Siete

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Tokio se sentía abrumador

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Tokio se sentía abrumador. No importa que estuviese en el último piso de un edificio de más de cien plantas, siempre sentías el caos de la ciudad en el entorno.

Su apartamento estaba espejado y la noche nocturna se reflejaba como si fuera la más bella de las pinturas. Las luces de neón le daban aquel toque único que ni siquiera ciudades como Sydney o Nueva York podían igualar. La Tokyo Tower se alzaba en todo su esplendor y, a pesar de no ser el edificio más alto, se lucía como si fuera lo único que brillaba.

Yuuri se sintió agradecido por primera vez. Había viajado a través de los diferentes universos desde que era un simple adolescente, y jamás pudo encontrar un lugar que igualara la belleza de su Japón. Durante una visita de viajeros de otros mundos había descubierto que su mundo era llamado el Japón Futurista, debido a los inmensos avances que la tecnología había conocido. Para él esto era una sorpresa: siempre pensó que si se lo proponían podrían llegar más lejos. Extremidades robóticas, órganos hechos de materiales 100% sintéticos que nunca envejecían, computadoras que desarrollaban sentimientos...

Era increíble pensar que, de hecho, ninguno de los universos que había visitado tuviera tal grado de avance. Se preguntaba incluso que universos que superasen al suyo podían existir y lo maravillosos que serían.

Pero no tenía tiempo para pensar en las superficialidades de su cómoda vida. Le había llegado un comunicado a través de su infiltrado en el Triadverso, el primer mundo en patentar el Pájaro de Fuego, a pesar de su bajo nivel tecnológico. El mensaje le decía que Viktor Nikiforov había desaparecido.

Viktor. Lo recordaba muy bien. Lo había conocido hacía varios años ya, cuando ambos habían ido a parar a una Australia aún colonial. Yuuri había llegado en un barco de mercaderes japoneses y Viktor había sido un explorador al servicio de la corona británica. La atracción había sido casi instantánea y habían vuelto repetidas veces a buscarse, parando siempre en un lugar más remoto que el anterior.

De todas formas no habían estado destinados a estar juntos. Yuuri no podía abandonar su mundo sin invadir la vida de otra versión suya. Era una relación destinada al fracaso, al menos hasta que la materia pudiese viajar a través del espacio-tiempo. Y aun así ¿quién le garantizaba que dos versiones de una persona pudiesen convivir en un mismo mundo? En su universo no había nadie que respondiera al nombre de Viktor Nikiforov, lo que significaba que estaba muerto o jamás había nacido. Sin embargo él podía ir a verlo de vez en cuando.

Pero aunque todos los obstáculos del mundo se vieran implicados, él tenía un enorme cariño por aquel Viktor en particular. Sabía que el chico era de enorme importancia, sobre todo por las investigaciones que estaba llevando a cabo. Hacerlo desaparecer le parecía una aberración pero no era una locura si lo pensaba detenidamente.

Se le apretó el pecho al imaginar a Viktor secuestrado. Había mil formas de llevárselo a otro lado, dónde nadie nunca lo encontraría. Podrían haberlo atrapado en otro cuerpo, mientras la otra consciencia estaba activa. O también...

Era mejor no pensarlo.

La puerta de su apartamento sonó con tres golpes. Un corto silencio. Luego seis golpes más. Otro silencio. Y un último golpe.

Un aliado. Alguien de su bando. Más que eso: era un aliado que venía de otro universo.

El amigable rostro de Phichit Chulanont lo recibió cuando abrió la puerta.

- Es bueno verte otra vez, Yuuri -exclamó risueño-. Tengo mis motivos para regresar.

- ¡Phichit! No creí que recibiría visitas hasta la próxima semana al menos ¿Traes noticias de Viktor?

Phichit hizo un asentimiento de cabeza, antes de escabullirse adentro de la casa. Llevaba su Pájaro de Fuego colgando del cuello. Aunque ya lo sabía, aquello le confirmaba que quien lo estaba visitando era el Phichit del universo del Triadverso. El del mundo de su Viktor. Aquello no quitaba que también tuviera muy buena relación con el Phichit de su mundo, y que este prestara a que su consciencia fuera desplazada por un par de horas.

- Alguien fue a buscar a Viktor -soltó de repente. Yuuri ahogó un gritito.

- ¿Fue La Tríada?

- No. Pero sí están involucrados, ya que han enviado a darle caza a quien está buscando a Viktor. Es su hermanastro pequeño, por cierto. Yuri Plisetsky.

Yuuri sabía de él. Viktor no paraba de hablar de su hermano, y le brillaban los ojos cuando contaba las hazañas del adolescente. Sonrió con nostalgia.

Phichit no le devolvió la sonrisa.

- Hay algo más ¿no es así? -inquirió. Phichit sólo suspiró.

- ¿Recuerdas que me dejaron inconsciente mientras robaban el Pájaro de Fuego? ¿Y que La Tríada intentó engañarme y convencerme de que Viktor había estado conmigo pero no lo recordaba?

- Has visto las cintas de seguridad -confirmó Yuuri, entendiendo todo-. Sabes quien ha sido.

- Sólo se quien se ha robado el Pájaro de Fuego. No estoy seguro si quien lo hizo era una persona de mi mundo o su mente había sido invadida por un viajero de otro universo. Si están al servicio de La Tríada o no, eso no lo sé.

- Dime -suplicó- ¿Quién lo hizo? ¿Quién participó en la desaparición de Viktor?

Phichit lo miró con pena. En el fondo, Yuuri lo supo, pero se desarmó en un grito de horror cuando su amigo se lo confirmó.

- Fuiste , Yuuri -dijo solemne-. Tu versión de mi mundo se robó el Pájaro de Fuego que se llevó a Viktor.

* * * *

¡Primer capítulo de nuestro katsudon! <3 Un poco corto, pero con muuuchas revelaciones ¿Cual les gustó/sorprendió más? ¿Alguna pista sobre por qué aún no hemos visto/sabido nada del Viktor desaparecido?

Les agradezco mucho por todo el amor otra vez <3 cada día me llegan más y más mensajes de lectores nuevos y no tengo palabras para describir lo que se siente ver que les guste tu historia :')

¡El domingo nuevo capítulo! ¡Un beso grande!

Cien mil universos a tu lado [Otayuri] - YURI ON ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora