capítulo 21

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ERASE UNA VEZ MATEO
21

Muchas veces nos centramos en buscarle a todo un significado, una razón de ser,  nos concentramos tanto en hallarle el motivo que nos perdemos de vivirlo, de disfrutar y aprender la lección que teníamos que sacarle. Hace años me prometí a mi misma jamás hacerlo, me prometí vivir el momento y lo que el momento demandaba, disfrutarlo al máximo y ya al final si se debe acabar, llorar, pero no llorar de dolor sino de nostalgia, porque lo disfruté, lo extrañaré pero lo disfruté. 
Algo así me pasó con Mateo. 

Estaba realmente confundida y perdida en aquel momento, a veces no conciliaba el sueño, frente a él actuaba de forma normal, como si nada me estuviese pasando, pero por dentro cada vez que lo veía sonreír o mirarme fijamente a los ojos, me preguntaba si de verdad duraría para siempre. No quería que acabara. ¿Nunca has temido demasiado perder algo? Aunque al final  de cuentas sabes que no es tuyo, aun así temes perderle. 

Cuando estaba junto a Mateo era la persona mas especial del mundo, él siempre fue todo un caballero y hacía sentirme como la única persona del mundo que de verdad valía la pena.
Recuerdo ese viaje como el mas memorable, lleno de vida y las imágenes vienen a mi como en cámara lenta, haciéndome sentir aun cada una de las sensaciones, olores y sabores de nuevo. 
-Hoy toca ir a CERRO DE MONSERRATE, no esta muy lejos y tienen un teleférico - decía Daniel leyendo la guía de actividades que Cata hizo para nosotros. Los chicos estaban sentados en la mesita de café que teníamos esperando por que nosotras termináramos de arreglar nuestro cabello. 
-Siempre he querido montarme en un teleférico – dije emocionada mientras abotonaba mi saco azul que hacía juego con el de Mateo. 
-¿Te digo quien se montó en que en un teleférico? - Cata miró de reojo a Carmen quien río apenada. 
-Fue hace años - Carmen se defendió 
-Hablan del pobre chico que conoció en Las barrancas del cobre? Jajaja su primer virgen, ¿hace cuanto no encuentras a uno así mi Carmen? - Daniel se burlaba 
-Esos quedan casi extintos mi Dani – Carmen terminaba de acomodar su pelirroja cabellera, vestida con unos jeans algo desgastados, botas de frío  blancas y un abrigo precioso igualmente blanco con afelpado en el cuello, se veía divina.
-Bueno, ya estamos listas - anunció Cata con su atuendo muy a la moda y abrigado, bufanda con estampado de flores y un abrigo gris elegante. 
-Al fin! - Daniel se levantó y se dirigió a la puerta, sus rizos estaban escondidos en un gorro azul y llevaba una suéter deportivo del mismo tono azulado. - vamos o se hace de noche. 
-Apenas son las 9:15 Daniel, no exageres – Mateo se reía yendo tras él. Se detuvo un segundo y me miró sonriendo. Tomó mi mano. 

La idea de cruzarnos con Dulce me aterraba, pero por alguna razón ella solo aparecía cuando estaba solamente yo, hasta el momento mientras estábamos todos juntos no daba rastro de existencia. 
de alguna manera eso me hacía sentir mucho mejor.
Íbamos a pie a todas nuestras excursiones pues de esa manera alcanzábamos a conocer bien el lugar, Bogotá era precioso sin duda alguna.  Cata y Carmen iban ligando con muchachos locales y Daniel iba tras ellas, últimamente parecía muy irritado cuando Cata conseguía liarse con algún muchacho. <<hacen linda pareja>> 
Mateo y yo íbamos a nuestro ritmo, siguiendo a los chicos, yo con mi cámara y él observando el lugar, tenía en el rostro una sonrisa de esas que solo él sabe regalar, de esas que te hacen ir tranquila porque sabes que él lo tiene todo bajo control. 

