Capítulo 1

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Hola mis ternuritas!

Ya sé, que diablos tiene está mina en la cabeza para seguir sacando tantas pendejadas? Lo siento! Pero de verdad quería sacar un fic con temática mafia, y varios de mis contactos me han hablado de Osomatsu rubio que completo el rompecabezas que me faltaba, así que esté es el resultado deforme.

Le dedico el fic a todos los que me dieron esa idea aun sin saberlo, se les quiere.

Bueno, es un capítulo de prueba a ver que salé de esto.

La pareja que parte de la historia es el KaraChoro, aunque con el paso ya saldrán el OsoChoro y KaraIchi, también tendrá AtsuTodo.

Ni la imagen ni el anime son de mi pertenencia.

Espero que les guste.

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Para bailar tango primero se escucha la música. Jamás se trató de la manera en que se hiciera sino de la forma en que se sentía.

Frente a un gigantesco espejo, con gastados y sucios focos plateados alrededor, me acomodo la primera pestaña postiza, justo en el trazo negro que deje con el delineador en plumón, debajo de la sombra verde brillante, resaltando un tenue, aunque atrevido, rubor. Con éxito prosigo hacia la segunda, acomodando mi flequillo para tener mejor visión, inclinándome un poco más cerca sobre lo que pretendía ser mi tocador.

Segundo, se comienza con el abrazo.

Con una expresión neutra paseo mis manos por mi ceñido vestido azul, acomodando las arrugas y las imperfecciones de la tela, metiendo mis pies dentro de esos incómodos, pero llamativos, zapatos rojos de tacón. Y abrazo mi nueva esencia, me aferro a esa femenina y delicada máscara con un centelleo sabor a cereza y un sonrojo casi tan natural que desencajaba con el cuadro. Cuanta inocencia.

Tercero se mantiene una postura perfecta.

Aguanto la respiración al echarme de ese exageradamente dulce perfume, sin dejarme caer a pesar de los parches y las heridas que ahora se encontraban adornando mis pies.

Cuarto, practico los pasos yo solo.

Esbozo mi mejor sonrisa en frente del espejo, ensayo mis diálogos, mis risas, mis movimientos. Todo sea para engatusar, todo sea para facilitarle las cosas a él. Hace años le había obsequiado está maltrecha alma. Estaba perdido.

Y finalmente, cuando estoy listo, practico con mi pareja.

Dejo de ser el simplón Choromatsu para convertirme en la bella y admirada Choromi, ingresando con un suave contorneo de caderas hacia el bar, con una mano siempre en la cintura, alzando el mentón, profesándome orgulloso al ser el centro de las miradas. El centro de su atención.

"Llegas tarde" Todomatsu me agarro del brazo, empujándome hacia la barra, con una expresión de fastidio y arrogancia "Está bien que te tomes tu tiempo para mentalizarte, pero los sujetos han estado esperando desde hace un buen rato"

"Lo lamento" Su ceño se relajó al regresar a su adorable y embustero encanto "No volverá a pasar" Un guion prefabricado de orillas recordadas. Tramposo.

"La segunda mesa del centro" Su aliento sobre mi oreja consiguió que un escalofrío azotará mi columna vertebral, y mis muñecas tiritaran haciendo rechinar mis pulseras "El grupo de idiotas con trajes azules ¿Los ves?" Acomodándome un mechón de la peluca detrás de mi oreja los visualice.

"Se ven bastante comunes" Fue la respuesta que le otorgue al ser incapaz de encontrar algo extraordinario en aquel lastimero cuadro. Aspirantes en lindos trajes nada más "¿Qué es lo que están buscando con Karamatsu?" Patéticos.

El tango de ChoromiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora