– ¡Wow, papi! La vista desde aquí es asombrosa... ¡Mira todas esas luces!
Dijo una muy sorprendida niña de no más de 5 años a hombros de su rubio padre, mientras apuntaba con sus pequeños dedos a los autos que se veían como resplandecientes hormigas desde allí.
El muchacho sonrió enternecido.
–Lo sé, princesa.
–¿Siempre vienes aquí, papá?–Preguntó la curiosa pequeña acariciando la rubia cabellera y falsas orejas del chico.
La pregunta le tomó un poco desprevenido. Inhaló aire, y lentamente lo fue soltando mientras una nostálgica sonrisa se formaba en sus labios.
–Solía venir cada noche– Tenía la mirada perdida en algún punto fijo de la gran ciudad de París – Tu madre y yo nos encontrábamos sin falta cada atardecer, en este mismo lugar. Yo siempre la recibía con una rosa, ella siempre me decía que era su "gatito tonto". Patrullábamos, volvíamos aquí, charlábamos, yo decía horribles chistes de gatos... Pero ella me sonreía, y yo volvía a casa cada vez un poquito más enamorado. – una lágrima traviesa quiso escaparse pero él la limpió rápidamente.
–¿Y...era bonita? – soltó la niña en apenas un susurro que sacó al hombre de sus pensamientos.
–¿Eh?
– Mi mami...
Chat Noir bajó a su pequeño retoño de sus hombros para posteriormente cargarla en sus brazos y, así, poder verla de frente. La niña estaba sonrojada por la timidez y no se atrevía a ver a su padre a los ojos, al parecer sus dedos eran mucho más interesantes en ese momento.
Él sonrió. Sabía que lo hacía porque no quería verlo triste.
–Tu mami... – alzó la mirada de la pequeña tomando suavemente su barbilla– ...era la mujer más hermosa de este mundo.
–¿La extrañas?
– Como no tienes idea.– dijo sin pensar –Pero... – volvió a hablar el de ojos esmeralda al notar que semblante de su princesita nuevamente se tornaba decaído – ella siempre estará aquí – dijo tocando el pecho de su hija, señalando justo con su dedo índice en donde palpitaba su pequeño corazón. La niña sonrió con los ánimos renovados y comenzó a reír a carcajadas cuando sintió que las manos de su padre jugueteaban en su estómago, provocándole cosquillas.
–¡N-NO! ¡YA! ¡P-PARA! ¡¡AIRE!!
El rubio, sonriente, dejó en paz a su agitada hija mientras ésta tomaba grandes bocanadas de aire, volviendo su respiración a la normalidad.
Ésta, una vez se hubo calmado, soltó un largo bostezo mientras sus ojos comenzaban a pesarle.
El sol ya se había ocultado hace mucho, dando paso a una enorme y brillante luna rodeada de estrellas que podían observarse muchísimo mejor desde la cima de la Torre Eiffel. Tan alto que sólo un padre con súper poderes podría llevar a su hija hasta allí.
La pequeña rodeó con sus brazos el cuello del muchacho y escondió su rostro en su hombro con sus párpados cerrados y su tibia y lenta respiración golpeando la fría piel del joven Agreste.
–Te amo, papi. Nunca te voy a dejar.
Fue un susurro. Jamás lo hubiera escuchado si no fuera porque sus labios estaban tan cerca de su oído.
La sorpresa ante esas simples palabras, provenientes de su hermosa hija, se veía reflejada en los verdes ojos, que sentía se llenaban de agua salada de nuevo.
"Je t'aime, mon Chaton."
Contempló el cielo, y viendo, como en cada noche, el recuerdo de ella en él, dijo:
–También te amo, Emma.
"También te amo, mi Lady."
ESTÁS LEYENDO
Una vista genial [VIÑETA | LadyNoir]
FanfictionEl sol ya se había ocultado hace mucho, dando paso a una enorme y brillante luna rodeada de estrellas que podían observarse muchísimo mejor desde la cima de la Torre Eiffel. Tan alto que sólo un padre con súper poderes podría llevar a su hija hasta...