Epílogo

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El epílogo será bastante más corto de lo que estáis acostumbrados a leer, no por nada en especial si no porque ha quedado así. Disfruten...

¿Cuantas cosas podían haber pasado en cinco años más? Muchas, definitivamente demasiadas. El tiempo corría como el agua, rápido y resbalándose entre los dedos. Guillermo ya con treinta y tres y Samuel con treinta y siete, tanto había pasado desde que se casaron. En primer lugar le habían dado el punto final a su etapa en YouTube, aunque como todo, fue con un proceso y una adaptación adecuada. Empezaron a subir menos videos y comenzaron también alguna especialización que les permitiera tener un trabajo fuera de aquella plataforma, lo que fue bastante fácil en verdad. Ambos habían empezado a trabajar en la misma empresa de insumos electrónicos y en un cargo similar, además de que Samuel tenía un cargo de enfermero en un hospital de la zona. No se les hacía tan difícil ya que no debían estar mucho tiempo separados. Por otro lado completamente distinto, resulta, que "El hermanito" de Gala no fue nada más ni nada menos que convertido en un "Los hermanitos" de Gala. Así es, al volver de la luna de miel Guillermo se hizo el primer ultrasonido, bastante más relajado que con Gala a decir verdad, y este reveló una doble razón para estar contento. Esperaban mellizos, nada mejor que aquello. Bien... Nada mejor que aquello una vez se asimila, ya que ni bien Samuel se enteró mientras hacían la ecografía, se desmayó. Evidentemente aquella situación había quedado para la historia de la pequeña gran familia De Luque - Díaz.

Hoy aquellos pequeños tenían ya cuatro años, su hermana mayor diez, y sus padres no podían estar más orgullosos de ellos, eran su luz, su vida, su todo. Puede que tuvieran la casa hecha un desastre y a Samuel algo estresado por la falta de orden y una rutina establecida pero aún así los amaban todo lo que un padre puede amar a un hijo, que no es poco.

Aquel era un fin de semana para salir, ya que Daniel, el hijo de los tíos Luzu y Lana cumplía sus diez años, y como grandes amigos de la familia que eran, debían ir a festejar el cumpleaños. Daniel tenía una hermana pequeña, Elaia, que aún no llegaba a los dos años de edad, con la que Gala siempre se la pasaba jugando. Amaba la idea de ser mamá, siempre jugaba a lo mismo, a tener una familia.

- ¡Papi! ¡¿Me ayudas?! - se oyó un grito de voz aguda por toda la planta baja de aquella casa, haciendo que Guillermo sacase el pastel del horno e inmediatamente fuese a ver que era lo que uno de sus tres hijos quería.

- ¿Que necesitas, Zeus? - dijo una vez hubo entrado en el living, dejando la manopla de cocina arriba de un pequeño mueble a la salida de la misma.

- No puedo... - se quejó el pequeño. Su cabecita estaba cubierta de un espeso cabello negro, al igual que su padre Guillermo, mientras que sus ojos eran más parecidos a los de Samuel, aunque en realidad, no se sabía diferenciar bien a quién pertenecían.

- Mira, te lo colocas y abrochas bien fuerte la correa al otro lado, ¿Ves? No es tan difícil. - dijo, abrochando aquello en lugar del pequeño. Ya era hora de que fuera aprendiendo a ponerse solito la prótesis.

Si, todo había sido alegría y entusiasmo al enterarse del nacimiento de los mellizos, aunque no todo fue color de rosas. Al nacer, se dieron cuenta que por una malformación que no tenía que ver con sus genes, Zeus había nacido con una sola pierna completa, mientras que la otra terminaba antes de que empiece la rodilla. Fue muy doloroso para todos, saber que a Zeus le costaría todo el doble que a su hermana gemela, Emma, quien había nacido sin tener problema alguno. Todos tuvieron que adaptarse, y evidentemente, que Zeus aprendiese a caminar fue muy costo, pero el pequeño era un luchador, y a la edad de casi tres años, y tras muchas sesiones de fisioterapia, pudo dar sus primeros pasitos solo, sin ayuda más que de su prótesis. La felicidad aquel día había sido abrazadora.

Historia de Vida - Wigetta MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora