Miró todo a su alrededor. Un verdadero desastre. Cajas, bolsas, polvo y manchas de pintura. Olores que no eran familiares. Sonidos incómodos de sus nuevos vecinos. Sintió el ahogo y lloró, como nunca antes. Lloró con todo el cuerpo, como esos dolores que desgarran. Como se llora cuando se tiene la certeza de una pérdida, cuando te enfrentas cara a cara con el caos.
- Me estoy equivocando. ¿Qué hice, qué hice?- habló sola, entre lágrimas.
-No me estoy equivocando, me estaba muriendo ahí, no era yo, no era feliz- se respondió a sí misma.
Reflexionó. Esa sería su nueva vida. Esa caja de zapatos, incompleta; esa cama, esa mesa; sólo eso iba a alcanzar para comenzar de cero. Ya no quedaba otra.
Agarró su celular, torpe y acongojada.
-Me fui de casa-.
Y con esas simples palabras, sentenció un final. Y encendió un comienzo.
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Crónica de una hoja en blanco.
General FictionNo está mal ser mi dueño otra vez, ni temer que el río sangre y calme.