-Estas muy callada últimamente preciosa – me dirigió la palabra mientras yo tomaba una de mis fotos al cielo. 
-A que te refieres? - intente disimular. 
-Te pasa algo Natalia, puedo notarlo, pero me gustaría que confiaras lo suficiente en mi como para que me cuentes – su voz era seria. 
-Confío en ti – dije en un tono inseguro, no sabía si hablarle del tema o callármelo. 
-Puedo notar que estas intranquila, así no vas a disfrutar el viaje como se debe preciosa – rodeo mis hombros con su brazo haciéndome sentir protegida. 
-De verdad estoy bien Mateo – trate de convencerme a mi también de lo que decía, trate de que sonara real hasta para mi – que me dices de ti? Fui a buscarte la otra vez y no estabas... - tenía que comentarlo.
-Ah si, me lo dijo Daniel, fui a fumar un cigarrillo al jardín, luego a tomar algo en el bar... viajar me trae un sentimiento de pesadez y siempre el primer día tengo que ceder a algún vicio - sonrío apenado 
-Aun recuerdas el pasado? - temía pronunciar "el" nombre.
-Muchas veces. El pasado es algo que siempre va a estar ahí Natalia es algo que no superas, son cicatrices de algo que viviste pero superaste a la vez, te hacen mas fuertes aunque aun te duelan de cierta manera y no esta mal que lo recuerdes, malo es forzarte a olvidar algo que aun te trae sentimientos. No es sano. - ahí estaba mi Mateo, tan sabio como siempre, hablando cosas muy delante de su edad. 
Su mirada se perdió un momento, parecía estar rebuscando entre sus recuerdos, en serio temía que aquel rostro torpe y sonriente de la chica que conocía estuviese en esos recuerdos... de formas en las que yo ignoraba y detestaba ignorar. Imaginarla junto a Mateo ocupando mi lugar me hacía sentir rabia, pero aun quedaba aquella duda de si era o no era la misma, tal vez yo exageraba ¿A quien preguntarle? <<A ella...>> 
Hicimos una larga fila para poder subir al teleférico, estábamos ansiosos a pesar de no ser la primera vez de ellos. Me gusta recordar sus rostros en aquel momento, enrojecidos por el frío y sonrientes por la emoción, las chicas dejaron de pensar en muchachos por un momento y comenzaron a disfrutar de la compañía, tomando selfies a cada instante y subiéndolas a redes sociales. Mateo rodeaba mi cuerpo con sus largos brazos y reposaba su barbilla en mi hombro, tenerlo tan cerca me hacía sentir segura, mientras me susurraba al oído "toma muchas fotos en tu mente bonita, mi linda fotógrafa de momentos"  eran cosas que quedaban entre nosotros, secretos y frases privados que solos nos pertenecían,  cosas que siempre le recordarían a mi y cosas que siempre me lo traerían a la memoria. ¿Algo así tiene un final?¿Con dulce tendría esa clase de recuerdos? 
Mateo tenía razón, no estaba disfrutando el viaje como era debido y todo por culpa de esa maldita duda que no me deja concentrarme en nada, el viaje en el teleférico fue fenomenal y tome muchas fotos, pero no estuve ahí del todo. Mateo me abrazó y me beso mucho, pero no fui suya del todo. No estaba siendo Natalia y lo odiaba pues recién la había descubierto.
Ya había tomado una decisión, iba a hablar con Dulce y saber de una vez por todas si era el fantasma al que tanto le temía. 

Cuando volvimos al hotel después de un viaje algo agotador todos queríamos echarnos en las camas, aunque yo en secreto buscaba ver a Dulce. ¿Como encuentras a una chica que solo se aparece cuando esta en problemas? Todo parecía muy tranquilo, sin duda no estaba ahí. 
Una vez que todos estábamos en nuestros respectivos cuartos, logré zafarme un segundo de las chicas con la excusa de buscar hielo y entonces emprendí la búsqueda de Dulce... 
Generalmente aparecía cuando no lo esperaba, así que hice lo que siempre hacía cuando me la encontraba... no buscarla. Caminaba hacia la maquina de hielo y un estruendo adelante anuncio que mi búsqueda había terminado. 
Unas piernas se asomaban de la gran hielera que parecía una caja blanca, una escalera estaba tirada en el suelo y una fina voz maldecía entre dientes.
-Como es que siempre estas metida en problemas? - no pude evitar reírme y levanté las escaleras ayudándola a salir.
-Natalia! Gracias a Dios eres tu... temía que fueras mi jefe, me hubiese matado... - terminó de bajarse de las escaleras – bueno ahora los huéspedes tendrán un poco de mi cada que tomen su hielo jejeje – cerro el candado de la maquina de hielos. 
-Suena asqueroso – puse la cubeta de mi habitación en el expendedor del hielo para sacar algunos. Caían automáticamente cuando el peso de la cubeta era detectado por el sensor. 

