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A la mañana siguiente, Sue volvía a ser la de siempre, y Kaillin se sintió fatal. Le hubiera encantado contarle todo, pero no sabía cómo hacerlo. Su amiga estaba loca por Adrian, aunque conocía otro Adrian muy diferente al que ella conocía. Le había dicho que jamás le perdonaría si llegaba a tener algo con él, y se preguntó si iba en serio. Aunque sólo había sido un beso que seguramente no había significado nada más. Tenía que hablar con ella, nunca habían tenido secretos, aunque sabía que no iba a ser fácil.

                Le tendió una coca-cola de lata y se sentó a su lado en el suelo.

                -Algo me dice que si me invitas a una coca-cola  es porque me vas a contar algo que no me va a gustar.

                Kaillin dejó escapar un suspiro.

                -Me conoces demasiado bien –repuso-. Tienes que saber que yo no tenía ni idea que Adrian era Iamonlymine. No podía ni imaginármelo.

                -¿Se lo has contado? –dijo Sue, directa al grano.

                Kaillin suspiró.

                -No, está furioso con Kai16, cree que lo dejó colgado sólo por ser quién es. Y no he sido capaz.

                -¿Y desde cuándo te importa lo que piense Adrian Hale si no quieres que sepa quién eres –Kaillin bajó la mirada. Su amiga abrió los ojos como platos-. Te gusta... -no era una pregunta-. Bueno, seamos realistas, quizás Kai16 tenga alguna oportunidad, pero... -dijo con crueldad.

                -Vaya, ¿tú de qué lado estás? –protestó Kaillin sorprendida.

                -Sólo quiero decir que será mejor que te olvides –repuso Sue con tono más conciliador-. No creo que alguien como él se fije en alguien como nosotras.

                Kaillin tuvo que hacer muchos esfuerzos por morderse la lengua. Pero ¿qué le pasaba a su amiga? ¿De verdad se iba a poner celosa?

                Aunque la conversación resucitó los temores que llevaban rondándole por la cabeza toda la noche y la mañana. Sí, la había besado, y había sido increíble, pero ¿qué habría significado para él, si es que había significado algo? Posiblemente el lunes se iría de aquel pueblo y no le volvería a ver, y cada vez que Emily pusiera su DVD sentiría instintos asesinos. Tal vez, después de todo, Sue tuviera razón, aunque hablara la envidia.

                Aquella tarde no tenía que trabajar y no encontró una excusa para convencer a su madre   de que no necesitaba estudiar y podía ayudarla, y Emily había ido al cine con unas amigas, así que estaba sola en casa. Había probado de llamar a Sue, pero tenía clases de repaso, así que decidió ver una película. Se puso su pijama más calentito, se preparó un buen cuenco de palomitas, y escogió la última de Leonardo Dicaprio, que puso en el portátil en su habitación, mirando con cierto pesar a la legión de posters de su hermana.

                Podía llamar al hostal preguntando por él, pero no quería parecer ansiosa por hablar con él, además se había dicho a sí misma que no le daría más vueltas. Se puso de espaldas a la parte de la habitación de Emily y se arrellanó entre cojines para ver la película lo más cómoda posible.

                Apenas llevaba diez minutos de película cuando sonó el timbre. Kaillin miró el reloj. Era demasiado pronto para ser su hermana o su madre. Tal vez Sue lo había pensado mejor en el último momento.  Se dirigió con paso veloz a la puerta principal y encontró a la última persona que esperaba ver.

Sólo mío [Próximamente editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora