-Una vez más Eveline a cometido uno de sus "juegos", pero prometo, aquí delante de todo el pueblo que está será la última vez que suceda.-dijo el comisario delante de un montón de gente, con sed de venganza. - esta noche Eveline pagará por todos sus crímenes, hoy Eveline será quemada en la hoguera. Un grito de todos los abitantes de tierra sabia interrumpió el silencio que el comisario había creado con su discurso.
Eveline, salía de su casa atada por las manos y con dos guardias detrás de ella. Uno era alto y con cara de pocos amigos, el otro era igual de alto pero con unas facciones más demacradas y con varias cicatrices, seguramente con un pasado muy oscuro y cruel. Eveline, que no oponía resistencia, era una bruja de pelo rizado y canoso, los ojos de un negro tan penetrante como la muerte y unos dientes amarillos. El sol se iba ocultando entre las montañas y las estrellas empezaban a brillar en el cielo, la plaza estaba llena de gente, mujeres, niños y hombres, todos reunidos para ver como moría esta asquerosa bruja. Pero era bruja, por que no hacía un hechizo para apagar las llamas por que no cortaba las cuerdas con un embrujo, la idea de Eveline era más malvada que eso, era mucho peor.
Eveline subía las escalera al escenario, que tenía un palo rodeado por hojas secas y paja. Eveline se dejo colocar en el palo, le pusieron una bolsa en la cabeza los dos guardias se alejaron. Antes de que pudieran hacer nada Eveline dijo, -hoy me dejaré morir pero mi legado será mucho peor que mi muerte, todo los años, un día cualquiera,-decía la bruja con una voz ahogada a causa del saco que tenia en la cabeza-,una niebla inundará este valle y todo aquel que se encuentre dentro de ellas morirá. Sin dejar que dijera una palabra más el hombre con facciones demacradas tiro una antorcha a sus pies y el peor de los gritos resonó por todas las calles de un pueblo que no volvería a ser el mismo.