-¿Te gustaron los pastelillos? - acomodaba su uniforme
-Mucho... gracias - ¿Cómo comienzas una conversación? 
-Me alegro, si quieres más solo dime, hay un montón de donde vinieron esos – su sonrisa apenada parecía muy sincera... ¿Cómo alguien tan buena podía hacer tanto daño?
-No te vi hoy en el hotel – mi voz era nerviosa, automática. 
-Ah si, he estado en la cocina, mi jefe cree que causo muchos problemas afuera. Llámame loca pero no metes a la cocina a alguien que puede causar incendios... cada día es una hazaña ahí dentro – por alguna razón Dulce me recordaba un poco a... mi. 
-¿Tienes un momento para hablar? - decidí ir al grano
-Claro, estaba por comenzar mi descanso, no oficial – carraspeo con la garganta – pero no digamos nada ¿ok?
-jaja tu secreto esta a salvo - sonreí 
-Gracias, dime. - se sentó en el suelo, recargada a aquella maquina blanca. 
-Tengo curiosidad – me senté a su lado - verás... - no podía hacerle la pregunta así nada mas - verás, últimamente creo que vengo huyendo de un pasado... - decidí comenzar poniéndome en la situación, así le sería mas fácil hablarme de ello - tenía que hablarlo con alguien sabes? Tuve a alguien a quien ame mucho y le hice mucho daño y no se que hacer ahora... - rogué por que funcionase, por que abriese su corazón conmigo.
-Entiendo por lo que pasas – mi corazón se detuvo un momento mientras que en el rostro de Dulce desaparecía su característica sonrisa – al final aprendes a vivir con ello sabes? Me ocurrió el año pasado... no siempre he sido como soy ahora... y no me enorgullezco de lo que fui Natalia, la gente me lastimó mucho, todos me conocían y sabían lo que era... no había lugar seguro no había hogar – se detuvo por unos segundos, miro al techo y tomo un respiro – ahora puedo hablar de ello sin pena y me alegra.
Cuando yo era muy chiquita mi papá murió, mi mamá se casó con otro señor... un hombre desagradable pero con mucho dinero. Mi mamá se hacía de la vista gorda pero ella sabía que ese sujeto abusaba de mi todo el tiempo... luego no le bastó hacerlo él, me convirtió en una prostituta a los 15 años y mi mamá nunca hizo nada. De donde soy los chismes vuelan rápido y en poco tiempo ya no podía salir a la calle sin ser señalada... mi vida era un infierno. 
Un día llegaron un grupo de chicos que venían de fuera, nadie sabía de donde o a que venían, parecían solo querer pasar el rato – Sin darme cuenta, mientras ella hablaba yo contenía la respiración... esperando - él estaba entre ellos... lo conocí en un club donde trabajaba, él no sabía a lo que me dedicaba y por ello me trató como nadie en ese lugar lo hacía, con dignidad. 
Al principio creí que sería cosa de una noche y ya, que al enterarse de lo que realmente era, huiría como todos... que me trataría como basura. No lo hizo Natalia, Mateo jamás me miro como poca cosa... para él siempre tuve valor - ahí estaba, justo ahí estaba mi corazón rompiéndose en pedazos al escuchar el nombre del amor de mi vida en los labios de otra chica – escapábamos en las noches para poder vernos, para hablar de una infinidad de cosas, él me mostró un mundo que por mi misma jamás hubiese imaginado... yo sabía que ambos sentíamos mas que una atracción, sus besos sabían a amor, a cariño y cuidado... ningún hombre jamás me había tocado como Mateo lo hacía - <<Claro que se de lo que hablas...>> - me quería y yo lo adoraba. 
-¿Qué pasó? - pregunté después de segundos de silencio 
-El hombre de mi madre se enteró - abrazó sus piernas, ocultando su rostro en ellas – esa noche me golpeo y  a mi madre también, estaba furioso... me obligó a terminar con ese "jueguito" me dijo que ningún hombre iba a querer a una prostituta jamás. Habló con sus hombres, gente mala... iba a matarlo Natalia, en serio que jamás lo había visto así.
Hice lo mejor que se me ocurrió, una de esas noches en las que nos encontrábamos, después de haber estado juntos por ultima vez, mientras estaba dormido, saqué todo el dinero que tenía en su cartera y me desaparecí. Le hice creer a ese hombre que todo había sido por el dinero, le di todo lo que tenía ahorrado para demostrarlo, le prometí no verlo más y así fue. Un tiempo después cuando supe que aquellos extranjeros se habían ido, entonces hice lo mismo, hui a Colombia, llegué sin nada y me las he arreglado para sobrevivir,  cualquier cosa aquí es mejor que antes. Ya no lo volví a ver pero se que lo lastimé y no me arrepiento pues sigue con vida... es lo importante no es así? 
así que Natalia, si lo lastimaste estoy segura que no fue a propósito. - esperó un momento y luego sonrió -  Tal vez por eso congeniamos bien Natalia... vivimos algo parecido - << y amamos al mismo sujeto>> 
-Dulce... aun lo amas? - la pregunta del millón 
-Con todo mi corazón - la respuesta mas obvia, quien no amaría a Mateo? - pero seguramente él esta en otro lugar... tal vez ya logró olvidarme... ya esta feliz con alguien mas – porque sus palabras me dolían tanto? 
-El mundo es pequeño - susurre y me puse de pie – lamento haberte recordado ese episodio de tu vida – la ayudé a levantarse – pero tienes razón... gracias. 
-No hay de que - miró su reloj – ay por dios! Me pase de descanso no oficial... el chef va a matarme... nos vemos Natalia! - salió corriendo. 
-adiós! - no dije mas. 

Al menos ya no tenía la duda en mi cabeza...  si era la misma Dulce y estábamos en el mismo lugar... ella aun lo quería, ahora la pregunta era ¿Mateo sentirá algo por ella aun? ¿Qué hará si se entera que su Dulce esta en el mismo lugar que él? ¿Que hará ella? 
Todos merecemos amor, algunos tenemos la fortuna de encontrar a la persona que amamos y con quien compartiremos el resto de nuestra vida... pero como siempre, la vida es una perra que goza con el sufrimiento ajeno, y convierte a esa persona especial, en la persona especial de dos personas. 
No tenía idea de que ocurriría después... todo era tan incierto para mi.

Calipso

Érase una vez Mateo. (By Calipso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora