Parada 5: Jigyaku-ka no Ally.

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Uno a veces recibe el amor que cree merecer. Eso lo leí en alguna parte, en algún libro, de alguna biblioteca escolar... o ¿Fue alguno que me prestaron? En realidad da igual, a uno ya no le importa de dónde vienen las cosas, si tienes el recipiente en físico.

A veces mientras uno se la pasa entre los estantes de libros de la biblioteca suele encontrarse con miles de cosas, un montón de frases sin sentido que recrean, paradójicamente, un sentido distinto. Es gracioso ¿No? Para mí lo es al menos.

En fin, esta no es mi historia, no exactamente.

Es la historia de ella, una chica que deseaba convertirse uno con el mar.

Es algo así como la historia de la sirenita de los hermanos Grimm, ¿la has leído? Si no, solo puedo decirte que Ariel no se casó con el príncipe y en su lugar se suicidó ¿O la mataron? No lo recuerdo, el chiste es que ella muere y se convierte en la espuma del mar que ella rechazo. Cosas de la vida. Lo que sigue siendo algo con un toque de gracia melodramática.

Como sea.

La conocí exactamente en las orillas del mar, abrazándose las delgadas piernas con sus flacuchos brazos, parecía una ramita pálida de algún árbol extraño, doblado de una forma aún más extraña. Ojerosa, con la piel amarillenta, el cabello obscuro cortado en hileras irregulares, tenía moretones de gran tamaño, podría incluso decir que ella era un moretón en sí, había más hematomas en su piel que la misma piel amarillenta.

A unas personas les suele dar algo de lastima cuando ven a alguien de esa manera, sola, abandonada a las orillas del mar, llena de moretones, llorando, una niña maltratada mirando a la deriva, pensando seriamente ir ante el llamado de las olas. Pero... por extraño que pueda parecer, en realidad la gente que la conocía no le tenía la mínima compasión, al contrario, la aislaban más aun, la hacían a un lado como si se tratase de una pandemia mortal. Años después de que su deseo se cumpliera, conocí la razón de esto. Decían que estaba marcada por algún tipo de deidad de la destrucción. Ja, aún sigo riéndome luego de recordar a quien me lo dijo.

Podrían decirme ateo o hereje, pero no suelo creer en eso de las posesiones o los demonios, hay un Dios, sí, claro, ¿Por qué no? Pero eso es algo diferente a creer que hay criaturas que marcan niños como sus siguientes sucesores. Es un chiste viejo que a veces pierde gracia y roza lo absurdo.

Cuando la vi sentada allí, con los pies mojados y la ropa llena de arena, pensé en ayudarle, tal vez recibía maltrato en su casa, yo podría alzar una denuncia por ello, nadie tiene derecho en hacer puré a una niña. ¿Qué pecados podría tener alguien como ella?

—Ellos quieren que desaparezca, pero... yo no tengo a donde ir. —ella solía repetir mucho eso.

¿Qué podría contestarle yo?

Si tan solo fuera un poco menos egoísta tal vez le hubiera dicho que hay todo un globo terráqueo a donde escapar. Aunque, ¿Qué haría una niña sola en tan basto mundo? Nada. Y eso era lo peor.

Durante las noches, —porque ella jamás volvió a su casita, allá en el borde del mar, donde los pescadores salen. —recorría las orillas y cantaba una canción que solo los hijos de pescadores conocen, dedicada a los niños y a los peces, a los primeros para entretenerlos y a veces calmarlos cuando el dinero no alcanzaba más que para media comida en todo el día. Y a los segundos, para anunciarles una muerte segura. Porque eso sí, los pescadores de esta región suelen ser muy supersticiosos, ellos despiden a los peces de manera amable y les piden disculpas por alejarlos del mar, ellos creen que una vez que mueran, los peces les esperaran en el rio de la muerte para ayudarles a cruzar.

Leyendas.

A veces yo me desvelaba escuchándola cantar, ella no lo sabía, claro, a ella no le gustaría nada que yo la escuchara a escondidas.

Una niña que solo deseaba amor, una pizca de este.

Su padre murió en una noche de tormenta, consumido por el mar, el mar que tanto amaba, ella hablaba mucho de él, de cuanto la quería y cuanto lo quería ella a él.

¿Te imaginas que la única persona que te amé, muera?

Yo no.

Ella sí.

No es algo que uno pueda comprender así de sencillo.

Su madre enloqueció luego de que el hombre muriera, la quería, no tanto como su padre, pero la quería, le contaba historias antiguas sobre los pescadores y el mar, la luna y el sol, la sal y la espuma, las gaviotas y...

Ella, sé que ella aun lamenta el día en que mintió. Con los ojos húmedos y la risa cálida que guardaba una enorme tristeza detrás.

Si tan solo hubiese sido un poco menos egoísta hubiera sido capaz de limpiarle las lágrimas, mencionarle el basto globo terráqueo a donde podría huir, quizás incluso yo podría acompañarla a recorrer otros mares.

Yo aún me arrepiento de ello.

Tal vez así ella no hubiera caminado a la luz de la luna, riendo alegremente, para unirse con el mar, con su padre y con los peces.

Fue doloroso, sí, pero no había otra opción. Si hubiera sido un poco menos egoísta...

Nota: 

La canción es "Jigyaku-ka no Ally" de Amazarashi. Creo que hay una rara versión en Youtube, la original fue eliminada o limitada solo a Japón, lo cual es muy triste para mi TmT aunque si quieren la traducción esa esta en internet(? 

Gracias por leer. 

Tameyura. (Sip, ya me cambie el nombre de nuevo x'D)

A ti, para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora