se ve tan linda...
-Entonces... ¿Ahora soy la señora popcorn?- Me pregunta risueña.
-Si...- Digo un poco tímido.
-¿Te pasa algo?-
-No, no... Sólo estaba nervioso de que dijeras que no o algo así...-
-Te quiero mucho, Stevie...- Se acerca a mi, se para de puntitas y me da un tierno beso. La tomo de la mano y la llevo a nuestra habitación, en la cual los dos pasamos la mayoría del tiempo de nuestros días. Los dos nos sentamos en la cama y nos miramos fijamente.
-¿Le vas a decir a los chicos?- Me pregunta.
-Pues si, le voy a presumir a todo el mundo que tú eres mi novia...-
-Eres mi primer novio...- Dice sonrojándose.
-Pues me siento muy afortunado de serlo...-
-Si mis papás lo supieran probablemente ya me hubieran matado.- Dice riendo.
-No pienses así... Mejor piensa que mi abuelita va a estar muy feliz de conocerte.- Digo algo emocionado. Nunca le he contado nada demasiado personal a Emma. Me da miedo que piense algo mal de mí y que se aleje.
-¿No crees que tu abuela piense mal de mí o algo así?-
-¿QUÉ? CLARO QUE NO. SEGURO TE VA A AMAR Y TE VA A INVITAR TODOS LOS DÍAS A QUE COCINES GALLETITAS CON ELLA.- Emma se ríe y me tapa la boca con su pequeña mano.
-No tienes que gritar...- Dice entre risas.
-Entonces cállame...- Emma sonríe y me junta sus labios con los míos. Me gusta mucho como besa. Sus labios son suaves y carnosos, y tienen un peculiar sabor a sandía. Pongo mis manos en sus caderas y la sigo besando, subiendo de tono con cada segundo que pasa. De un momento a otro, mis hormonas se vuelven locas y lo único que quiero hacer es hacerla mía, besar cada parte de su cuerpo y decirle lo mucho que me gusta mientras estoy dentro de ella, pero me veo interrumpido cuando comienzo a besar su cuello y ella me aparta con brusquedad. La veo un poco confundido.
-No... Steven, lo siento... Aún no me siento preparada para... Ya sabes, hacer esto.-
-Yo... Lo siento, me volví loquito...- Digo riéndome algo nervioso. Seguramente ya notó el bulto de mis pantalones, lo cual hace un poco incómoda la situación.
-Está bien... Yo... ¿Podemos dormir? Estoy algo cansada por el trabajo...- Dice rascándose la nuca.
-Si... Está bien...- Emma se quita sus zapatos, y yo repito su acción. Se mete entre las cobijas y se acuesta dándome la espalda. Observo como cierra los ojos, y sin decir nada más, simplemente le doy un beso en la mejilla, y me acuesto en el otro lado de la cama.
Definitivamente Emma sigue siendo un misterio, pero el paso más importante, ya lo di. Porque ahora es mi novia, y lo único que me importa es que sepa qué tan enamorado estoy de ella, y se lo demostrare día con día, siendo el mejor novio del mundo...

One in a million. (Steven Adler) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora