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-Bienvenido a casa, Alex.- Le saludó Charles, sentado aún en la silla de la cocina, mientras Hank les miraba en silencio.

-Muchas gracias, profesor.- Le contestó, dándole la mano en un saludo cortés, mirando de reojo al castaño... Que parecía tener un olor dulzón, como a arándanos silvestres.*

-¿Te vas a quedar?- El rubio iba a respnderle, pero el embarazado le interrumpió. -Bueno, sea como sea quédate a comer, hay una silla libre al lado de Hank.- Charles parecía no saber del obvio enfado de Hank... O probablemente sí, y por eso lo hacía. No convenía ser amigo de un telépata.

-Claro, como antes.- Sonrió, sentándose en el lugar indicado con una sonrisa pícara.

Juró oír un gruñido por parte de Hank.

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La cena pasó bastante silenciosa, encontrándonos al final con un par de hombres, uno persiguiendo a otro.

-¡Espera, por favor! ¡Al menos dime por qué estás tan enfadado conmigo!- Pidió el ojiazul, ya empezando a entristecerse con la actitud del castaño.**

Éste último paró en seco, enfrentándole con la mirada... Aunque se notaba que su labio temblaba ligeramente.

-Porque prometiste visitarnos mínimo una vez a la semana... Y es la primera vez que te vemos en mes y medio.

Alex creyó que se le caía el corazón a trozos.

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*: Los alfas que encuentran su pareja destinada, solo pueden fijarse en el olor de su omega, que normalmente es más dulzón. Cada alfa cree que su omega huele a cosas distintas, en este caso, arándanos silvestres.

**: Cuando el omega destinado de un alfa le rechaza, ya sea así o viceversa, ambos sufren mucho tiempo, e incluso a veces pueden llegar a morir de pena. Los que sobreviven no vuelven a tener pareja, jamás.

||CHERIK|| - ‡Enséñame a amar de nuevo‡ - (m-preg) (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora